4/15/2017

Un abrazo que unió dolor, alegría y música



El femicidio de Micaela
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Micaela García, joven activista argentina de la provincia de Entre Ríos, que murió asesinada por un violador serial. Un caso que conmovió al país y a la región.



Multitudinaria despedida a Micaela García en Concepción del Uruguay. Hubo banderas, emoción y militancia. Y un llamado del Indio Solari, que cantó a través del teléfono. Fueron miles: familiares, amigos, compañeros de facultad y militancia de la joven asesinada. También, dirigentes sociales y políticos. Todos, con la consigna “Por vos juramos vencer”.


Miles de personas, entre ellos, familiares, amigos, compañeros de facultad y columnas de militantes del Movimiento Evita participaron del velatorio de Micaela García en Concepción del Uruguay. La ceremonia de despedida en el Centro de Educación Física (CEF N° 3) de la ciudad entrerriana tuvo dolor, baile, alegría, música, banderas y compromiso político, todos los ingredientes que pidió la familia para homenajear a la joven asesinada. Incluso, en el medio del cortejo, el Indio Solari se comunicó con los padres de la víctima y cantó, por teléfono, unas estrofas del tema preferido de Micaela.

Luego, una multitud caminó hasta el cementerio local para el último adiós a la joven. Cuando a las 8.30 de la mañana se abrieron las puertas del Microestadio del CEF N°3, ubicado a pocos metros del Río Uruguay, no se divisaba la multitud que finalmente se acercó, en todo el día de ayer, a la ciudad entrerriana de Concepción del Uruguay para despedir a Micaela. Es que en ese horario llegaron, primero, los familiares y amigos más cercanos de la joven estrangulada el sábado 1° de abril en Gualeguay. En el estadio ya se encontraban Néstor García y Andrea Lescano, los padres de la “Negra”, tal como era apodada Micaela desde sus primeros años.

También aguardaba para dar comienzo a la ceremonia íntima su novio y compañero de militancia en el Movimiento Evita, Alejandro Jacquet. Tras una hora y media de un velorio íntimo, el “abrazo a Mica” se abrió para todo el público. Mientras los móviles televisivos se ubicaban para registrar la ceremonia, decenas de militantes colgaban de las gradas del Microestadio las primeras banderas que homenajeaban a la joven militante. Una de las insignias más grandes retrataba a Micaela con un aerosol y el lema “Las paredes se limpian.

Las pibas no vuelven”. Un mes atrás, la “Negra” había pintado un mural con esa misma frase, con el objetivo de difundir los reclamos del movimiento de NiUnaMenos. “La queremos despedir con alegría, como ella quería”, explicaba en plena mañana ante los medios la mamá de Micaela, Andrea. En el salón se instalaron dos pantallas gigantes que mostraban fragmentos de la vida de esta joven de 21 años: desde sus participaciones en campeonatos juveniles de gimnasia rítmica, bailes de colegio hasta grabaciones de la “Negra” donde remarcaba su compromiso político.

Todos los clips eran acompañados con el hashtag #TodossomosMicaela, que se viralizó durante todo el día en las redes sociales. Entre video y video, la música fue protagonista: Silvio Rodríguez, Patricia Rey y sus Redonditos de Ricota, La Renga y varias bandas de cumbia sonaban a todo volumen por los parlantes del estadio. Los bombos y el ruido también se hicieron oír. Al mediodía, cientos de militantes del Movimiento Evita y la JP Evita ingresaron al Centro de Educación Física entre cánticos, saltos y banderas de esas agrupaciones políticas, tal como lo harían en cualquier otra manifestación.

El tema de presentación “Abran paso, llegó la JP” sufrió modificaciones para explicar que Micaela “estaba en sus corazones”. A esa altura, el estadio estaba colmado y entre los presentes apareció Emilio Pérsico, referente del movimiento al que pertenecía la joven militante. También estaban el ex canciller Jorge Taiana y el senador Juan Manuel Abal Medina. Lo que sí faltó en el festejo, por expreso pedido de los familiares, fueron las ofrendas florales. En su lugar se dispuso un buzón para donar dinero y así, crear una Fundación en homenaje a Micaela. “A partir de mañana me ocuparé legalmente de este tema. Todavía no tenemos el nombre pero estamos seguros de hacer una institución que se encargue de mantener los ideales que tenía la Negra”, contó Andrea, mientras vestía una camiseta amarilla con el número 9, la misma remera que usó su hija en el curso de profesorado de Educación Física en la ciudad de Gualeguay. La madre también usó un rosario bendecido por el papa Francisco.

La sorpresa llegó mediante Whatsapp. Al celular del padre de Micaela, Néstor García, llamó el ídolo de su hija: Carlos Solari. En la comunicación telefónica, amplificada por los parlantes del estadio, el cantante expresó que, pese a sus problemas de salud, “quería estar de alguna forma”, y agregó que “Micaela era una chica muy solidaria, un ejemplo de piba. Pero, como siempre, los buenos se van antes”. –Indio, ¿te puedo pedir un favor? Mi hija volvió muy enojada con vos del último recital (en Olavarría) porque no cantaste “Juguetes Perdidos”, ¿podés cantar algún reglón? –preguntó Andrea cuando su esposo le pasó el teléfono. Tras el pedido, Solari cantó la primera estrofa de aquel tema de

Los Redonditos de Ricota y se disculpó “por olvidarse la letra”. El cantante se despidió entre los agradecimientos de los padres y los aplausos del público en las gradas. El féretro de Micaela se ubicó, durante todo el día, en uno de los extremos de la cancha, donde era cubierto por rosarios, pancartas y remeras que dejaban quienes se acercaron a despedir a la joven militante. “Por vos juramos vencer”, rezaba, en la gigantografía con su imagen, la consigna con la que habían convocado sus compañeros de militancia para este abrazo popular.

El cierre del cortejo le correspondió a su padre. Luego de las palabras de sus compañeros de facultad y de Damián Castro, referente del Movimiento Evita de Concepción del Uruguay, García pidió que “hagamos el país que Micaela soñó”, ante el silencio total de todos los asistentes. “Mica, tus sueños ya lo empezaste a hacer realidad y se ven en el corazón de cada joven que está acá y que antes no estaba comprometido”.

A las seis de la tarde, cuando comenzó a oscurecer, la multitud abandonó el Centro de Educación Física para realizar una caminata hasta el cementerio local de Concepción del Uruguay, ubicada a 150 kilómetros del campo donde fue atacada sexualmente y estrangulada Micaela. La lenta procesión –no por el ritmo sino por cantidad de gente que transitó las 25 cuadras que separan el CEF N°3 del cementerio– se caracterizó por conservar el mismo color que tuvo la velatorio de despedida: aplausos, banderas de Nuevo Encuentro, Frente de Mujeres y CTEP que se sumaron a las columnas del Movimiento Evita y un canto que se repitió durante varios minutos. “Micaela presente. Ahora y siempre”. “Micaela no hacía caridad, sino que se metía en el barrio para poder cambiar la realidad.

Ella quería que los chicos con necesidades tengan un futuro”, expresó García ante los medios, una vez que terminó el acto en el cementerio. El padre volvió a remarcar que no “busca venganza ni justicia por mano propia, ni mucho menos represión”, sino que “hay que luchar para cambiar ciertas estructuras de nuestra sociedad”.

También confirmó que cumplirá otro de los deseos de Micaela: sus restos serán esparcidos, una vez que acaben las autopsias judiciales, en la Villa Mandarina, el mismo barrio que concurría todos los sábados la “Negra”, “para ayudar a los que más lo necesitan”, indicó García.

Fuente:https://www.pagina12.com.ar/31280-un-abrazo-que-unio-dolor-alegria-y-musica 

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