Plan B | Lydia Cacho
México debe estar alerta si desde ya el gobernador y precandidato del PRI a la Presidencia, argumenta que las demandas sociales por la justicia y la igualdad son triquiñuelas políticas. Todo parece indicar que su enorme poder mediático permite a este joven político ignorar importantes asuntos de Estado con una simple descalificación, y creer que porque Televisa no las cubre, no hay reacciones sociales ante su postura.
Un grupo de 90 investigadoras y 43 organizaciones civiles de 18 estados de la República exigieron a la Segob y al Inmujeres que implementaran la Alerta de Género en el Estado de México, por su elevada tasa de impunidad ante la creciente violencia sexual y mortal contra mujeres y niñas. La mayoría de representantes priístas la negó para proteger a Peña Nieto, quien de inmediato declaró que la entidad no registra la tasa más alta de feminicidios del país, que no había lugar para alertarlo. Dijo que “resulta sospechoso” que se haga este tipo de señalamientos contra el Estado de México, justamente en el año en que se renovará la gubernatura. Consideró que existe un “interés político detrás de ello”. Todo parece indicar que el candidato priísta ignora la historia de la Alerta de Género y que previamente se ha solicitado para Guanajuato, se intentó en la zona triqui de Oaxaca, además de que se preparan alertas para otros estados.
Es evidente que México avanza en ciertos aspectos difíciles de ver por la abrumadora narcoviolencia. Entre estos avances están nuevas leyes y reglamentos, como el artículo 22 de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, que define a la Alerta de Violencia de Género como el “conjunto de acciones gubernamentales de emergencia para enfrentar y erradicar la violencia feminicida en un territorio determinado, ya sea ejercida por individuos o por la propia comunidad”.
Los feminicidios son crímenes misóginos basados en la tolerancia social a la violencia contra mujeres. Digamos que si un ladrón mata a una mujer es homicidio, pero si un hombre asesina a su pareja argumentando falta de obediencia o de fidelidad, o un violador ultima su vida para castigarla, eso es feminicidio.
¿A qué le tiene miedo Peña Nieto?, ¿a que se investigue a su procuraduría, a que avance el país? Porque la Alerta de Género implica aplicar el artículo 18, que dice que la “Violencia institucional son los actos u omisiones que las y los servidores públicos de cualquier orden de gobierno que discriminen o tengan como fin dilatar, obstaculizar o impedir el goce y ejercicio de los derechos humanos de las mujeres, y acceso al disfrute de políticas públicas destinadas a prevenir, atender, investigar, sancionar y erradicar los diferentes tipos de violencia”.
Lo que la Alerta le pedía a Peña Nieto es que implementara una política de Estado de mediano y largo plazo para evitar la violencia contra las mujeres, y ¿qué contesta? Que se vayan a quejar por los muertos del resto del país.
Detrás del gobernador está su procurador, Alfredo Castillo, quien argumentó que a las mujeres las asesinan en el Edomex “porque consumen drogas, alcohol o usan inhalantes; trabajan en bares en los que alternan con los clientes o salen a altas horas de la noche”. Declaró a los medios que no se vale contabilizarlas porque “algunas ni siquiera nacieron en el Estado de México” (aunque allí mataran a 944 mujeres y niñas) y comparativamente “no son muchas”.
El tema es importante y delicado, porque aunque el desinterés de Peña Nieto por la agenda de la mujer se parece al de muchos políticos, algunos consideran que éste será el próximo presidente del país.
La depuración artificiosa de estadísticas de feminicidios que se hizo en la procuraduría del Edomex y las acciones de su gobierno nos demuestran que Peña Nieto nos manda un mensaje claro: “Ahorita no me molesten, que estoy en campaña”. Todo parece indicar que a este presidenciable le parece sencillo ignorar los temas que no comprende, o que estorban. Por lo pronto, a las mujeres simplemente las borra, como a las estadísticas.
www.lydiacacho.net / Twitter: @lydiacachosi
Un grupo de 90 investigadoras y 43 organizaciones civiles de 18 estados de la República exigieron a la Segob y al Inmujeres que implementaran la Alerta de Género en el Estado de México, por su elevada tasa de impunidad ante la creciente violencia sexual y mortal contra mujeres y niñas. La mayoría de representantes priístas la negó para proteger a Peña Nieto, quien de inmediato declaró que la entidad no registra la tasa más alta de feminicidios del país, que no había lugar para alertarlo. Dijo que “resulta sospechoso” que se haga este tipo de señalamientos contra el Estado de México, justamente en el año en que se renovará la gubernatura. Consideró que existe un “interés político detrás de ello”. Todo parece indicar que el candidato priísta ignora la historia de la Alerta de Género y que previamente se ha solicitado para Guanajuato, se intentó en la zona triqui de Oaxaca, además de que se preparan alertas para otros estados.
Es evidente que México avanza en ciertos aspectos difíciles de ver por la abrumadora narcoviolencia. Entre estos avances están nuevas leyes y reglamentos, como el artículo 22 de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, que define a la Alerta de Violencia de Género como el “conjunto de acciones gubernamentales de emergencia para enfrentar y erradicar la violencia feminicida en un territorio determinado, ya sea ejercida por individuos o por la propia comunidad”.
Los feminicidios son crímenes misóginos basados en la tolerancia social a la violencia contra mujeres. Digamos que si un ladrón mata a una mujer es homicidio, pero si un hombre asesina a su pareja argumentando falta de obediencia o de fidelidad, o un violador ultima su vida para castigarla, eso es feminicidio.
¿A qué le tiene miedo Peña Nieto?, ¿a que se investigue a su procuraduría, a que avance el país? Porque la Alerta de Género implica aplicar el artículo 18, que dice que la “Violencia institucional son los actos u omisiones que las y los servidores públicos de cualquier orden de gobierno que discriminen o tengan como fin dilatar, obstaculizar o impedir el goce y ejercicio de los derechos humanos de las mujeres, y acceso al disfrute de políticas públicas destinadas a prevenir, atender, investigar, sancionar y erradicar los diferentes tipos de violencia”.
Lo que la Alerta le pedía a Peña Nieto es que implementara una política de Estado de mediano y largo plazo para evitar la violencia contra las mujeres, y ¿qué contesta? Que se vayan a quejar por los muertos del resto del país.
Detrás del gobernador está su procurador, Alfredo Castillo, quien argumentó que a las mujeres las asesinan en el Edomex “porque consumen drogas, alcohol o usan inhalantes; trabajan en bares en los que alternan con los clientes o salen a altas horas de la noche”. Declaró a los medios que no se vale contabilizarlas porque “algunas ni siquiera nacieron en el Estado de México” (aunque allí mataran a 944 mujeres y niñas) y comparativamente “no son muchas”.
El tema es importante y delicado, porque aunque el desinterés de Peña Nieto por la agenda de la mujer se parece al de muchos políticos, algunos consideran que éste será el próximo presidente del país.
La depuración artificiosa de estadísticas de feminicidios que se hizo en la procuraduría del Edomex y las acciones de su gobierno nos demuestran que Peña Nieto nos manda un mensaje claro: “Ahorita no me molesten, que estoy en campaña”. Todo parece indicar que a este presidenciable le parece sencillo ignorar los temas que no comprende, o que estorban. Por lo pronto, a las mujeres simplemente las borra, como a las estadísticas.
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