Mujeres y Salud Mental
La sexualidad humana, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, se define como, un aspecto central de toda persona, a lo largo de su vida. Abarca el sexo, las identidades y los roles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual.
“Se vive y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos,
creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y
relaciones interpersonales, la sexualidad está influida por la
interacción de factores: biológicos, psicológicos, sociales, económicos,
políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y
espirituales”.**
Hoy me enfocaré en el tema de la sexualidad femenina, independientemente
de la orientación sexual, afectiva y/o erótica que tengamos como
mujeres.
Aún en nuestros días son pocas las mujeres que experimentan su
sexualidad como propia y placentera, es decir, sintiendo que se apropian
de su cuerpo, de su placer y de su sexualidad.
Gracias a mi labor de 31 años como psicoterapeuta, he tenido el
privilegio de escuchar todo tipo de experiencias en las voces de
diferentes mujeres, experiencias muchas de ellas que rompen con algunos
de los mitos sobre la sexualidad femenina.
Cuando las mujeres hablamos sobre sexualidad, hablamos así, sobre sexualidad, y poco acerca de nuestra sexualidad.
Muy pocas mujeres la relacionan con momentos y sensaciones agradables y
placenteras, la mayoría, la relacionan con sentimientos de frustración e
insatisfacción, y más allá, en ocasiones está vinculada a momentos
violentos y de abuso, que vivieron.
Son voces de mujeres que “apropiadas” o “desapropiadas” de su
sexualidad, las he escuchado, a aquellas que se ubican a sí mismas como
mujeres de distintas generaciones, desde las más jóvenes hasta las de
mayor edad.
Algunas viven su sexualidad en el matrimonio o con su pareja, otras la
viven sin tener una pareja fija, unas más apegadas a sus creencias
religiosas, otras obligadas a vender sus cuerpos, aquellas que son
heterosexuales, lésbicas o bisexuales, transexuales y transgénero.
En un encuentro sincero, de confianza, respeto y confidencialidad, he
analizado y reflexionado con muchas mujeres, sobre las diferentes formas
en que socializamos la sexualidad femenina, profundizamos juntas en los
modelos de educación que hemos tenido, desde los más conservadores y
tradicionales, hasta los más modernos y progresistas.
Cuando las mujeres revisamos la manera en que conocimos nuestra
sexualidad, en cómo nos fue presentada por la vida, tenemos la
oportunidad de reflexionar sobre las repercusiones derivadas de la forma
en que vivimos ese primer encuentro con nuestra sexualidad, como: los
embarazos tanto deseados como no deseados, las interrupciones de esos
embarazos si las hubo, los partos, los dolorosos y los que fueron
gozosos, nuestras infecciones de transmisión sexual, nuestras
menstruaciones con dolor o sin dolor, con conocimiento de la etapa o no.
Al compartir sentimientos y reflexiones de nuestras vivencias sexuales,
es decir, si hubieron o no: caricias, abrazos, sueños eróticos,
fantasías sexuales, orgasmos vaginales y clitorianos; al igual que las
profundas heridas que han dejado en muchas mujeres: las relaciones
sexuales impuestas, los abusos sexuales, la prostitución, la
pornografía, la trata; los acosos, las culpas, los dolores, las
represiones, las insatisfacciones, y las negaciones internalizadas del
placer.
Tantos mundos, tanta diversidad, tantas experiencias, que nos llevan a
reconocer finalmente un común denominador de las diferentes vivencias de
nuestra sexualidad como mujeres, que es el hecho de que hemos sido no
solo educadas sino convocadas, para ser para los otros o las otras, y la
sexualidad no es la excepción.
Es por ello importante como mujeres reflexionar en un espacio
psicoterapéutico sobre uno de los grandes temas tabú de la humanidad,
para liberar todo tipo de emociones, y darnos cuenta de nuestra
existencia a través de la importancia que demos a nuestra sexualidad.
Porque nuestra sexualidad somos nosotras mismas, la llevamos con
nosotras, la portamos a diario y al vivirla solo así, podremos
convertimos en dueñas únicas de nuestra sexualidad.
**OMS (Organización Mundial de la Salud)
*Directora del Centro de Salud Mental y Género, psicóloga clínica,
psicoterapeuta humanista existencial, especialista en Estudios de
Género. Twitter: @terapiaygenero
*Directora del Centro de Salud Mental y Género, psicóloga clínica,
psicoterapeuta humanista existencial, y especialista en Estudios de
Género.
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Alejandra Buggs Lomelí*
Cimacnoticias | Ciudad de México .-
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