Jóvenes durante un acto de campaña de Aristóteles Sandoval.
Foto: Rafael del Río
Foto: Rafael del Río
GUADALAJARA,
Jal. (Proceso).- Lejos de renovar su discurso político, el candidato
del PRI-PVEM a la gubernatura y su equipo de campaña recurren cada vez
más a las estrategias de marketing político y se rodea de jóvenes y
guapas adolescentes. Analistas de UdeG entrevistadas por Proceso Jalisco
muestran su inconformidad porque, arguyen, se está utilizando a la
mujer como “figura sexuada”.
Al más puro estilo esnob, rodeado de
vistosas mujeres jóvenes que le dan a su contienda el toque que faltaba
al discurso banal, el candidato priista Jorge Aristóteles Sandoval lleva
una campaña de lujo y glamur.
El pasado 23 de mayo Aristóteles
organizó una comida VIP a los representantes de la comunidad cultural en
el restaurante fusión Santo Coyote, ubicado en la zona rosa de
Guadalajara, que aprovechó para lucir a las bellezas que lo acompañan a
actos proselitistas.
El convivio estaba para las 14:30 horas. Pero
desde antes la entrada del establecimiento estaba custodiada por dos
caballos pura sangre traídos de Holanda, de esos que se utilizan en
eventos de equitación, lo que contrastó con muestra cultural programada
por el candidato de la coalición PRI-PVEM. El estacionamiento del lugar
comenzó a llenarse de Mercedes Benz, BMW, camionetas tipo Lobo.
Despreocupados,
los comensales entraron al establecimiento, ignorando a un par de
mujeres indígenas que ofrecían sus artesanías desde una improvisada
mesa. Una vez reunidos los 200 invitados, encabezados por actores,
pintores, directores de teatro, escultores, arquitectos, cantantes y
diseñadores de moda, se inició la comilona.
Luego vinieron los
discursos, en los que, micrófono en mano, los asistentes expusieron a
Aristóteles la necesidad de incluir a la comunidad intelectual en el
“ejercicio del gobierno”. La nota de contraste la dieron dos artistas
discapacitados que desde la terraza pintaban cuadros al óleo con su
pincel en la boca, al tiempo que los comensales degustaban costillas de
cerdo bañadas en salsa de tamarindo, acompañadas con chicharrón de queso
y un molcajete de arrachera.
Tres músicos wirrárikas amenizaban
el ambiente con sus instrumentos autóctonos prehispánicos, mientras los
selectos invitados se tomaban la foto con el trajeado candidato a quien
llamaban “gobernador”. Algunos preferían mirar a hurtadillas a cuatro
jóvenes modelos que lucían al sol sus atuendos de “alta costura”
diseñados por algunos de los presentes.
Horas más tarde, el
candidato estuvo en el complejo panamericano de volibol en un encuentro
con jóvenes de la Coparmex. Conocida la proclividad de Aristóteles a
usar relojes de hasta 130 mil pesos, uno de ellos le preguntó ¿cuánto
gastaría en un reloj? y ¿cuál es su marca de ropa favorita?
Sandoval
respondió que para él no es desdeñable gastar hasta tres quincenas de
su sueldo por un reloj, lo que acaparó la atención de los medios de
comunicación. El diario Mural dio seguimiento y dos días después informó
que el candidato tiene una colección de relojes de gran valor, entre
ellos un Ulysses Nardin, un Ferrari, un Nautica, un Fossil y un Rolex
Explorer II que se cotiza por encima de 132 mil pesos.
Con
respecto a sus ajustados pantalones Banana Republic, y sus zapatos y
cinturones de la marca Salvatore Ferragamo que cuestan entre 500 y mil
700 dólares, Aristóteles comentó que suele “mandar a hacer su ropa”. Su
respuesta provocó abucheos de los jóvenes asistentes.
Para Joaquín
Osorio Goicoechea, coordinador de la licenciatura en ciencias políticas
y gestión pública del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de
Occidente (ITESO), la estrategia de Aristóteles y su partido se basa en
la creación de una imagen mercadológica que resalta el culto a la
belleza pero carece de contendido político:
“Lo que vemos es una
trivialización de la política, en donde lo que se ofrece es un producto
de consumo light, que aparenta tener frescura, estar a la onda y que a
la vez es bello. Pero vemos que hay un exceso de bluff y una falta de
claridad en un proyecto sólido que beneficie al común denominador de la
sociedad.”
Su colega Angélica Cázares Alvarado, investigadora del departamento de Políticas Públicas de la Universidad de Guadalajara, critica el exceso de mercadotecnia de Aristóteles. Dice que donde antes los actos de proselitismo eran amenizados con verbenas populares, música de bandas y aun corridas de toros, ahora son las estrategias de marketing político las que marcan la pauta en la campaña del priista.
“Ahora con los candidatos al gobierno del estado también vemos más jóvenes trabajando para ellos que no rebasan ni los 25 años. En el caso de Aristóteles, es cierto que impera en su equipo que lo acompaña un culto a la belleza, tanto en hombres como en mujeres”, dice la analista.
La mujer como gancho electoral
Durante
la Tercera Cumbre Mundial de Comunicación Política realizada la tercera
semana de mayo una estudiante del ITESO encaró a Aristóteles: “¿Por qué
como candidato apruebas que haya mujeres cosificadas portando una
bandera con tu nombre? ¿Cuál es tu estrategia, cuál es el mensaje?”, le
preguntó.
En los eventos del exalcalde tapatío realizados las
últimas semanas lo han acompañado decenas de jóvenes guapas, altas,
delgadas, con escotes pronunciados o vestidos cortos. Lo mismo se suben a
las tarimas donde bailan incluso con sus altos tacones, que portando
una bandera con el nombre de Aristóteles; también se despliegan en torno
suyo cuando sus seguidores se acercan a saludarlo. No dicen nada, sólo
sonríen, lo que cautiva a quienes asisten a los mítines y encuentros.
Tanto
Cázares Alvarado como Guadalupe Ramos Ponce, representante del Comité
de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las
Mujeres (Cladem), aseguran que aun cuando su discurso de campaña el
candidato se pronuncie constantemente a favor de las mujeres, en la
práctica su estrategia lo contradice.
Ramos Ponce opina que la
utilización de la mujer como objeto de mercadotecnia se ha trasladado
hasta las campañas electorales que, lejos de promover la equidad de
género, se encargan de reforzar los estereotipos.
“¡Ya basta de la
utilización de las mujeres como objetos publicitarios! Nos parece
denigrante que sean usadas como mercancía en pleno contexto electoral
para dar mayor visibilidad al candidato (Aristóteles Sandoval) y
recaudar así más votos. Es contradictorio que se hable de un avance
democrático y de equidad de género cuando en su campaña vemos mujeres
que se utilizan como objetos de entretenimiento”.
La activista
llama la atención porque, dijo, los derechos de la mujer se esté
utilizado como “tema de conveniencia electoral” y no como proyecto de
gobierno por parte del candidato priista:
“No se trata nada más de
presentar una propuesta bonita en favor de las mujeres. Se necesitan
acciones concretas y transversales, pues sólo habrá un avance
democrático y social si hay un reconocimiento pleno de los derechos de
las mujeres en el ejercicio de nuestra ciudadanía. Pero si los
candidatos, en especial Aristóteles, no lo entienden y sólo reproducen
los estereotipos del rol de la mujer, ¡imagínate que clase de sociedad
tenemos!”.
Ramos Ponce recomienda a los candidatos atender de
manera especial la violencia contra la mujer, pues Jalisco ocupa el
segundo lugar en ese tópico, por debajo del Estado de México, de acuerdo
con los últimos datos arrojados este año por el Instituto Nacional de
Geografía (Inegi).
“¡Cómo pueden prometer los candidatos erradicar
la violencia de género si en los roles que le adjudican a las mujeres
en sus campañas somos vistas como mercancía! Además –dice–, el tema de
los derechos sexuales y reproductivos debe de ser visto como un problema
de salud pública, más allá de una cuestión moralista o religiosa.”
Entrevistada
aparte, Raquel Partida Rocha, investigadora del Departamento de
Estudios Sociourbanos de la Universidad de Guadalajara, explica el rol
de la mujer como “figura sexuada”, sobre todo en tiempos electorales:
“La mujer como objeto al servicio de los candidatos no es nuevo, lo que sí es nuevo es la exuberancia de estas mujeres que rodean a los actores políticos, pues ahora son más provocadoras, incitadoras; el mensaje sexual es mucho más explícito.
“Los candidatos saben que el
concepto de poder va vinculado con la sexualidad, de ahí que sus
estrategas políticos le estén sacando jugo a esta figura sexuada de la
mujer. Además de las que, a cambio de favores sexuales, se prestan a ser
objetos para incursionar en la participación política”.
Profesora
investigadora y presidenta de Asociación de Mujeres Universitarias de
la UdeG, Partida Rocha explica la doble moral en términos de equidad de
género que se refleja en la política:
“En Jalisco estamos muy
atrasadas en el tema de equidad de género, pues las mujeres pensantes y
críticas son vistas como amenaza, y ante la falta evidente de programas y
propuestas serías se sigue cayendo en la representación de la mujer
únicamente como un objeto de belleza.”
Y cita un ejemplo: “Es una
doble moral. Por un lado tenemos a Ximena Navarrete, que es vista como
una reina y en donde el gobierno se encarga de promover su la belleza
como un valor cultural; por otro lado tenemos que Jalisco es violento
contra las mujeres y tiene un alto número de feminicidios, de violencia
física y sexual, en donde además las autoridades dan un trato desigual
para aquellas mujeres víctimas de violencia.”
Con relación a los
demás candidatos, Partida Rocha comenta que “existe un vacío” de
propuestas idóneas para fomentar los derechos de la mujer y concluye:
“No
hay por dónde irnos. Vemos al panista Fernando Guzmán con propuestas de
género en la que sostiene que no haya madres solteras ni papás
irresponsables, lo cual es una barbaridad que encierra un pensamiento
retrógrado que no se adapta a la realidad de una sociedad moderna.
“En
el caso de Aristóteles, vemos un exceso discursivo, son un gobierno
incluyente, pero no nos ha dicho cómo. En las izquierdas, Enrique
Alfaro, tiene un concepto muy claro de equidad, pero Fernando Garza es
el único que habla de temas concretos como feminicidios y violencia
intrafamiliar.
“Pero para los candidatos tradicionales sigue
habiendo un gran vacío en propuestas claras y serias. Ante la falta de
una discusión de fondo se traza un camino de banalidad en el cual se
busca sexualizar el papel de las mujeres ahora también en los espacios
públicos”.
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