LA HABANA, 31 ago 2017 (IPS) -
Cuando parecía un asunto zanjado en la sociedad cubana, activistas
feministas y especialistas miran con preocupación rebrotes públicos del
discurso contrario al aborto, que condena esta práctica en un país donde
es seguro y gratis desde hace más de medio siglo.
“El discurso Pro Vida (antiabortista), como tantos otros elaborados
para dar argumentos a favor de restaurar medidas represivas contra el
aborto, ignora como siempre a una de las partes más importantes de este
tema: la mujer”, dijo a IPS la socióloga Reina Fleitas, muy reconocida
por sus investigaciones de género y desarrollo local.
La cientista fue más allá y lamentó que “el silencio o la
desvalorización de la situación de las mujeres es una constante”, cuando
se habla de problemas actuales como la baja lactancia materna
exclusiva, poca cantidad de hijos por mujer y el acelerado proceso de
envejecimiento de la población cubana.
“El
balance de más de 50 años de aborto voluntario y gratuito es favorable
porque la mujer ha conquistado en Cuba un derecho que ha tenido enormes
beneficios. El más importante es la reducción de la tasa de la
mortalidad materna”: Reina Fleitas.
Cuba es uno de los tres países de América Latina que despenalizó la
interrupción voluntaria del embarazo hasta las ocho semanas de
gestación, en una región donde aún en cuatro países se penaliza en forma
absoluta el aborto y en otros muchos ha costado que se permita en
causales extremas como violación y peligro de muerte para la madre.
Junto a Uruguay y el estado libre asociado de Puerto Rico, esta isla
caribeña permitió desde 1965 los legrados por decisión femenina en sus
instituciones sanitarias, que todas son públicas y gratuitas porque el
gobierno socialista califica a la salud de derecho humano a garantizar a
sus 11,2 millones de habitantes.
También en Ciudad de México se reconoce el derecho de las mujeres a
la interrupción voluntaria del embarazo desde 2007, pero en
contrapartida en varios estados de ese país se incluyó en sus
constituciones la protección de la vida del feto desde su concepción,
al igual que sucede en El Salvador, Honduras, Nicaragua y República
Dominicana.
En Cuba, durante años fue prácticamente el único método de
contracepción usado por las cubanas, hasta el surgimiento y extensión de
los anticonceptivos modernos.
“El balance de más de 50 años de aborto voluntario y gratuito es
favorable porque la mujer ha conquistado en Cuba un derecho que ha
tenido enormes beneficios. El más importante es la reducción de la tasa
de la mortalidad materna”, valoró Fleitas, que lo califica además de “un
ejemplo de enfoque de género en salud”.
En 2014, ninguna de las 26 muertes maternas sucedieron a causa de
este procedimiento, mientras que en 2015 se registraron dos de 29
fallecimientos en el país y, en 2016, se debieron al aborto cinco de las
32 muertes femeninas debido a complicaciones de la maternidad, según el
Anuario Estadístico de Salud 2016.
La también profesora expresó preocupación por esos discursos que no
reconocen la equidad de género ni la situación en desventaja de la
población femenina, “pues al final terminan en las soluciones más
fáciles y menos costosas: una ley prohibitiva y represiva para las
mujeres”.
Más sobre aborto en Cuba
La primera ley al respecto data de 1936, cuando el aborto comenzó a ser
permitido en tres causales: salvar la vida de la madre o evitar un grave
daño a su salud, violación o posibilidad de transmitir al feto una
enfermedad hereditaria grave.
No obstante, bajo la tolerancia social y de las autoridades, clínicas
privadas ofrecían antes de 1959 servicios de aborto voluntario a las
cubanas que pudieran pagarlo y hasta de otros países, sobre todo del
vecino Estados Unidos.
Bajo una tormenta de críticas internacionales y resistencias internas
del sector religioso, en 1965 se institucionalizó el aborto voluntario
sobre cuatro principios básicos: es la mujer quien decide, debe
realizarse en una institución hospitalaria, ser practicado por personal
experto y totalmente gratuito.
La despenalización oficial sucedió en 1987, cuando el Código Penal aún
vigente estableció que solo es un delito cuando se comete por lucro,
fuera de las instituciones sanitarias, por personal no médico o en
contra de la voluntad de la mujer.
Aunque activistas y especialistas dudan que se revierta la
legislación sobre el derecho al aborto, sí temen que el avance de las
posturas contrarias al aborto presione a las mujeres al considerar la
interrupción de un embarazo no deseado como una opción a su alcance.
“El derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos es inalienable
y debe seguirse defendiendo en Cuba por múltiples causas”, aseguró el
médico Alberto Roque, que es activista por el respeto a la libre
orientación sexual e identidad de género, así como un investigador de
bioética.
Su voz estuvo entre las primeras en criticar las palabras en contra
del aborto de la cantante cubana Danay Suárez, el 25 de febrero, durante
su participación en la edición de este año del concurso de canto de
Viña del Mar, en Chile, cuando en ese país se luchaba por la ley de
aborto terapéutico aprobada finalmente este 21 de agosto.
Entonces el premio que obtuvo la joven promesa de la canción cubana
fue opacado por su posición, que activistas antiaborto cubanos
publicitaron como un ejemplo de la fuerza recobrada de estas ideas en
este país caribeño, en un terreno abonado por el alza de la religiosidad
y la creciente presencia de iglesias enfáticas en su oposición a ese
derecho, en especial de confesión evangélica.
Roque observa obstáculos en Cuba como “la existencia de posiciones
Pro Vida, la robustez del patriarcado como ideología, las crecientes
inequidades sociales e incremento de la pobreza, los enfoques
economicistas del Estado en relación a las bajas tasas de natalidad y el
uso indiscriminado del aborto como método anticonceptivo”.
Este último es un problema reconocido y enfrentado por el ramo
sanitario, que, según el galeno, “refleja una pobre educación en la
sexualidad en la adolescencia y una implementación deficiente de esta
política de salud”. De hecho, ese abuso es uno de los argumentos
señalados por parte de las y los detractores del aborto voluntario.
En 2016, se realizaron 85.445 abortos en el grupo de 12 a 49 años, lo
que representó 41,9 interrupciones por cada 100 embarazadas. Este
panorama contrasta con la amplia cobertura de anticonceptivos, que se
estimó en 77,1 por ciento de las mujeres en edad fértil con pareja
declarada.
Aunque los abortos voluntarios en la actualidad representan la mitad
de los realizados 12 años atrás, apenas las autoridades ofrecen cifras
de las regulaciones menstruales, que es una variante del legrado por
succión para las primeras semanas de ausencia de menstruación y está
disponible desde 1987 hasta en algunas policlínicas (centros
ambulatorios).
Al no ser incluidas en las estadísticas, existe “una subestimación
del nivel de aborto en los años recientes, dado que se considera que 70
por ciento de estas regulaciones menstruales interrumpen un embarazo no
deseado”, señaló la doctora María Elena Benítez, en un estudio publicado
en 2014.
En “La trayectoria del aborto seguro en Cuba: evitar mejor que
abortar”, resaltó que son las cubanas quienes toman la decisión de
abortar o continuar el embarazo, en una parte por su empoderamiento y,
en otra, por la escasa responsabilidad de los hombres en la reproducción
y “las consecuencias derivadas de relaciones sexuales no protegidas”.
La experta enumeró razones para decidir no proseguir con su embarazo:
edad impropia para gestar, embarazo muy próximo al último parto, la
difícil situación económica; desconocimiento, mal uso, fallos y poca
disponibilidad de anticonceptivos, obstáculos a proyectos personales,
prejuicios y malas condiciones materiales y familiares.
“Es necesario aceptar que la interrupción de un embarazo es algo
traumático para una madre en potencia”, dijo a IPS la editora y
feminista Pilar Sa. “Quien haya pasado por ese duro momento sabe cuán
difícil es tomar esa decisión”, compartió, al tiempo que instó a también
“potenciar la educación sexual, ética y moral en los hombres”.
El escritor José Miguel Sánchez , conocido como Yoss, calificó de
desactualizado el discurso del movimiento antiabortista “en estos
tiempos de explosión demográfica y escasez de recursos”.
El autor de ciencia ficción, muy activo en los debates sociales,
también lamentó que, en alguna medida, sea “fomentado cada vez más, por
un Estado (el cubano) que teme quedarse sin mano de obra en un futuro
cercano si no nacen más niños”.
Liane Ramos, quien confesó que nunca le han practicado un aborto a
sus 46 años, instó a los centros de salud y educativos a “incentivar el
conocimiento de este derecho y a abordarlo de manera responsable porque
tiene riesgos para la salud física, psicológica y sexual de las
mujeres”.
Editado por Estrella Gutiérrez
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