10/02/2011

Los que nos quedamos


Sergio Bazán Barrón
Foto
Imagen tomada en uno de los estacionamientos de Tlatelolco en octubre de 1968, pocos días después de la masacre estudiantil. Sergio Bazán Barrón quiso consignar la salida del Ejército del lugar y pidió a un lavacoches que le tomara esta fotografía, en la que aparece con su Studebaker 1957, el cual había pertenecido antes, según cuenta, al torero Silverio Pérez y luego el boxeador Raúl Ratón Macías

Sobre los brutales hechos de la represión estudiantil del 2 y 3 de octubre del 68, tuve la suerte de sobrevivir en aquellos acontecimientos y de concurrir en inesperadas circunstancias. Por extraña fortuna, estuve en el lugar preciso y durante todo el tiempo que acontecieron para relatar ahora estas inéditas notas y comentarios. Pero lo más extraño, sería que como testigo personal, no acertaba en reunir todos los datos y los hechos para dar una explicación contundente que despertara la credibilidad necesaria, hasta que finalmente todo cambiaría después de transcurrir más de 30 años, cuando muchas notas informativas empezaron a fluir.

En todo ese tiempo, las versiones oficiales de los protagonistas responsables directos prevalecieron como la verdad real donde las publicaciones periodísticas se sometían ante el poder que ejercía el gobierno, o no tenían los elementos para contradecirlas. El problema de falta de credibilidad, partía del hecho que habiendo más de 100 periodistas y gran número de miembros del Consejo Nacional de Huelga, todos sus comentarios y testimonios se restringían a los primeros minutos de cuando se iniciaron los disparos a las 18:12 horas del 2 de octubre del 68 y hasta las 22 horas, para más tarde y después, misteriosamente todo se truncaba. Así ha prevalecido la historia de la matanza de Tlatelolco por más de cuatro décadas y sin elementos de juicio para contradecirla, o simplemente para olvidar.

Meses después de vivir los acontecimientos de los días 2 y 3 de octubre del 68 en Tlatelolco, no imaginaba que el gobierno corriera una cortina para ocultar la verdad histórica de los hechos, en los momentos y lugares que acontecieron. Todos los mexicanos intuíamos un hermetismo total de las altas esferas oficiales, sin que hubiera explicaciones obvias y veraces. Los principales responsables y protagonistas de la barbarie, distorsionaban, mentían, desviaban y truncaban los tiempos de los hechos que acontecieron durante la masacre, como un plan preconcebido, planeado y ejecutado con todos los agravantes por el gobierno.

Sólo años después se publicaban como versiones periodísticas las oficiales y se aceptaban en silencio lo que ya se sabía y difundía ante la opinión pública con el transcurrir del tiempo, pero maliciosamente se truncaban los espacios y los hechos de la agresión. Nada se conocía de los movimientos de la tropa desplegada por todo Tlatelolco, después de que se tomó por asalto la Plaza de las Tres Culturas, desde las 20 horas del 2 de octubre hasta las 6 horas del día 3 de octubre del 68. Así pues, se desconoce por completo lo que pasó aquella larga noche. Este será el tema histórico que aquí se relata.

*Fragmento tomado del libro

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