TIEMPO DE MUJERES

LA VERDAD Y LO VEROSÍMIL.

Alberto Híjar.

Cualquiera que haya sido el fin de la Comisión de la Verdad, su debilidad estriba en la ausencia de crítica de la verosimilitud, esa cualidad convincente que puede tener que ver con la verdad o no. Cuando nada es verosímil, la verdad se atora en los discursos de los jueces, tal como ha ocurrido ahora con la segunda decisión grave en el gobierno del autodenominado Presidente del Empleo. Primero fueron más de 40 mil electricistas, ahora más de cuatro mil mineros de Cananea los desempleados resistentes a cobrar su liquidación para sobrevivir unos meses sin trabajo remunerado. La verdad es puesta en crisis por la terca realidad a pesar de la infamia de los locutores que culpan a los electricistas del SME del colapso de las redes eléctricas en la zona centro de la República que hasta el año pasado atendían con rapidez y eficiencia. La inverosímil acusación arraiga sin embargo a los desinformados.

No es éste el único caso de contradicción entre lo verosímil y lo verdadero. Ahí está la acusación de los jóvenes acribillados en Ciudad Juárez que andaban en malos pasos según Calderón. La valiente respuesta de la madre con dos víctimas dando la espalda al matrimonio Calderón-Zavala, plantea una determinación corta para las reflexiones de Foucault sobre el sujeto de la verdad y el “cuidado de sí mismo”. Desprestigiado pese a los diarios discursos transmitidos por todos los noticieros, Calderón nunca logró ser sujeto portador de la verdad. El cuidado de sí mismo lo mismo en su caso que en otros muy publicitados como el de los gobernadores corruptos e impunes de Veracruz, Morelos, Puebla, Oaxaca y Chiapas, es confundido con las inserciones pagadas en la prensa y con un acuerdo perverso entre las televisoras y el gobierno del Estado de México. La terca realidad denuncia al mostrar fuera de los escenarios desdeñados por los asesores de imagen a un Peña Nieto chaparro y sin aires bonapartistas recibiendo los reclamos de los inundados sin esperanza. Otro tanto ocurrió a Ebrard pintando sonriente un metro de fachada de alguna casa habitada por la mierda mientras su inepta esposa repartía juguetitos y galletas entre niños desamparados y enfermos por las heces de la inundación y las que ya se secaron que flotan en el aire. Todo mientras el centro del Centro Histórico de México es agredido por estructuras metálicas de dos pisos cubiertas por paneles agresivamente anaranjados para preparación del show del 15 de septiembre que durará diez horas. La terca historia confronta esta reducción disneyana de la Patria, la independencia y la revolución. Sumergidos entre contratos y saraos de ricos muy ricos, los precandidatos a la Presidencia sustituyen el cuidado de sí mismos por el glamour improbable de sus imágenes.

Alguien metió a la red electrónica las fotos de la boda de la niña Chauffet. Miles de rosas blancas significaron la fiesta en un comedor espectacular con las viandas más caras y sofisticadas para los comensales. En animada ronda, Carlos Salinas, Beatriz Paredes y algunos lambiscones más, se dejaron fotografiar y difundir la chorcha cordial entre iguales. Poco les importa ser ajenos y contrarios a la verdad a cambio de una verosimilitud promovida en las mesas redondas de expertos aún más desprestigiados porque no hay quien les crea a los Paolis Bolio, saltimbanquis, Fernández Meléndez el contrainsurgente, Brozo el confeso payaso tenebroso y una que otra mujer de vida alegre como Adela Micha. La diversión inagotable de pronto topa con un accidente y lo magnifica como en el extraño caso del futbolista ebrio a las cinco de la mañana en un antro. Pese a todo no faltaron idiotas cantando y danzando para que sanara luego de una misa oficiada en el altar de la explanada del Estadio Azteca. Recordé un título argentino: “lindos los goles pero ¿me dejan hablar?

Tenaces y aisladas, las asambleas del poder popular van depurándose prescindiendo de los manipuladores de membretes y reconociendo a los mejores. Es este un proceso lento mientras rápidamente crece el descontento ante las promesas inverosímiles de los gobernantes cada vez más alejados de la verdad pese a sus reportajes bien pagados en las cadenas de los desprestigiados promotores de la mentira.