Eduardo Ibarra Aguirre
Avisados como fueron los del crimen organizado que la Confederación Nacional de Gobernadores movilizará 310 mil elementos policiacos y ministeriales, del 13 al 19 de junio, para atacar de 65 a 70 por ciento de los delitos del fuero común, se imponen seis días de repliegue o, de plano, de vacaciones de las bandas delincuenciales.
Sólo el afán de aparecer como muy sensibles a las exigencias de la caravana de Cuernavaca a Ciudad Juárez, con un encuentro en El Paso, Texas, podría explicar la pifia de los ejecutivos de las entidades del país, en voz de Marcelo Ebrard y a quien le vino como anillo al dedo. En tanto usuario de la estación del metro Normal desde 1972, registro la remodelación que hizo de los exteriores, pero manoseando a las 42 víctimas mortales del 10 de junio de 1971.
Naturalmente que todo tiene una justificación y ésta la expresó César Duarte, el gobernador de la desangrada y mártir Chihuahua. “El objetivo –dijo-- es alentar a la población a que en esta acción estemos coordinados”. ¡Ah!
Judith Torrea, periodista vasca que 14 años después retorna a vivir a la ciudad más insegura del planeta, enseguida de presentar Juárez en la sombra: crónica de una ciudad que se resiste a morir, lo explica mejor. “No es una guerra contra el narcotráfico es una guerra para el control del narcotráfico, uno de los mayores negocios del mundo, no sólo en México”. Y pregunta a los adictos del norte: “¿Cuántos muertos se necesitan en mi querida Juaritos para que una persona en Nueva York consuma en paz un gramo de cocaína?”
En contrapartida, el señor de las cinco estrellas castrenses hizo honor a ellas como adolescente, durante la cuarta visita a Estados Unidos en lo que va del año. “No tienen armas muy poderosas (los narcotraficantes). Nosotros tenemos más poderosas”, dijo para defender ante mexicanos de San José, California, su impugnada y cada día más rechazada estrategia militar y policiaca que supera los 41 mil asesinados. Y valiente como es él en los discursos, pero siempre rodeado por elementos del Estado Mayor Presidencial, como ninguno de sus antecesores, sentenció: “Acuso a la industria armamentista americana (sic) de los miles de muertos en México”.
Acusaciones que no impactan porque en las manos de Felipe Calderón está renegociar algunos de los términos de la subordinación a la estrategia de Washington frente a las drogas --rechazada incluso por Naciones Unidas--, a las que se opone siquiera a debatir como su despenalización, con actitudes obtusas. En este caso se trata del restablecimiento de la prohibición de la venta de armas de asalto, aprobada durante la gestión presidencial de Clinton.
La reacción presidencial y la de los gobernadores tienen como telón de fondo los lineamientos del Pacto Nacional con Justicia y Dignidad que plantea “el fin inmediato de la estrategia de guerra y la desmilitarización de las funciones policiacas, así como el regreso de los soldados a los cuarteles”.
Los firmantes demandan, también, cancelar la Iniciativa Mérida y otros instrumentos de cooperación con Estados Unidos en políticas castrenses.
Y por si lo anterior no fuera suficiente. “Juicio político a Felipe Calderón, Genaro García Luna y Javier Lozano”, es otra de las exigencias concertadas por los firmantes, entre los que destacan artistas, dirigentes empresariales, sindicalistas, ministros de diversos cultos, organizaciones sociales, agricultores y muchos activistas que promueven que el dolor por los deudos trascienda y ocupe la plaza.
Con tal diversidad es natural que los disensos tengan amplio espacio, pero convergen en algo esencial, la autonomía del movimiento respecto a los poderes institucionales y facticos.
Acuse de recibo
“México debe reconocer públicamente a Armando Salgado”, propone el periodista Ramsés Ancira. Poco importa que lo haga bajo uno de los membretes que recicla con poca fortuna y muchas críticas… El reconocimiento podría empezar por no publicar sus fotografías sin darle crédito, pagarle derechos de autor y festejarle los méritos en vida… Justamente para ello, Armando Lenin Salgado Salgado, cofundador de Desconcentraciones Urbanas del Medio Ambiente en Pilcaya, Guerrero, asistió el viernes pasado al Grupo María Cristina… Una semana antes lo hizo José Guadalupe Luna Hernández, autor del valioso y bloqueado libro Información programática y rendición de cuentas. Claves para entender el uso indebido de los recursos públicos en el gobierno de Enrique Peña Nieto… Sobre Ni los veo ni los oigo (6-VI-11), la abogada Norma Esperanza Falcón Ruiz comenta: “Los hechos hablan, por lo tanto la actitud de respeto a nuestra Carta Magna señala el camino de los luchadores infatigables para que la sociedad, los pueblos en su conjunto de nuestro territorio nacional, no sean debilitados por la desunión que los tiranos fomentan. Vayamos unidos al renacimiento de un futuro que nos mantenga firmes, acordes a nuestra nacionalidad, a nuestros valores y a nuestra decisión de ser y estar por el bien de todos, no sólo de unos cuantos”.
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