Álvaro Delgado
MEXICO,
D.F. (apro).- Al cumplir la cuarta parte de su sexenio, el priista
Enrique Peña Nieto está cada vez más demacrado e irritable. Y tiene
razón: Mientras la inseguridad se dispara, la economía se desploma.
Y México, claro, empobrece más.
Es
el mundo al revés de Peña: Hace apenas año y medio, en su toma de
posesión en Palacio Nacional, prometió a los mexicanos que con él
llegaba el paraíso.
Hizo de la seguridad de los mexicanos y el
crecimiento de la economía los dos principales ejes de su gobierno. Uno
y otro, encomendados a sus dos cartas para la sucesión –Miguel Angel
Osorio Chong, de Gobernación, y Luis Videgaray, de Hacienda–, han sido
un fiasco.
Las cifras oficiales hablan de una disminución
marginal de la macabra cifra de muertos por la violencia, pero está
acreditado que se trata de datos maquillados y el horror heredado de
Felipe Calderón sigue.
En lo que no hay duda es en el vertiginoso
ascenso del delito que más lastima y marca a las víctimas y a sus
familias: El secuestro.
Tan grave es el secuestro que la
Procuraduría General de la República (PGR) creó, en febrero, la
Coordinación Nacional Antisecuestros, cuyo titular, Renato Sales
Heredia, informó que durante los primeros meses de 2014 este delito se
incrementó 24%.
Pero el fenómeno es más serio: La asociación Alto
al Secuestro, que preside Isabel Miranda, asegura que en lo que va del
gobierno de Peña Nieto el número de plagios aumentó 600%, para una suma
de 3 mil 938 casos.
Y la extorsión, el delito que también va
contra el patrimonio de las familias y la inversión productiva, se
elevó vertiginosamente, aun en las propias cifras oficiales.
El
Observatorio Nacional Ciudadano por la Seguridad, la Justicia y la
Legalidad, que se provee de información oficial, informó que en 2013 el
secuestro aumentó 19.6%, en tanto que las extorsiones crecieron 9.34%,
las cifras más altas en la historia.
Así, el “México en paz” que Peña prometió en campaña y en su toma de posesión es una falacia.
Otra falacia es el crecimiento económico: El supuesto mejor ministro de
finanzas de América Latina, el secretario de Hacienda y Crédito Público
(SHCP), Luis Videgaray, ha resultado un fracaso. Se aferró a que México
crecería a una tasa de 3.9% del PIB, pero hizo el ridículo.
Apenas
el viernes 23, Videgaray tuvo que ajustar a la baja su pronóstico de
3.9 a 2.7%, una disminución que podría ser mayor y eventualmente
semejante a la del año pasado.
En efecto, Peña prometió que la
economía crecería 3.5% en 2013, pero recortó su pronóstico tres veces
para dejarlo en 1.3% y finalmente el PIB creció apenas 1.1%. Es decir,
cero.
Millones de mexicanos que votaron por él, persuadidos por los regalos o la esperanza, perciben el amargo sabor del engaño…
Comentarios en Twitter: @alvaro_delgado
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