Miguel Concha
La Jornada
Por muchos años, las
organizaciones de la sociedad civil (OSC) han promovido el desarrollo
social, atienden problemáticas específicas de un grupo o localidad y
defienden los derechos humanos. Reconocen, sin embargo, que buena parte
del trabajo que realizan es poco visible; regularmente se pierde o no se
sistematiza, pues la mayoría no lo documenta y no aprovecha los
conocimientos producidos en sus buenas prácticas. Con esta afirmación se
introduce el resultado de la investigación La coinversión social, factor relevante en el impacto social y la incidencia pública de las Organizaciones de la Sociedad Civil,
recientemente publicada por la organización DECA, Equipo Pueblo, AC,
con la intención de mostrar y relevar los aportes de las OSC en torno a
una multiplicidad de ámbitos y temas urgentes.
Nos recuerda, en ella, la vigencia del debate entre actores políticos
y sociales sobre la pertinencia de reconocer, apoyar y fomentar a las
OSC en nuestro país, aun cuando ya son reconocidas por su interés en lo
público y contar con un marco normativo e institucional para sostener su
trabajo y favorecer su participación. La investigación de Equipo Pueblo
se planteó dialogar con OSC de cinco regiones de México acerca del
impacto social que han conseguido en el contexto del Programa de
Coinversión Social (PCS), del Instituto Nacional de Desarrollo Social
(Indesol), ya que hay mucha evidencia, no difundida, de los beneficios,
resultados y cambios que las OSC logran progresivamente con sus
iniciativas. Si bien cada entidad tiene progresos y dificultades
particulares, en general los proyectos operados por las OSC muestran
resultados tangibles e impacto social en las dimensiones analizadas:
impacto social, directo e indirecto en el entorno comunitario y en
procesos de incidencia en las políticas públicas.
En la dimensión cultural, las OSC identificaron los cambios de
actitud, conducta o conciencia que sus proyectos generan entre la
población y su entorno, no sólo familiar, sino también comunitario,
incluyendo a las autoridades locales. En los ejemplos ofrecidos hay un
reconocimiento del significado de los apoyos del PCS, aunque también
explicaron que los factores que influyen o determinan un proceso o un
buen resultado son diversos, de manera que los recursos del Indesol en
algunos casos son complementarios, en otros definitivos, o simplemente
el punto de partida de un proceso de transformación. Sin duda, hay otros
factores que influyen, como la trayectoria, experiencia y compromiso de
las organizaciones, que por lo regular van acompañados de un
reconocimiento público y/o de las instancias de gobierno que están
cercanas a la problemática o sector con los que trabajan.
Las OSC en general consideran que sus proyectos alcanzan impactos de
largo aliento. Entre ellos la generación o fortalecimiento de
capacidades del grupo o comunidad; mejoras en las condiciones de vida
del grupo o sector atendido; concientización y/o sensibilización sobre
determinados problemas; participación en procesos colectivos, alianzas
con organizaciones afines para la incidencia pública y formalización de
redes; procesos de desarrollo local, e impulso de iniciativas para
influir en políticas públicas relacionadas con los problemas o grupos de
población con que trabajan. En el marco de un proyecto, o como un
efecto posterior a su desarrollo, identificaron experiencias de gestión
para la incidencia en la legislación y políticas públicas dirigidas a
grupos de población determinados, por lo regular precedidas de
experiencias de cabildeo en años anteriores con el Legislativo y el
Ejecutivo, para posicionar algún tema de su ámbito de actuación. También
es común en esas iniciativas el respaldo o fortaleza que significa ser
parte de una red de OSC.
Si bien las OSC reconocen la importancia del apoyo del Indesol
en sus procesos, identificaron también las dificultades y desafíos para
que las acciones de fomento sean más efectivas y favorezcan su impacto
social. Una limitante es el monto asignado a cada proyecto, con una
cobertura insuficiente y lejana a las demandas de las OSC del país, a lo
que habría que añadir los retrasos en la entrega de los fondos, y
aunque no es responsabilidad del Indesol, en algunas entidades se genera
por ello entre las organizaciones una competencia que las lleva a la
división por los recursos. Otra dificultad es la temporalidad de los
proyectos aprobados por el PCS, pues regularmente se deben operar en
seis meses o menos, por lo que no es viable conseguir el impacto social
que el Indesol coloca como horizonte.
En ánimo constructivo, y considerando que las políticas de fomento
para las OSC son fundamentales para que sigan siendo actoras de interés
público con impacto social, se hicieron recomendaciones de distinto
alcance. Que el conjunto de los programas sociales que implementa el
gobierno federal tenga un vínculo mayor con las OSC, que al final son
las que trabajan en los temas relacionados con la política social, lo
que potenciaría su impacto, las fortalecería y le daría una vuelta de
timón a los apoyos con recursos públicos.
Que se consideren proyectos con mayor tiempo para su implementación
(dos a tres años), se rediseñen con las participación de las OSC los
indicadores de impacto social y se contribuya para que el tema fiscal y
de comprobación de gastos se flexibilice y no sólo tome en cuenta la
naturaleza no lucrativa de las organizaciones, sino también a las
comunidades donde operan los proyectos. Se sugiere igualmente que el
Indesol se muestre como una sola institución y trabaje de forma
coordinada para dar seguimiento y apoyo a todas las OSC del país. Si se
retoman esas recomendaciones, el PCS podría convertirse en el bastión
principal de la política de fomento de las organizaciones de la sociedad
civil.
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