Jazz
Antonio Malacara
Hasta el último alientodeja de ser una frase hecha y se despliega en el más amplio de los sentidos cuando hablamos de Fernando García Olmedo, de su pasión por el jazz, de la firmeza y la lucidez con que abordó, produjo y condujo La hora del jazz durante 33 años, hasta que un infarto lo sacó del aire poco antes de que el maestro cumpliera 91 años de edad.
Desde hacía cinco años, Fernando viajaba a Ciudad de México una o dos
veces al mes para grabar el programa que se transmitía todos los
miércoles de 22 a 23:30 horas. Su hija Patricia iba por él a Santa
María, poblado cercano a Tulancingo, y juntos iban depurando planes y
pensamientos hasta llegar al Instituto Mexicano de la Radio (Imer).
Su última producción en la frecuencia de Horizonte 107.9 apareció el
22 de febrero de este año, con un programa dedicado al trompetista Pete
Candoli. Un mes después, el sábado 25 de marzo, el maestro fallecía en
el hospital MacGregor, aunque la historia, por supuesto, había empezado
mucho tiempo atrás.
Roberto Fernando García Olmedo nació en Tulancingo, Hidalgo, el 7 de
junio de 1926. A los 13 años ya trabajaba en una fábrica de jabón y poco
después su hermano lo iniciaría en el arte de la relojería, oficio que
le permitiría emigrar al Distrito Federal en 1957, junto con su esposa y
su primera y única hija en brazos.
Aunque el gusto por la música había sido siempre muy evidente,
contaba el propio Fernando que fue hasta la consecución de un radio de
onda corta, todavía en Hidalgo, cuando se dio cuenta de que había música
diferente y que había algo que se llamaba jazz. Fue entonces que empezó
a comprar y a escuchar discos de jazz.
Radicando ya en la ciudad de México, se fue documentando y adentrando
en los terrenos de la música alternativa en general y del jazz en
particular. Su conocimiento sobre el tema y su elocuencia le permitieron
empezar a hablar de jazz como invitado en diferentes programas de radio
y televisión. Grandes personalidades del medio, como Juan López
Moctezuma o Emilio Ebergenyi, lo buscaban para intercambiar música o que
los acompañara en diferentes transmisiones.
Ya en los años 70 se convirtió en el presentador oficial de los
conciertos de jazz en la Casa del Lago y de los conciertos en general de
El Ágora, uno de los espacios culturales más importantes de este país,
donde uno podía encontrar los mejores libros y discos (y un café
regular) y donde Fernando terminó por dirigir este departamento de
discos, en el que abundaban textualmente las joyas fonográficas.
En 1984, Estéreo Joven le abre las puertas para un programa
radiofónico estelar, y Fernando García Olmedo permaneció siete años con
las transmisiones de La hora del jazz. Es en esta época que
consiguió una entrevista telefónica con Miles Davis, convirtiéndose en
el primer (y único) periodista mexicano en lograrlo. De 1991 a 2001
llevó su programa a la frecuencia de Opus 94, hasta que la arritmia
cardiaca y la incompetencia de ciertas autoridades del Imer lo llevaron a
separarse y el maestro se retiró a su casa en Hidalgo.
En octubre de 2012, y gracias a la ayuda de Germán Palomares Oviedo,
Roberto López y Érik Montenegro, lograron localizar y entrevistar a
Fernando para hacerle un homenaje dentro del ciclo radiofónico En octubre jazz, en Horizonte, pero este homenaje se extiendió al punto de que a los 86 años, Fernando García Olmedo regresó a la radio.
Los siguientes son algunos comentarios alrededor del maestro:
Héctor Infanzón:
Era un gran conocedor del jazz, sobre todo de los años 40 y 50. Sabía mucho y era muy entusiasta en su trabajo. Yo lo conocí en 1978, en un concierto en la Casa del Lago, donde él conducía y comentaba las presentaciones. Me acuerdo que nos decía cosas muy bonitas, que teníamos un gran futuro, y eso era muy halagador.
Ana Ruiz:
Era una persona muy interesada en todas las manifestaciones nuevas, aunque era un gran conocedor del jazz tradicional, pero se interesaba en lo nuevo que estábamos haciendo con Atrás del Cosmos y nos daba total libertad para tocar lo que quisiéramos en El Ágora. Se le recordará siempre como un caballero, como un gran impulsor del jazz.
Germán Palomares: “Me parece que es pieza clave en el desarrollo y en
la difusión del jazz en México, porque era quizás el único referente de
los años 50 y 60. Me parecía imposible que hubiera hablado con Miles
Davis, pero no se amedrentó con las respuestas un poco agresivas que le
dio.
Uno más. Descanse en jazz.
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