Finalista en el proceso para elegir al nuevo presidente
de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Arturo Peimbert
Calvo rechazó las críticas que en su contra han formulado algunos
legisladores, y considero que se trata de un
linchamiento mediático.
En entrevista con La Jornada, resaltó
lo dolorosoque han sido para él y su familia las acusaciones de violencia doméstica y de omisión en su responsabilidad como ombudsman del pueblo de Oaxaca, que formularon los senadores Malú Micher (Morena) y Emilio Álvarez Icaza (independiente).
Se trata, insistió, de acusaciones falsas, pero lo más grave es que
se hicieron fuera del momento procesal, cuando él ya había comparecido
en el Senado y no podía responder y defenderse.
Expuso que en la reunión de comisiones del martes pasado, cuando se
dio a conocer la terna para elegir al titular de la CNDH, en la que él
estaba incluido, Álvarez Icaza hizo circular un documento elaborado por
la activista oaxaqueña Jesica Sánchez Maya, quien ha sido colaboradora y
jefa de una campaña en la que contendió.
Sánchez Maya, además,
contendió conmigo para el cargo de titular de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca y fue derrotada.
Un día después, el miércoles pasado, cuando se votó la terna, desde
la tribuna del Senado tanto Álvarez Icaza como Micher repitieron
las falsas imputaciones.
La senadora de Morena,
sin ética alguna, lo acusó de misógino, de haber ejercido violencia doméstica en un juicio de divorcio y de pensión alimenticia, con base en versiones de personas en las que la legisladora dijo tener confianza.
Ello, resaltó, ha sido rechazado incluso por la supuesta afectada, su
ex esposa, quien lo acompañó en la comparecencia, junto con su hijo,
con quienes mantiene, sostuvo, una cordial relación.
Es lamentable que especialistas en la defensa de los derechos humanos acudan a la denostación y a la calumnia, sin permitirme el derecho de réplica, ya que ambos legisladores han rechazado tajantemente una entrevista que solicité para aclarar las acusaciones.
Respecto de los señalamientos de que fue omiso en su labor como
defensor del pueblo de Oaxaca, cargo que desempeñó los pasados siete
años, aclaró que está documentado que, por el contrario, hubo avances
importantes en la materia:
Se atendieron más de 20 mil quejas, de las que sólo quedaron en
trámite 4 por ciento, en su mayor parte de expedientes iniciados este
año, y 57 por ciento fueron resueltos durante el trámite, lo que agiliza
los procesos de defensa y restitución de los derechos vulnerados.
Los datos estadísticos muestran que se emitían 230 medidas cautelares
al año en promedio, además de que era el personal de la Defensoría el
que realizaba la investigación para fundar y motivar las peticiones de
protección.
Resaltó que durante su gestión se abrió una defensoría especializada en protección de activistas y periodistas.
Se iniciaron cuadernos de antecedentes para implementar medidas
cautelares en favor de defensores del territorio en la zona del Istmo de
Tehuantepec, que están activos desde 2011, en los que se ha documentado
la atención y seguimiento dado a cada caso.
No se puede hablar de omisión, resaltó, como se demuestra en la
intervención que la defensoría tuvo durante la persecución del Estado al
magisterio oaxaqueño, el seguimiento al caso Nochixtlán, que fue
llevado incluso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Más allá de lograr este martes el voto de la mayoría de los senadores
para convertirse en titular de la CNDH, Peimbert dejó claro que le
interesa dejar limpio su nombre, sobre todo porque en su largo historial
como defensor de derechos humanos, incluso en los momentos en que
recibió fuertes presiones de actores estatales, entre ellos el entonces
gobernador Ulises Ruiz, se mantuvo firme en sus convicciones.
Indicó que el senador Álvarez Icaza organiza que la activista Sánchez
Maya y otras personas acudan este martes al Senado para manifestarse en
su contra.
Andrea Becerril
Periódico La Jornada
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