5/03/2018

Los periodistas pal café. . .


A  59 días de unos comicios rumbo a los cuales tan rezagado va, José Antonio Meade Kuribreña ha desperdiciado cualquier resquicio que hubiera tenido para una eventual redención electoral en buena lid, al aceptar que lo lanzaran en brazos del dinosaurismo priísta clásico.
Sale de escena Enrique Ochoa Reza, el rey de las jugosas liquidaciones (así sucedió en la Comisión Federal de Electricidad, que dirigía antes de ser colocado como paracaidista de lujo en los terrenos espinosos de la militancia priísta) y entra al relevo el ex gobernador de Guerrero, René Juárez Cisneros, priísta del tan mal visto modelo antiguo, para tratar de revitalizar la maltrecha relación del tecnopriísmo peñista (el propio Ochoa Reza; el coordinador de campaña presidencial, Aurelio Nuño, y el candidato a gobernar Ciudad de México, Mikel Arriola) con las bases del partido tricolor.
Más hundimiento es lo que ofrece y garantiza Juárez Cisneros, si de lo que se trata es de pelear la presidencia de la República en términos más o menos legales; experiencia y ejercicio de los peores métodos, si de otro plan se hablara. Por ejemplo, de un fraude electoral. Porque, a fin de cuentas, es oscuro e inquietante el mensaje que se envía con el personaje que creció políticamente en alianza con José Francisco Ruiz Massieu y Rubén Figueroa Alcocer: optar por Juárez Cisneros significa prescindir de las expectativas de pelear en buena lid (las tres palabras utilizadas en el primer párrafo de esta columna) y, en consecuencia, significa apostar abiertamente a las artes electorales ocultas o semiocultas.
El nuevo dirigente formal del PRI llega como operador electoral de emergencia, a tratar de conjuntar al priísmo tenebroso que ya no soportaba a Ochoa Reza (ni a Nuño ni a Arriola), a ejecutar los planes de repetición magnificada del modelo del estado de México y a simular que puede montarse el espectáculo de un fingido repunte de Meade gracias a la fuerza priísta, según eso hasta ahora agazapada en silenciosa protesta contra Ochoa Reza.
Meade necesitaba a estas alturas de la competencia algún giro espectacular que le permitiera restablecer su etiqueta original de candidato ciudadano y le distanciara de la marca PRI, tan repudiada en el actual mercado electoral. Además, necesitaría pintar una raya enérgica respecto a Enrique Peña Nieto, el Rey Midas electoral al revés. Pero ha optado el pentasecretario tridorito por todo lo contrario: se ha hecho de los servicios de un tricolor colocado ahí para satisfacer los intereses y expectativas del priísmo más negativo y, al mismo tiempo, ha vuelto a confirmar el dominio de Los Pinos sobre su campaña, su condición de instrumento de Peña al que se le puede imponer como presidente del comité nacional priísta al mismo personaje que EPN escogió en octubre de 2016 para relevar al Primer Compadre, el turbio Luis Enrique Miranda, en una subsecretaría de Gobernación.
Tan peculiares movimientos en las entrañas priístas tienen como inevitable punto de referencia la presión que busca empujar a Meade a una declinación de su candidatura para crear un polo único contra López Obrador encabezado por el panista Anaya, quien ha estado en mejor colocación que Meade en las encuestas de opinión. El propio ocupante del tercer lugar en preferencias había hecho saber que realizaría cambios en su equipo y estrategia.
La propuesta de un voto útil, para frenar el peligro tabasqueño es impulsada desde poderosas instancias empresariales, y el mismo Anaya la proclama, aunque negándose (luego de su pifia de sinceramiento ante ejecutivos de Citibanamex, la semana pasada) a la posibilidad de entablar negociaciones con Enrique Peña Nieto (a quien se entiende como el verdadero jefe, en activo, de la campaña priísta). Claro está que la candidatura de Ricardo Anaya se ha nutrido de la ingestión de sus propias palabras y promesas incumplidas, así que, en su momento, podría encontrarse alguna fórmula para negociar lo que ahora se dice que no se negociará. Por lo pronto, Juárez Cisneros queda en la punta de la pirámide priísta, como una pieza dispuesta a desplegar los métodos más siniestros para potenciar artificialmente a Meade o, si los designios así lo requirieran, para operar declinaciones o alianzas, así fueran de facto.
Por último, respecto a este tema, se reproduce lo escrito en el Astillero del 7 de octubre de 2016, cuando Juárez Cisneros pasó de una senaduría a una subsecretaría de Gobernación con Miguel Ángel Osorio Chong como secretario: Es un mal signo político que Enrique Peña Nieto haya designado subsecretario de Gobernación a un ex gobernador de Guerrero que por historia, práctica y relaciones atenderá los asuntos delicados del país desde una visión anquilosada y complicitaria. Para sustituir a su amigo y compadre Luis Miranda Nava, a quien envió a la Secretaría de Desarrollo Social, el titular de Los Pinos designó a René Juárez Cisneros, un representante del priísmo clásico que será garante de que sean intocados los intereses de Ángel Aguirre Rivero y de Rubén Figueroa Alcocer, justamente cuando crece la exigencia de que la investigación sobre el caso de los 43 normalistas desaparecidos llegue al municipio de Huitzuco de Figueroa (https://goo.gl/HeJYbo).
Astillas
Habrá que hablar del tema con más amplitud, pero al regreso del puente del Día del Trabajo se activó la novedad demoscópica de un supuesto crecimiento del panista Ricardo Anaya en la persecución electoral del morenista en fuga, López Obrador. Luego de meses de apacible aceptación, de candidatos y partidos, respecto a esos movimientos en las encuestas de opinión (siempre señaladas en esta columna por probable manipulación al gusto del cliente) comenzará la descalificación de los nuevos resultados... Y, mientras María de Jesús Patricio Martínez, Marichuy, ha dicho que el proceso electoral en curso es un gran cochinero, ¡hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero


Foto
El próximo día 8 comenzará la impresión de las boletas electorales y hay la duda acerca de si aparecerán los cinco candidatos. Concretamente, si José Antonio Meade declinará por Ricardo Anaya, presionado por importantes empresarios que lo apoyaron hasta fecha reciente, o viceversa, si Anaya lo hará por Meade, en un arreglo tipo Josefina Vázquez Mota y el famoso donativo de mil millones de pesos a su fundación Juntos Podemos. (Dato curioso: a la reciente reunión con los financieros de Citibanamex acudió acompañado por la que fuera candidata presidencial hace seis años). ¿Puede un candidato tirar la toalla? El tema se ha vuelto central en la discusión política a partir de la desesperación de antiguos simpatizantes que no ven que levante el candidato del PRI, el Verde y el Panal, José Antonio Meade. Respuesta: sí puede declinar en favor de otro, en lo personal, pero los partidos que lo registraron no podrían sumarse a dicho candidato. Más claro: si Meade declinara por Anaya o viceversa, no representaría una alianza formal de las coaliciones que los apoyan. Desde el 14 de diciembre pasado expiró el plazo para el registro de coaliciones en el INE. Sin embargo, hay otra circunstancia: si un candidato renuncia antes del primero de junio (un mes antes de la elección) el partido o coalición que lo postuló tiene la opción de registrar a otro candidato, de acuerdo con la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales. En el último mes ya no se permite cambio alguno. Así que la discusión sobre probables declinaciones o renuncias seguirán todo el mes de mayo como tema central.
Rescate
Ayer Meade (de acuerdo con Peña Nieto, ¿o al revés?) tomaron una decisión quizá tardía pero finalmente la tomaron: sacaron de la presidencia del PRI a Enrique Ochoa Reza y colocaron en su lugar a un político ciento por priísta. Se trata de René Juárez Cisneros. Hasta ayer fue coordinador de la campaña de Meade en la cuarta circunscripción, que incluye Tlaxcala, Puebla, Morelos, Guerrero y Ciudad de México. Tiene una larga trayectoria: presidente municipal de Acapulco, gobernador de Guerrero, diputado federal, senador, subsecretario de Gobernación. Lo que se espera de él es casi un milagro: rescatar a Meade del desastre.
Cambridge en bancarrota
La empresa británica de análisis de datos, Cambridge Analytica, que estuvo involucrada en el escándalo de filtración de datos de millones de usuarios de Facebook, se declaró en quiebra e informó que cerrará operaciones. La compañía indicó que el furor en los medios de comunicación (¡chispas!, siempre culpan a los medios de sus cochinadas) la despojó de sus clientes y proveedores, forzando su cierre. Cambridge Analytica se ha visto vinculada con la campaña presidencial de Donald Trump de 2016. La consultora británica, que hace análisis de datos digitales, empleó indebidamente la información de 87 millones de usuarios de Facebook. El proceso de insolvencia se inició en Reino Unido y se espera que en los próximos días se extienda en Estados Unidaos.

En este México electoral todos sufren y se angustian, menos ya saben quién. Los abundantes, cuan crecientes, problemas del país han pasado a un lejanísimo segundo término (si es que alguien se acuerda de ellos), porque el tema de los candidatos y las urnas (aderezado con propaganda negra, guerra sucia y linduras parecidas) ocupan hasta el último rincón de la agenda nacional.
La más reciente encuesta temática ha puesto más que nerviosos a los de por sí angustiados promotores y seguidores de los abanderados prianistas, porque confirma que el debate del 22 de abril ni lejanamente logró su objetivo, toda vez que ni siquiera consiguió despeinar al candidato con apodo de pez. Si bien el pollito subió cuatro escalones en las preferencias, el peje se mantiene en la cima, y la distancia entre los dos persiste y es enorme (aún mayor la de José Antonio Meade).
Pero el nerviosismo y la desesperación no sólo priva entre las cúpulas partidistas y los llamados cuartos de guerra, sino que ya descaradamente ha puesto al borde de un ataque de nervios a los siempre sobrios especialistas económicos, a quienes apenas un mes atrás lo que realmente les preocupaba –según afirmaban– era el retraso en la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (factores coyunturales de política sobre comercio exterior, según su propio calificativo).
Como cada mes, el Banco de México divulgó los resultados de la encuesta que levanta entre los especialistas en economía del sector privado (34 grupos de análisis y consultoría mexicanos y extranjeros), quienes de ocuparse y preocuparse por los factores económicos nacionales e internacionales, de por sí no muy gratos, pasaron a exteriorizar su profunda intranquilidad por la incertidumbre política interna, es decir, por el ambiente electoral (léase la posibilidad de que el candidato con apodo de pez arrase en los comicios del próximo primero de julio), con lo que de una u otra forma coincidirían con la tesis de que este arroz ya se coció (ya saben quién dixit).
De acuerdo con los resultados de dicha encuesta, los citados especialistas ubican a la incertidumbre política en primerísimo lugar entre los factores que podrían obstaculizar el desarrollo económico de México. Según su lectura, la falta de crecimiento, la creciente desigualdad, la concentración del ingreso y la riqueza, el explosivo avance de la deuda pública, la enorme producción en la fábrica de pobres y otras tristes realidades mexicanas, que son elementos contundentes, no representan factores que obstaculicen el avance del país, pero sí la posibilidad, cada día más cercana, de que un candidato fuera del circuito oficial sea el ganador de los próximos comicios.
En orden de importancia, la citada incertidumbre (24 por ciento de las respuestas de los especialistas) es el elemento clave que podría obstaculizar el crecimiento económico de México); le siguen la política sobre comercio exterior (23 por ciento); los problemas de inseguridad pública (17 por ciento); la plataforma de producción petrolera (4 por ciento), y la incertidumbre sobre la situación económica interna (4 por ciento).
Alejadísimos de la incertidumbre que los ha puesto al borde de un ataque de nervios, los especialistas minimizan problemas reales que el país viene arrastrando desde hace décadas y que ningún gobierno ha podido o querido resolver. Entre ellos, la política de gasto público, el aumento en precios de insumos y materias primas, la debilidad en el mercado interno, el elevado costo del financiamiento interno, la incertidumbre cambiaria, la inestabilidad financiera internacional, la política monetaria que se aplica, las presiones inflacionarias en el país y la política fiscal en Estados Unidos.
En otro orden, el Banco de México reveló que en la citada encuesta entre los especialistas destaca lo siguiente: las expectativas de inflación general y subyacente para el cierre de 2018 disminuyeron en relación con la encuesta de marzo, al tiempo que para el cierre de 2019 se mantuvieron en niveles similares; las expectativas de crecimiento del producto interno bruto (PIB) real para 2018 permanecieron sin cambio con respecto al mes anterior; en 2019, las perspectivas sobre dicho indicador disminuyeron con respecto a la encuesta precedente, si bien la media correspondiente se mantuvo en niveles similares; las expectativas sobre el nivel del tipo de cambio del peso frente al dólar estadunidense para los cierres de 2018 y 2019 permanecieron en nive- les cercanos a los del mes previo.
Una de las preocupaciones centrales del Banco de México es el comportamiento de la inflación, y en este sentido subraya que en la citada encuesta “las expectativas para el cierre de 2018 disminuyeron en relación con la encuesta de marzo, subraya el Banco de México. De hecho, apunta, para los próximos 12 meses y para el cierre de 2019, las perspectivas sobre dicho indicador se mantuvieron en niveles similares con respecto al mes anterior, aunque la media de los pronósticos para el siguiente medio año aumentó. Por su parte, las expectativas de inflación subyacente para finales de 2018 disminuyeron, si bien la mediana de los pronósticos para los próximos 12 meses permaneció en niveles cercanos. Para el cierre de 2019, las perspectivas de inflación subyacente se mantuvieron en niveles similares a los del mes previo.

La muy conocida obra Fuenteovejuna, de Lope de Vega, está basada en hechos reales ocurridos en esa localidad, en 1476, y narra la historia de un pueblo que se une y levanta contra la injusticia y atropellos del poder, representados en la figura y autoridad del comendador. A más de 400 años y miles de kilómetros de distancia, con las necesarias adecuaciones de tiempo y espacio, la historia parecería repetirse en un lejano país llamado México, cuya vasta extensión podría llamarse Fuenteovejuna.
En nuestra Fuenteovejuna contemporánea se desenvuelve la historia de hoy que, gracias al talento de Fernando Bonilla en su doble papel de dramaturgo y director, nos coloca frente a una realidad de horror en la que el comendador ha dejado de ser un individuo para convertirse en ese pulpo colectivo que se conoce como narco y crimen organizado que, por supuesto, está íntimamente ligado a las esferas públicas de poder.
Arriba –literalmente, en unos balcones escenográficos–, la clase política contempla y dirige todo. Abajo, su representante, el capo (comendador) y sus sicarios, auténticamente hacen lo que les da la gana y son el poder real en los muchos y extensos territorios que dominan.



El fragor de las campañas políticas de cara a las elecciones del próximo primero de julio, la renovada violencia delictiva y la incertidumbre en torno a la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte han vuelto a colocar en segundo plano el fenómeno migratorio en todas sus vertientes: la de la situación de amenaza y hostigamiento creciente que enfrentan nuestros connacionales por parte del gobierno de Donald Trump, el flujo de extranjeros que cruzan el territorio nacional con el propósito de llegar a Estados Unidos y la tensión bilateral generada por la decisión de la Casa Blanca de movilizar tropas de la Guardia Nacional a su lado de la frontera con el pretexto de que la caravana Viacrucis del Migrante representaba una amenaza a la seguridad de la mayor potencia del planeta.

Alto a la violencia de género
En la UNAM, fue aprobado el Protocolo para Atención de Casos de Violencia de Género; desafortunadamente, aun cuando cada vez hay más denuncias, no en todos los casos los agresores han sido sancionados o las sanciones se limitan a llamados de atención, suspensiones temporales o cambio de dependencia, dejando en la indefensión a las víctimas, porque los convenios colectivos de trabajo del Stunam y de las Aapaunam no han incorporado este protocolo.

Se detuvo, aunque sólo transitoriamente, el pernicioso intento de aprobar una contrarreforma laboral que daría al traste con la histórica y avanzada legislación de México en la materia, que además hundiría a los trabajadores y al pueblo mexicano en las tinieblas del desamparo social y político. Empujada de manera formal por dos senadores del PRI, uno de la CTM y otro de la CROC, pero en rigor elaborada por empresarios y políticos reaccionarios que pretendían a través de sus ponentes visibles e invisibles que fuera aprobada en el Senado en estos días. Para beneplácito de la auténtica clase trabajadora y del país entero, no se les hizo a este par de traidores a los obreros y a la nación.
La última semana de abril la atención internacional se concentró en un grado rara vez visto en la reunión de los jefes de Estado de las dos Coreas en Panmunjón. Se trató de un acontecimiento al que ningún analista regateó el calificativo de histórico –como en realidad lo fue. Alejó de los reflectores otra reunión cimera, celebrada de manera simultánea, que pasó poco menos que inadvertida: la cumbre de Wuhan, entre Xi Jinping, presidente de China –quien ejercita, en forma indisputada, al menos por ahora, la primacía política que en meses recientes le confirieron el Congreso Nacional del Partido y la Asamblea Popular Nacional– y Narendra Mori, el primer ministro de India –quien enfrenta dentro del año una perspectiva electoral que se ha tornado difícil y busca allegarse el mayor número posible de apoyos internos y simpatías foráneas, en especial la del poderoso vecino –distante o, por lo menos, distanciado.
Dicen que la televisión es un medio cruel, que le aumenta a uno 10 años y 10 kilos. Puede ser. Lo que yo vi el domingo 22 de abril no fue nada parecido a eso. Vi un debate bien organizado por el INE, en el que los aspirantes presidenciales dejaron escapar la oportunidad de presentarse ante los electores, como promotores de soluciones a los grandes y graves problemas del país. Como si no supieran que eso es lo que hacen los candidatos a cargos de elección popular en todo el mundo, los nuestros se comportaron ante las cámaras como torpes pugilistas que se esforzaron por mostrar ante el público su capacidad de pelea; su energía acusatoria; su determinada voluntad de liquidar al adversario a como diera lugar.
La y los candidatos a la Presidencia de la República están obligados a debatir sobre un capítulo de importancia sustantiva, que es el de las relaciones de México con el mundo.
Jamás antes la doble condición que siempre he defendido en mí mismo, la del escritor y el ciudadano, se hizo tan patente como el mediodía del 23 de abril cuando subí a la cátedra del paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares para pronunciar mi discurso ritual tras recibir de manos del rey de España el Premio Cervantes.
Un elemento fundamental para evaluar las propuestas políticas de los candidatos a ocupar la Presidencia de la República es su gestión. Tanto Andrés Manuel López Obrador como José Antonio Meade han tenido a su cargo importantes responsabilidades públicas. El caso de Ricardo Anaya es distinto. Carece por completo de experiencia en la gestión pública. Por ello adquiere mayor relevancia su plataforma electoral, destacadamente su planteamiento económico. La propuesta en la materia del Frente por México, integrado por PAN, PRD y MC, es interesante.
Trabajar por la desnuclearización total de la península coreana, reducir sus arsenales, firmar un acuerdo de paz y procurar un futuro conjunto de prosperidad y reunificación fueron los acuerdos centrales de la memorable cumbre entre las dos Coreas, celebrada el 27 de abril. Los resultados del encuentro entre sus líderes Kim Jong-un, del Norte, y Moon Jae-in, del Sur, son esperanzadores. Más, si consideramos la opinión de notables expertos: que la escalada de tensión del año pasado estuvo a punto de transformar el conflicto en una guerra nuclear. Son obvias las trágicas consecuencias que un desenlace de esa naturaleza podría haber acarreado, cuando menos al pueblo coreano y a gran parte de la humanidad que habita en esa región del mundo.

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