3/20/2011

Calderón en campaña y la nación en más desgracias


Por todas partes de las economías, prácticamente en el torbellino de las diferentes modalidades del capitalismo, se anuncian más crisis con fines de estancamiento, pero el calderonismo con su jefe Calderón están dedicados a la disputa presidencial. La producción agrícola de maíz, frijol, arroz y otros granos indispensables para surtir la demanda interna se perdió por las heladas en Sinaloa, Sonora y Chihuahua, de tal manera que ni volviendo a sembrar se lograría tener a tiempo suficiente producción. Esto presagia un desastre para la alimentación general de las clases medias, los pobres y los que obtienen su raquítico salario para sobrevivir. Incluso, cientos de miles de jornaleros regresaron a sus entidades, sin un centavo y muertos de hambre, ante ese problema. Y Calderón sólo les dijo que se les pospondría el pago de los impuestos… ¡como ayuda federal!

Toda la economía pública, desde el foxismo, se encuentra sin impulso. Los panistas siguen creyendo que sin la intervención gubernamental, todo se ajusta conforme a las decisiones del sector privado, cuando éste espera la reactivación de las inversiones públicas para salir con las suyas que han escaseado por la indolencia calderonista. No hay, pues, políticas públicas para impulsar el crecimiento agrícola, industrial, y, por tanto, no hay creación de empleos; antes bien, siguen los despidos. Y como se reduce el consumo, se disminuye la producción, con lo cual se crea el círculo vicioso de alza de precios porque no hay demanda.

Pero Calderón está entretenido en imponer sucesor en Los Pinos, cerrarle el paso al Partido Revolucionario Institucional (no de Peña Nieto, al que quiere sea el candidato, que al fin y al cabo le tiene reservada una sorpresa por medio de la Unidad de Inteligencia Financiera, que persigue los dineros mal habidos y enviados al extranjero o guardados bajo siete llaves). Y buscará un candidato a modo (dicen que Juan Ramón de la Fuente, la señora Wallace, quien persiguió al delincuente que mató a su hijo, y hasta se menciona a su esposa Margarita), con tal de que ninguno de los “10” panistas obtengan la candidatura del Partido Acción Nacional que Calderón quiere controlar a como dé lugar.

Tenemos serios y gravísimos problemas: la creciente inseguridad y desafiante rebelión del narcotráfico; el aumento de la delincuencia tradicional, desempleo, conflictos sociales, y el que Calderón trae con Estados Unidos por sus desplantes con el embajador de ese país); el desbordamiento político por la adelantada competencia electoral de 2012; su adicción alcohólica, tráfico de migrantes, homicidios de civiles a la par de violaciones infames a los derechos humanos; empobrecimiento masivo, etcétera. Con todo eso, Calderón y su equipo están de lleno en la lucha electorera, haciendo a un lado sus obligaciones de atender lo que les compete federalmente. Vamos en camino a que en cualquier momento se provoque una explosión política si los problemas cierran el circuito y dejan de ser manifestaciones, protestas, críticas. Son demasiadas las desgracias como para que el pueblo permanezca indiferente.

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