2/18/2010

Mujeres y Política por Soledad Jarquin Edgar

“Estrategia fallida” es la frase más empleada en los titulares de los diarios en los últimos tiempos, vox populi que no se escucha y cada día se silencia más frente a la realidad que provoca el huracán en que se convierte Felipe Calderón: 18 mil ejecuciones en este sexenio.

Cada noche al concluir el día y desde que Felipe “el Valiente” declaró la guerra al narco, la masa frente a los noticiarios televisivos ve pasar un desfile de “capos”, de “jefes de jefes”, de peligrosos delincuentes que son detenidos; nos enteramos de las oscuras componendas narco-policías, narco-autoridades y frente a la paranoia empezamos a creer, como ya lo hicieron alguna vez, (la corrupción somos todos) que todos somos narcos.

La realidad huracanada nos deja un país de desastres, donde la economía nos levanta con la noticia de más alzas a la gasolina –qué son ocho centavitos-, la pretensión de imponer impuestos a las pensiones, de arreglos políticos en busca de las gubernaturas, presidencias municipales y curules en los Congresos y peor aún la falta de política, a lo cual tenemos que agregarle “el entretenimiento” de la farándula televisiva que hace del desastre y la desgracia todo un espectáculo.

La “estrategia fallida” es como un mal contagioso que lleva a dar tumbos dramáticos a la gente como Calderón y su gabinete que en la voz de su secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont reconoce que han perdido Ciudad Juárez. Fallidas estrategias que arrastran al país por ese mar de inundaciones entre aguas negras y pestilentes (aclaro que no es por las inundaciones) por penosos caminos hacia una mayor pobreza en muchos sentidos, un caldo de cultivo de lo que después asombra y molesta y se reprime por peligrosa.

Estrategia fallida como la empleada por la priista oaxaqueña Margarita Liborio que obedeciendo a un mando masculino, no sabemos si éste emanaba de quien iba detrás de ella, increpó con violencia a otro diputado en el Congreso federal y mostró lo que “analistas” llamaron “el nivel de la política en Oaxaca” para concluir “(que por ese nivel de políticos y ahora de políticas) Oaxaca estaba como estaba”. Es decir y para acabar pronto: bien jodido.

Lo sucedido entre la diputada priista y el “panista” Guillermo Zavaleta es apenas el principio o el segundo capítulo de ese nivel que no quisiéramos ver en los procesos electorales, donde ante la falta de argumentos y propuestas sale lo peor de las personas. Me pregunto que sanción tendrá Margarita Liborio que ha insultado no sólo al panista Zavaleta sino a todo Oaxaca que ahora es carne de cañón y mofa. Su lenguaje sexista y muy patriarcal –el mismo que tanto daño provoca en las mujeres- equivale a lo que hizo el diputado chiapaneco expulsado del PRD por discriminar.

Será capaz el PRI de sancionar a la Liborio o doña Beatriz Paredes seguirá aceptando el porrismo que efectivamente hace tanto daño a Oaxaca, bueno ya de perdida que la “señora” salga y ofrezca una disculpa, que se llene de vergüenza como ella ha hecho sentir a la gente de este estado.

Lo que ya me queda claro es por qué los y las diputadas priistas de Oaxaca en el Congreso Federal no escuchan y menos atienden los reclamos sociales. Este 4 de febrero en San Lázaro más de 400 mujeres del país se reunieron con diputados y diputadas de todas las facciones políticas para exigir la ex carcelación de mujeres presas por abortar y para detener la iniciativa de reforma del gobernador veracruzano del PRI Fidel Herrera para reformar el Artículo 4º. Constitucional que pretendía el reconocimiento a la vida desde el momento de la concepción y hasta la muerte natural. Lo lamentable del caso es que ningún diputado o diputada por Oaxaca, de ningún partido político asistió a la reunión, están como dicen ocupados en la grilla electorera.

La promesa de las y los diputados priistas, en especial de los propios veracruzanos, fue “detener” esa iniciativa, luego de que la feminista Dafne Cuevas les corrigió la plana cuando expusieron que pedirán que les devuelvan la iniciativa, cosa que ya no es posible. Increíble pero cierto, los legisladores no conocen los mecanismos ni su trabajo, pese a que algunos han repetido una y otra vez.

En la bipolaridad priista, Cristina Díaz diputada de Nuevo León, aseguró que su partido no permitirá retrocesos en los derechos conquistados por las mujeres, es de suponerse entonces que la señora desconoce que en 18 estados la mayoría priista dio el salto más retrógrado de los últimos 70 años, “al dar más valor a un conglomerado de células que a la vida y el bienestar de las mujeres vivas”, como dijo Josefina Chávez del grupo de Feministas Socialistas y del Pacto Nacional por la Vida, la Libertad y los Derechos de las Mujeres.

El caso de la diputada Díaz es “pasable” está como decía antes dentro de la bipolaridad priista, la que no tiene vergüenza es la diputada del PAN, Laura Elena Estrada, quien al término de la reunión en el salón Verde “se dio por enterada” del asunto al que iban las mujeres y explicó que pasará el dato a sus compañeros de bancada. A Alejandro Encinas del PRD le llamaron la atención y pidieron que fije alguna postura con respecto a los gobernadores de su partido, como el de Chiapas, que han solapado este desastre para los derechos humanos de las mujeres.

A la protesta asistieron más de 50 mujeres oaxaqueñas y fue la regidora Bárbara García Chávez la que habló frente a las diputadas y diputados, advirtió que no es suficiente lo que se ha hecho hasta ahora con las reformas que reconocen el Estado Laico, porque no garantiza los derechos y libertades de las mujeres y pidió que el Legislativo “toque la pieza medular de esa iniciativa y detenga la andanada de la derecha para arrebatarnos lo que ya habíamos ganado las mujeres”.

Me pregunto si las señoras diputadas estatales y federales, en especial las de Oaxaca, saben el real significado de sus leyes antiaborto que no sólo vuelven criminales a quienes deciden interrumpir un embarazo, incluso al producto de una violación, sino que con su determinación legislativa –por decisión política- ponen en riesgo la vida de las mujeres, es decir, aumentarán las cifras de muerte matera y, peor aún, los casos de discapacidad, al favorecer “la industria” del aborto clandestino.

Para terminar habría que reconocer la rápida intervención de las autoridades de los Servicios de Salud para salvar la vida de una menor atrapada y castigada por la pobreza, desnutrida y enferma y además violada sexualmente, la cual fue canalizada al Hospital Infantil en México. La tragedia de esta niña es la suma de una realidad que viven miles de mujeres en Oaxaca y que poco parece importar a quienes hacen las leyes y a quienes hacen las políticas públicas. Ahora habría que esperar los resultados en la aplicación de la justicia, esa que generalmente no alcanza para los que menos tienen, basta recordar el caso de las hermanas Virginia y Daniela Ramírez Ortiz, desaparecidas desde el 5 de julio de 2007 en la región Triqui, para quienes no hubo justicia aunque el procurador de Oaxaca Evencio Nicolás Martínez Ramírez, diga y opine lo contrario, todo fuera como declarar, a propósito de las estrategias fallidas. Ojalá que no crean que la solución es plantar al Ejército.

Otra estrategia fallida, bajo advertencia no hay engaño, es colgarse milagritos como hacen ahora con Eviel Pérez Magaña, quien habla de todo, incluso lo que no hizo, es decir habla de todo.

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