Gabriela Rodríguez
Hay que reconocer
la modernidad cultural de quienes viven en la Ciudad de México, en este
territorio se reconoce la capacidad política de las mujeres y se valora
a la ciencia como verdad. Como movimiento, el feminismo logró develar
la manera en que la diferencia sexual se ha traducido en relaciones de
poder; en tanto que los teóricos de la modernidad nos ayudan a
comprender el proceso civilizatorio que llevó a que las sociedades
separaran a la religión de la ciencia, así como a ubicar a la primera
como esfera moral y a la segunda, como criterio de verdad.
Estos rasgos de modernidad se expresan en la reciente y controvertida
encuesta de Morena para sondear las opiniones y preferencias en cuanto a
la futura
Jefa o Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, así dicho: en femenino y en masculino, tal como quedó escrito en el artículo 37 A de la Constitución de la Ciudad de México, la cual superó al texto de la Constitución federal, al reconocer que también una mujer es capaz de ocupar la más alta investidura de la ciudad. El estudio de opinión también deja claro el valor que partidos y ciudadanía otorgan a las encuestas como acercamiento a la verdad. Efectivamente, algunos paradigmas funcionalistas miden cuantitativamente las opiniones y comportamientos de la sociedad recurriendo a instrumentos estadísticos de muestreo, que en la medida que comprueben la representatividad de los encuestados y precisen una metodología replicable, cobran valor de verdad. Admito que estoy entre quienes valora el método y los resultados de las encuestas como un útil acercamiento a la realidad, esta última siempre inalcanzable. Pero como antropóloga social, veo a las encuestas como un mapa relativamente superficial de los procesos y percepciones sociales, y como un instrumento de gran utilidad a la hora de decidir estrategias políticas, incluyendo las electorales.
El ejercicio estadístico de Morena cubrió mil 311 encuestas
domiciliarias efectivas con base en un muestreo aleatorio con
probabilidad de elección proporcional al tamaño de la lista nominal, de
110 secciones electorales en la Ciudad de México, llegando a 22 por
ciento de jóvenes y casi 30 por ciento de adultos de 36 a 50 años, 20
por ciento de quienes están entre 51 y 60 años, y 26 por ciento de
mayores de 60.
Los consultados señalan la inseguridad, la delincuencia, el desempleo
y el agua como principales problemas de la ciudad, y 64.4 por ciento
considera que la corrupción está creciendo. Hay cambios en el uso de
medios: la televisión es el medio principal donde se enteran de las
noticias (62 por ciento), 18 por ciento lo hace por Internet y 6.8
mediante los periódicos.
Pero vamos a la controversia, a las opiniones sobre los cuatro
personajes aspirantes a la Jefatura de Gobierno por Morena. La encuesta
confirma tendencias que otros ejercicios ya venían mostrando: el
crecimiento de Claudia Sheinbaum. En el último mes ella rebasó a los dos
que venían como delanteros y en virtual empate técnico: Martí Batres y a
Ricardo Monreal. Un 43.5 por ciento afirma que votaría por Sheinbaum,
26.1 por Monreal, 24.8 por Batres y 14.7 por Delgado. Me llama mucho la
atención la coincidencia de estos datos con el que arrojó la encuesta de
Excélsior, publicada el mismo día que se difundió el triunfo
de Claudia Sheinbaum, el ejercicio de Ulises Beltrán registró que 45 por
ciento de población abierta prefiere que Sheinbaum sea la candidata de
Morena, 26 por ciento se pronuncian por Monreal, 23 por Batres y 6 por
Delgado (Prefieren a Sheinbaum, la siguen Monreal y Batres, Excélsior/
24/08/17). Otra encuesta encargada y difundida por el propio Ricardo
Monreal cinco días antes, ratificó que la única mujer aspirante estaba
prácticamente en empate técnico con quien ahora desvirtúa el estudio de
opinión de Morena (Excélsior/21/08/17). Pero la parte que yo
valoro más del estudio de Morena son las opiniones buenas y malas, me
parece que es determinante que 39.4 por ciento expresen buena opinión de
Sheinbaum, que solamente 15.9 le den opinión mala y que 30 por ciento
la considere muy honesta; frente a 31 por ciento de mala opinión que
registra Monreal, quien alcanza 20.9 de buena opinión, pero 34 por
ciento lo valora como nada honesto. Sin embargo, ganarse a la ciudadanía
es un reto colosal: A la pregunta ¿A quién prefieren como
candidato (en masculino) de Morena, 23 por ciento contestó que a ninguno y 37 por ciento, no sabe o no contestó.
Pero es un hecho que quienes quieren participar no se
inclinaron por políticos tradicionales sino por una mujer científica
para gobernar. Ella tiene una trayectoria ideológica de izquierda y no
es no es tecnócrata, es experta en la aplicación de nuevas tecnologías
que buscan resolver los problemas de las ciudades del siglo XXI. Todo
investigador puede alterar los resultados de un estudio de opinión, no
sólo la metodología y las correlaciones estadísticas son claves para
calificar su validez, la confianza cuenta mucho, más allá de la ciencia,
ésta se gana con una ética persistente.
Nota importante: Se impone la cultura misógina a pesar del mandato de
la SCJN para juzgar con perspectiva de género. El Tribunal Estatal
Electoral ordenó restituir a Rosendo Salgado, delegado estatal de Morena
en Durango, quien había sido suspendido en sus derechos partidarios por
acoso sexual. La Comisión Nacional de Honestidad y Justica dio valor
probatorio al testimonio de la víctima, por la existencia de relatos
verosímiles de actos lascivos, acoso verbal, insinuaciones y tocamientos
lujuriosos, que son coincidentes con las narraciones de testigos en
audiencia, las cuales precisaron circunstancias de tiempo, modo y lugar
sobre las acciones lesivas perpetradas. Largas entrevistas que tienen
mayor validez que cualquier encuesta de opinión. El tribunal desvirtúa
la voz de la víctima y califica como insuficientes sus declaraciones,
sin más, restituyó al imputado.
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