Pachuca, México, mayo (SEMlac).- Las mujeres piden, desde
el Foro Hemisférico Belém do Pará +20, celebrado en esta ciudad capital
del estado mexicano de Hidalgo, ser tema de peso en la agenda de los
gobiernos de la región.
Las autoridades de esta parte del mundo tienen para con ellas la
gran deuda de resolver la impunidad en los delitos de violencia contra
la mujer; la persecución que sufren aquellas que luchan por los
derechos humanos; el fin del hostigamiento a las que trabajan a favor
de los movimientos sociales, la paridad política entre ambos géneros y
poner un alto al acoso político para que las mujeres renuncien a
puestos de elección popular, a la vez que acabar con los feminicidios.
En el Foro Hemisférico Belém do Pará +20, realizado los días 14 y 15
de mayo último, intervinieron representantes de diferentes organismos
interamericanos e internacionales, mujeres integrantes del gabinete
federal de México, legisladoras de los congresos nacional y local, así
como ministras de justicia y titulares instituciones de la mujer de
países de la región, quienes patentizaron la necesidad de detectar
sinergias y promover impulsos políticos para lograr erradicar la
violencia hacia las mujeres, empezando por su empoderamiento económico
y político.
Según la Organización Panamericana de la Salud, la violencia de
género afecta a millones de ellas, ya que la padecen entre 17 y el 53
por ciento de la población de mujeres en cada país de la región.
El mismo organismo estima que se cometen diariamente 500 episodios
de violencia sexual contra las mujeres en América Latina y el Caribe,
mientras que en esos países se siguen perpetrando de manera alarmante
la trata de personas, la violencia doméstica y sexual, el feminicidio,
el acoso laboral, moral y sexual, la discriminación y la misoginia, los
desplazamientos por conflictos armados, las violaciones sistemáticas de
mujeres y niñas, así como otras conductas y acciones que les impiden
una vida libre de violencia.
En el foro se reconoció la gravedad del problema, su amplitud y
complejidad, así como la responsabilidad de los Estados miembros de la
Organización de Estados Americanos (OEA) que han ratificado la
Convención de Belém do Pará.
Mujeres dedicadas a la política, ministras de justicia,
investigadoras, activistas, titulares de organismos interamericanos e
internacionales ofrecieron sus puntos de vida y hablaron ampliamente
sobre los obstáculos a los que se enfrenta la sociedad civil para hacer
valer sus derechos.
Paloma Soria, abogada de Women's Link Worldwide, organización
defensora de los derechos humanos, dijo que es grave la situación que
sufren las defensoras de los derechos humanos, así como el
hostigamiento y criminalización en contra de personas que trabajan a
favor de los movimientos sociales, lo cual retrasa el avance en
concientizar a la sociedad sobre la urgencia de erradicar todas esas
formas de violencia.
Insistió en que hay que llamar la atención sobre la responsabilidad
de los Estados para que esto no siga ocurriendo, pues algunos grupos de
poder han encontrado muy fácil quitarse de encima a las personas
activistas y prácticamente empeñarse en una persecución hacia la
sociedad civil.
Agregó que ha sido un gran paso, gracias al activismo, que en la
agenda pública haya quedado instalado el tema de la violencia contra
las mujeres, lo mismo que el reconocimiento de sus derechos humanos,
aunque admitió que todavía es incipiente la jurisprudencia que está
tratando de acabar con los estereotipos.
"Podemos tener muchas leyes, pero si no hay voluntad política, las
leyes siguen quedando en papel mojado", dijo Soria. Sin recursos,
añadió, y sin permitirnos disfrutar de los derechos, no nos sirven las
sentencias.
Subrayó que el marco del derecho es muy importante desde el punto de
vista de la criminología. Pero que ella ha encontrado, como abogada,
muchos casos de trata en los que ha importado más su situación
migratoria que la trata en sí misma, y que en ese sentido ningún marco
jurídico será útil.
Alertó entonces sobre la necesidad de exigir a los Estados una
respuesta integral al problema de la violencia, al mismo tiempo que
contar con medidores efectivos para tener bajo control los mecanismos
que se hayan echado a andar.
En otra intervención, María del Carmen Alanís Figueroa, magistrada
de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación, de México, reconoció que aún faltan marcos normativos para
detectar y sancionar el acoso político en contra de las mujeres.
Advirtió sobre el fenómeno de violencia que se vive en América
Latina, donde muchas mujeres dedicadas a la política sufren amenazas,
maltrato físico o psicológico para que renuncien a su aspiración de
participar como candidatas a los puestos de elección popular, o bien
que dejen los cargos para los que ya fueron electas.
También consideró necesario derribar los obstáculos que enfrentan
las mujeres para acceder a la justicia, como lo indica el alto costo
que implica interponer una demanda, el escaso número de entidades
receptoras de denuncias y la falta de espacios privados para
presentarlas.
Alanís Figueroa aseguró que el Tribunal, del cual ella es
magistrada, se ha colocado a la vanguardia de las exigencias nacionales
e internacionales, al emitir resoluciones encaminadas a tutelar
adecuadamente el ejercicio de los derechos político-electorales de las
mujeres, con lo cual imparte justicia con perspectiva de género.
Patsilí Toledo, investigadora de la Universidad de Barcelona y
especialista en derecho público, dijo que en Europa la violencia contra
las mujeres es tan prevaleciente como en muchas otras regiones del
mundo y comentó el estudio más amplio que sobre el tema se ha realizado
hasta el momento.
Precisó que, efectivamente, 33 por ciento de las europeas ha sufrido
violencia física y sexual desde los 15 años, y según reflejó ese
estudio de la Agencia para Derechos Fundamentales, cinco por ciento de
las mujeres de ese continente (nueve millones) ha experimentado una
violación.
Agregó que el feminicidio ha llevado a tomar en serio la violencia
contra las mujeres, cuando apenas en los años setenta se hablaba de
ello, y hasta los noventa no se reconoce como un problema social. "Ha
costado mucho esfuerzo poner luz sobre ese tema", recalcó.
Sin embargo, aseguró que "los Estados fracasan en la protección de
las mujeres porque no se las toma en serio y no se investiga".
Las cifras del homicidio de mujeres hablan por sí solas, ya que en
América Latina se registran cinco de los índices más altos de
feminicidios, lo cual preocupó a la Asamblea Parlamentaria Eurolat.
Además, en México y Guatemala la impunidad es del 99 por ciento. En
Bolivia, donde hay 30 años de cárcel por feminicidios, de los 335 casos
que se reportaron entre 2008 y 2012, sólo 27 fueron procesados
penalmente hasta terminar con una sentencia.
La conclusión a la que llegaron muchas de las participantes en el
foro fue que, mientras no exista la repartición equitativa de los
espacios de poder, difícilmente cambiará la situación de las mujeres.
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