Patriarcado & Ultraderecha
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>>"El
patriarcado reacciona de distinta forma, pero siempre reacciona. Nadie
puede pensar que nuestra generación será distinta"
>>"Tenemos a la ultraderecha en instituciones públicas y está marcando la agenda" |
Foto: El secretario general de VOX (extrema derecha española),
Javier Ortega Smith, en un acto político en A Coruña
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Existe una reacción patriarcal ante cualquier avance del feminismo. En
1991, Susan Faludi publicó Reacción. La guerra no declarada contra la
mujer moderna', un libro en el que la autora describe de manera
minuciosa cómo en los 80, frente a los logros conseguidos por el
movimiento feminista en Estados Unidos, se levantó un fuerte movimiento
contrarrevolucionario ideológico que ponía en cuestión el avance de los
derechos de las mujeres.
Y
no era nuevo. Nada, nunca, le ha sido regalado al movimiento feminista,
a las mujeres. Detrás de cada gesto de nuestra vida cotidiana hay un
ingente trabajo de mujeres anónimas que se entregaron a ello de manera
generosa. A Olympe de Gouges reclamar la igualdad de los hombres y las
mujeres durante la Revolución Francesa le costó literalmente la cabeza.
Las sufragistas fueron perseguidas, encarceladas e hicieron huelgas de
hambre para reivindicar el derecho al voto. Y desde entonces, el
feminismo ha sido tejido por generaciones de mujeres que durante 300
años han sido humilladas, perseguidas y asesinadas por defender la
igualdad y la libertad de las mujeres.
El patriarcado reacciona de distinta forma, pero siempre reacciona.
Nadie puede pensar que nuestra generación será distinta. Por tanto,
conviene identificar qué forma tiene esa reacción patriarcal a la que
nos enfrentamos, quién la impulsa y qué lenguaje utiliza.
Ante
el extraordinario avance del feminismo en España y su capacidad de
influencia, el patriarcado reaccionario responde llamando ideología de
género al feminismo y promoviendo una agenda reaccionaria que haga
frente al avance de las mujeres.
Para
el feminismo esto no es nuevo, ya que tenía bien identificado a este
movimiento reaccionario con origen en el Vaticano y alimentado por
organizaciones postmachistas vinculadas a la derogación y crítica de la
ley integral contra la violencia de género.
En
las instituciones públicas de la mano de VOX y con la colaboración
necesaria del Partido Popular y Ciudadanos esta agenda contra el
feminismo, contra la igualdad y contra la diversidad sexual es ya una
realidad en marcha. Tenemos a la ultraderecha en instituciones públicas y
está marcando la agenda.
Referirse
al feminismo como ‘ideología de género’ conlleva la puesta en marcha de
una agenda ultraconservadora que demasiado frecuentemente se esconde
bajo una neolengua que es conveniente identificar.
¿Qué aborda esta agenda ultraconservadora? ¿Cómo se articula?
Quieren revertir lo que llaman ‘asimetría legal’
Desde
los movimientos ultraconservadores se refieren a la igualdad entre
hombres y mujeres como si se tratara de un hecho natural. Este discurso
ultraconservador se articula con una neolengua que intenta que parezca
igualitario lo que no lo es. Hablan de ‘igualdad real’ mientras niegan
las evidencias que demuestran las situaciones de desigualdad estructural
entre mujeres y hombres y difunden falsedades y bulos.
En
este sentido, niegan los estudios académicos que señalan la desigualdad
estructural e histórica que sufrimos las mujeres. Así, por ejemplo,
hemos visto cómo VOX niega la brecha de género que mide la desigualdad
en los salarios entre mujeres y hombres o cómo Hazteoir afirma que la
legislación que combate la violencia de género y persigue a los
maltratadores discrimina a los hombres.
Desde
este falso punto de vista, claman contra las políticas públicas
impulsadas para hacer real y efectiva la igualdad entre hombres y
mujeres.
Demonizan el movimiento feminista
Criminalizan a las defensoras de derechos humanos y ningunean el trabajo
realizado desde la academia en el desarrollo de la teoría feminista. A
las activistas nos llaman ‘feminazis’. Se refieren a las organizaciones
del tercer sector orientadas a la promoción de la igualdad y combatir la
violencia como ‘chiriguitos’ o incluso llegan a hablar del ‘negocio de
la violencia de género’. Este discurso ultraconservador trata de
presentar al feminismo y la lucha del movimiento de mujeres como una
imposición ideológica cuando resulta ser todo lo contrario.
El
feminismo promueve que mujeres y hombres puedan desarrollarse en
igualdad, sin violencia y fuera de los mandatos que impone el género.
Porque el género es el traje con el que el patriarcado quiere vestir
nuestras vidas y el feminismo nos dice, tanto a mujeres como varones,
que podemos romper todas las costuras.
Niegan la violencia de género
Niegan que exista una violencia contra las mujeres resultado de la
discriminación y la situación de desigualdad. La violencia de género es
consecuencia de las desiguales relaciones de poder que existen en
nuestra sociedad y que también se manifiestan en las relaciones de
pareja. Desde esa situación de desigualdad, y por tanto, en un marco de
relaciones de dominación de los hombres sobre las mujeres, los
maltratadores con el objetivo de controlar a sus víctimas ejercen
violencia física, sexual o psicológica.
Sin
embargo, el movimiento ultraconservador niega ese marco reconocido
internacionalmente que pretende invisibilizar bajo el nombre de
‘violencia intrafamilar’. Recientemente, hemos visto como el alcalde de
Madrid, José Luis Martínez Almeida, le daba la razón a Ortega Smith, de
VOX, afirmando que él tampoco compartía "la ideología de género ni el
feminismo del 8 de marzo" en la concentración para condenar el asesinato
de una mujer la por violencia de género a la que VOX acudió con una
pancarta con el lema “la violencia no tiene género”. Siguiendo este
razonamiento, el Partido Popular y Ciudadanos, que gobiernan la Junta de
Andalucía, han dejado de hablar de violencia de género para hablar de
violencia doméstica, malos tratos o violencia intrafamiliar.
Difunden el mito de las denuncias falsas
Año tras año las memorias del CGPJ demuestran que el porcentaje de
denuncia falsa en los casos de violencia de género es irrelevante. Sin
embargo, los movimientos ultraconservadores instrumentalizan este mito
una y otra vez aun sabiendo que tiene un grave impacto para las
víctimas, ya que incrementa su miedo a no ser creídas.
La
difusión de este bulo es uno de los ejes discursivos de VOX y de las
organizaciones posmachistas, pero también otros partidos que estando
dentro del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, como es el
caso del Partido Popular, han agitado este bulo en campaña electoral.
Junto al discurso del mito de las denuncias falsas, nos encontramos el
falso síndrome de alienación parental o la custodia compartida impuesta.
Imponen un modelo de familia tradicional
El movimiento ultraconservador trata de imponer un modelo de familia en
el que solo caben ellos. Dicen que defienden a la familia, en singular,
porque para los ultraconservadores solo existe un modelo. Atacan de
manera frecuente a las personas LGTBI y de manera especial a las
familias que puedan formar.
Combaten
la educación afectivo-sexual en las escuelas y todas aquellas
actividades que introducen el feminismo, promueven la igualdad, la
perspectiva de género o la diversidad sexual. Fácilmente podemos
recordar el vergonzoso autobús de Hazteoir atacando a los niños y niñas
trans. Más reciente y grave resulta el caso de Murcia, que gobernada por
el PP y Ciudadanos, ha pedido a los colegios solicitar permisos
expresos paternos para la realización de ciertas actividades como
talleres de igualdad o educación afectivo-sexual.
Aborto
Aunque parte de los movimientos ultraconservadores plantean de manera
abierta recortar el derecho de las mujeres a interrumpir el embarazo,
otras veces estos recortes vienen disfrazados de políticas de natalidad
como hemos podido ver en propuestas del Partido Popular y VOX.
En
las últimas campañas electorales, estos partidos han vinculado la
natalidad con supuestos problemas de llevar a término un embarazo y han
ocultado las verdaderas razones por las que las mujeres no tienen hijos:
la precariedad en el empleo y las dificultades en la conciliación.
En suma, el discurso ultraconservador que utiliza el concepto de
‘ideología de género’ es el pensamiento patriarcal de siempre utilizando
una neolengua que barniza el machismo y la misoginia. Viktor Kemplerer,
filólogo alemán estudioso del discurso totalitario, nos advirtió que
“las palabras pueden actuar como dosis mínimas de arsénico: uno se las
traga sin darse cuenta, parecen no surtir efecto alguno, y al cabo de un
tiempo se produce el efecto tóxico”. Asumir conceptos, manipular
palabras, minimizar los ataques contra el feminismo es ya una lamentable
realidad. Todo empieza con las palabras.
En
el feminismo tenemos la tarea desenmascarar esta agenda
ultraconservadora que se escurre en las instituciones responsables del
desarrollo de las políticas públicas. Debemos permanecer vigilantes
frente a quienes promueven ataques al feminismo, consienten ideas
ultraconservadores y pactan políticas públicas. Porque son nuestras
vidas, las de miles de mujeres, las que están en juego.
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