Las redes sociales emergieron cuando la llamada Web 2.0[1]
incluyó a los usuarios en el contenido de internet, en este momento, el
usuario se convirtió en la herramienta perfecta para transmitir
mensajes, publicidad, clases, aprendizaje y un sin fin de temas y
variantes que lo acercaron cada vez más con el otro, aun sin conocerse.
Por
esta razón (que podría parecer inverosímil) en el año 2006 la revista
Time nombró a “YOU” (tú en inglés) como el personaje del año. El sujeto
se convirtió entonces en el principal hacedor de historias,
contribuyendo anónimamente en los diferentes espacios que para tal fin
se habían creado: Hi5, ICQ, MySpace, Wikipedia, YouTube y… Facebook. La
misma revista nombró en el 2010 a Mark Zuckerberg con este
reconocimiento.
Entonces y a partir del siglo XXI ha sido
impresionante el crecimiento vertiginoso de redes sociales, unas han
subsistido, otras se han quedado en el camino y otras más han sido
absorbidas por los gigantes ante el temible panorama de una expansión y
ganancia exponencial que pudiera perjudicarles.
Pero la Web 2.0
es mucho más que eso, a decir del creador del término Tim O’Really, la
Red (llamada así por la metáfora de la telaraña), opera en tres niveles:
- A nivel comunicación donde se ponen en común los conocimientos.
- A nivel comunidad, donde el sujeto puede integrarse a una comunidad e incluso crear nuevas.
- A nivel Cooperación, donde el usuario puede encontrar ayuda o bien, hacer cosas conjuntamente.
Todas
redundan en los mismo: La Web tiene un solo camino: la comunicación.
Aunque también debido a esta transversalidad la red se ha convertido en
algo viral ya que podemos acceder a Internet desde casi cualquier lugar
(donde exista una señal) pero también lo que decimos y escribimos está
en cuestión de segundos en diferentes partes, provocando incluso que
grandes personalidades o gobernantes, tomen como cierto o le den
atención a algún comentario de estas redes.
Esto implica de
alguna manera que las empresas hayan cambiado y sigan cambiando sus
formas de relacionarse interna y externamente; tanto a nivel de
producción como en la comunicación, permitiendo la potencialidad de los
mensajes.
Todo esto nos lleva a pensar que las nuevas
tecnologías y redes sociales han promovido un ciudadano con más
posibilidades de convertirse en un creador y hacedor de contenidos
incluso desde el sofá de su casa o desde un café internet, cuando antes
este rol sólo estaba destinado a los expertos; esta interacción llega
incluso a deformar la visión global de la realidad y llega a impactar a
cualquier ámbito de la sociedad, incluso a la política. Los medios de
comunicación por ejemplo, dejaron de ser unidireccionales y tuvieron
por fuerza que convertirse en multidireccionales, incluyéndose un
perfil de Twitter y Facebook, donde la mayoría de los jóvenes expenden
más tiempo de su día.
El ciudadano se convirtió en un reportero
más que sale a la calle y busca noticias que llamen la atención, ante
tal suceso han tenido que crearse diferentes espacios digitales para
dar cabida a tal información, las mismas redes sociales sirven incluso
como espacios de denuncia. Incluso podemos opinar en 140 caracteres.
Bajo esa premisa, todos vivimos en “no lugares” como en su momento lo
afirmó Marc Augé[2],
etnólogo Francés que se refirió con este término a los lugares de
transitoriedad que carece de la configuración de espacio y que
evidentemente son una consecuencia de la modernidad.
Este
impacto de redes sociales en el mundo, por supuesto que ha tenido
consecuencias sociales y aunque en México menos de un tercio de la
población tiene acceso a internet, cada vez es más común observar a la
gente caminando, comiendo, manejando y haciendo cualquier actividad
casi siempre con un “teléfono inteligente” en las manos. La inmediatez
de la comunicación ha construido a un individuo ansioso y desesperado
por encontrar información cada vez más frecuentemente. La pregunta es
¿de verdad se genera socialización en las redes sociales?
En
este sentido, la web ya no sólo proporciona información sino que al
comunicar de esta manera se generan comunidades virtuales que incluso
pueden llegar a ser más solidas que las “físicas”, aunque usted lo
dude. Lo importante de resaltar es que los nuevos medios digitales han
logrado un nuevo nivel en un mundo virtual donde todo, absolutamente
todo puede ser cuestionado.
Hoy avanzamos hacia la web 3.0 que
pretende estructurar mejor los contenidos de las páginas y de las redes
sociales en cuanto a información y estructura, es decir; otorgarles un
”contexto”. Una Web que otorgue un valor añadido al usuario
personalizando las experiencias, con vínculos y bases de datos “más
inteligentes”; es decir: significando el lugar de interpretando. En
este nuevo panorama, las redes sociales buscarán integrar búsquedas de
personas ya no por su nombre o correo, sino por sus gustos o
intereses, en todas las redes sociales a las que pertenecen, esto
evidentemente, volverá a modificar los patrones de comunicación social
entre individuos, comunidades, organizaciones y gobiernos.
Dicho
así parece fácil; sin embargo aún queda un poco de camino por recorrer
para llegar hasta esa puerta, mientras tanto esperaremos a ver qué
nuevas sorpresas nos guarda la gran telaraña de la que estamos seguros
los grandes asesores de imagen, los dedicados a la mercadotecnia
política y al manejo de las campañas políticas ven como un área de
oportunidad para acercarse cada vez más a esta gigantesca red.
Lo importante de las redes sociales es conocerlas, entenderlas, saberlas aplicar y utilizar con responsabilidad.
@fdodiaznaranjo
[1]En
la web 1.0 los usuarios sólo navegaban pasivamente y leían, veían y
escuchaban sin poder comunicarse horizontalmente con alguien más, salvo
por correo electrónico. La web 2.0 implica la interacción de los
usuarios y una comunicación más dinámica, donde autores, creadores y
lectores se entremezclan sin conocimiento previo. Es decir; la Web 2.0
hace a un usuario más interactivo. Ha sido Tim O’Really quien inventó
el término.
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