Pedro Echeverría V.
1. Yo digo que eso de las encuestas político/electorales son chupadas
o jaladas con las que efectivamente engañan a la población. Pienso que
en vez de encuestadores hay muy buenos calculadores o planeadores que
desde sus oficinas dividen y subdividen estados, ciudades, pueblos e
informan –según el partido o empresario que pague- quién va adelante o
quién va atrás. Yo también hago cálculos políticos que me sirven para
analizar, pero no son efectivos porque no tengo medios –como los
televisivos- para propagar mis encuestas. Luego leo que hay que
fundamentar una metodología, pero eso es muy fácil inventarlo, pues
nadie la probaría.
2. La mayoría de los electores votan o se inclinan por el partido o
personaje que le dicen con insistencia por la televisión y las
encuestas, que va adelante. Pero cada semana o después de algún
acontecimiento importante cambian los resultados de acuerdo a
estrategias políticas de cada momento. Inmediatamente la gente que no
piensa (porque le da flojera hacerlo) es la mejor propagandista de lo
que ve por TV. Esto me hace pensar en López Obrador que al inicio de sus
tres campañas siempre ha festejado y repite que va adelante, luego las
encuestas informan que empieza a caer y después lo declaran perdedor
“porque cometió errores”.
3. las elecciones de 2006 fueron muy evidentes: las encuestas y la TV
mantuvieron a AMLO muy por encima de todos; estuvimos plenamente
convencidos de que así era. ¿Qué pasó después? Que el empresariado dio
la orden de que “por ningún motivo debía ganar y por ello había que
bajarlo”; entonces las encuestadoras –todas de acuerdo por el dinero que
recibirían- se fueron igualando hasta caer. Yo, como tonto o tarado,
llegué a pensar que las encuestas eran “científicas” porque se acercaban
al resultado de las elecciones; cuando debí pensar lo contrario: dado
que las empresas son manejadas por los empresarios y la TV, eran las que
dirigían el proceso.
4. Los organizadores de las encuestas, siempre al servicio de la TV,
obtienen en los periodos de campañas, muchos cientos de millones de
pesos que dividen con las televisoras. Por ejemplo: Antes que entrara
Del Mazo a la campaña del Estado de México, la candidata de Morena
(Delfina) ocupaba el indiscutible primer lugar en la encuestas; apenas
entró Del Mazo se informó que éste iba en primer lugar. Ayer se informó
que López Obrador –que lleva en campaña desde el año dos mil (18 años),
cuando obtuvo la jefatura del DF- que apenas lleva un punto de ventaja
sobre Margarita Zavala (esposa de Calderón) que nunca en su vida ha
hecho campaña. ¡Una jalada!
5. Me da la impresión que los políticos contemplan a los electores
como tarados o, por lo menos, muy ignorantes en política. Gastan miles
de millones de pesos (claro, del presupuesto público) en pago de
propaganda por TV y pagando encuestas para que el partido aparezca en
primer lugar porque saben que allí está el quid del asunto. No hay, no
ha habido político en México que haya recorrido (aunque una vez) los dos
o tres mil municipios de la república mexicana; López Obrador, como su
fuera una “locura”, “pasión”, “deporte”, “convicción”, los ha visitados
cinco o seis veces; por ese trabajo todos los candidatos deben retirarse
avergonzados y entregarle la Presidencia.
6. Pero López Obrador es derrotado “por orden y obligación”. No es
cierto –como dicen los yanquis- que AMLO sea un izquierdista que ponga
en peligro a México, porque él es un simple socialdemócrata como muchos
gobiernos europeos de antaño; ni tampoco que con la “segunda vuelta” se
arregle la democracia porque las “segundas vueltas” son estrategias de
la clase dominante. Pero pronto los diputados sirvientes del PRI, del
PAN y todos sus seguidores votarán por lo que conviene al PRI. Esos dos
puntos son básicos para PRI, PAN y empresarios para evitar que López
Obrador obtenga la presidencia. Así se repetiría el bloqueo a su
triunfo.
7. Así que no hay que olvidar que las encuestas son absolutamente
falsas, tramposas y siempre obedecen a una estrategia del capital. Yo,
aunque no voto, simpatizo con López Obrador porque es el único que toma
en cuenta a la población y puede hacer mucho por ella. Pero no puede
olvidarse que este sistema se llama capitalista porque quienes mandan
imponiéndose son los más grandes millonarios. Pero seguiremos luchando
hasta morir por destruir este sistema de desigualdad económica, social y
política. Por ello esto de las encuestas, los medios de información,
las constituciones y legalidades sólo son jodas que nos pone la clase
dominante. (11/IV/17)
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