7/02/2010

Las represión del Primer Mundo a los manifestantes ...

CUMBRE G20 EN CANADÁ

Protestas y represión marcan la cumbre G20 de Toronto

Activistas de distintos ámbitos protestaron contra la cumbre. 900 manifestantes fueron detenidos por la policía.

Alejandro Gaita (Vancouver)
Viernes 2 de julio de 2010. Número 129

La semana pasada tuvieron lugar en Toronto, Canadá, las reuniones del G8 y su evolución más reciente, el G20. Como es habitual desde la “batalla de Seattle” en 1999, la cumbre fue acompañada por una contracumbre de protestas, que tuvo que enfrentarse a un despliegue policial considerable. Los medios de comunicación alternativos, y en concreto mediacoop , un proyecto del periódico cooperativo Dominion , reunió y amplificó la voz de periodistas independientes y del “periodismo ciudadano”, como ya lo había hecho durante las protestas a los Juegos Olímpicos en Vancouver, hace unos meses.

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Las protestas variaron tanto en contenido como en forma. Convivieron las demandas de Amnistía Internacional contra la violación de los derechos humanos, las “abuelas del mundo unidas contra la guerra” y los comunistas de la vieja escuela que reivindicaban que “El capitalismo está en crisis, la solución es la revolución” con movimientos indígenas, con pacifistas, con toda una variedad de ecologistas, desde la línea más suave de Greenpeace hasta líneas más duras de movimientos de liberación animal, pasando por los que estaban centrados en el tema de las arenas bituminosas de Alberta, gente que pedía la investigación del 11-S, bandas de música, payasos y manifestantes que usaban las tácticas del black bloc.

La violencia contra la propiedad privada, ejercida por parte de algunos de estos últimos, se centró en grandes bancos y cadenas corporativas internacionales, aunque también se vieron afectados algunos comercios pequeños. La propiedad pública sufrió ataques espectaculares: varios coches de policía fueron dañados, y al menos dos incendiados. Por otro lado, la violencia contra las personas aparentemente fue competencia casi exclusiva de las fuerzas de seguridad. Hubo cientos de detenidos -se habla de los “900 de Toronto”- según informes fueron retenidos en condiciones deplorables, que en algunos casos pusieron en peligro su salud. Otros cientos de personas sufrieron cargas violentas o brutalidad policial, como ha sido recogido en multitud de testimonios personales y grabaciones en video.

Prácticamente ignorada por los medios, pero mostrando que la disidencia no se limita a denunciar al sistema actual, y, en algunos casos, a romper escaparates y quemar coches de policía, sino que trata de construir alternativas reales, también la semana pasada tuvo lugar el Foro Social Estadounidense en Detroit.

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