José Antonio Rojas Nieto
¿Cuántos refinados produjo en 2016
Pemex Refinación, la empresa agrupada hoy con otras actividades en
Pemex Transformación Industrial? Un monto de 933 mil barriles diarios.
¿Cuántos vendió internamente? Un millón 648 mil al día. De ellos, un
millón 286 mil barriles diarios corresponden a gasolinas, diésel y
turbosinas. Y en ese mismo año, la importación de estos tres refinados
le representó 90 por ciento de un total de 804 mil barriles diarios de
petrolíferos importados. Esto es expresión de una capacidad utilizada de
destilación primaria de apenas 57 por ciento. Ya se refina menos de un
millón de barriles diarios.
Los números de años anteriores –por ejemplo 2015 y 2014– no dejan de
ser tan dramáticos como éstos. Acaso un poco menos. Pero sólo un poco.
Utilización de refinerías de 69 por ciento en 2014. Y de 65 por ciento
en 2015. Importación de 41 por ciento de gasolinas, diésel y turbosina
de las ventas internas en 2014. Y de 48 por ciento del total de ventas
internas de estos productos en 2015. Y –de nuevo– importación de 56 por
ciento de gasolinas y diésel comercializados internamente en 2016.
Adecuado o inadecuado, lo cierto es que la pérdida neta de Pemex
Refinación en 2014 fue de 75 mil 409 millones de pesos. Cinco mil 700
millones de dólares con tipo de cambio fix del Banco de México de ese
año. Y 62 mil 711 millones de pesos de pérdida neta en 2015,
equivalentes a casi 4 mil millones de dólares, también con el mismo tipo
de cambio pero en 2015.
No es fácil señalar los resultados de 2016 por la nueva contabilidad
agregada de Pemex Transformación Industrial. Se requiere trabajar más a
detalle la contabilidad específica del hoy famoso TRI de Pemex.
Específicamente lo que antes era la información por segmentos. ¡Habrá
que hacerlo! Pero no hay sorpresas en el cálculo de la diferencia entre
los ingresos por ventas totales y costo de lo vendido. Aunque –preciso
es decirlo– el costo de lo vendido está evaluado a precios
internacionales con los ajustes de calidad y de logística
correspondientes.
¿Qué referentes internacionales tenemos? Ante todo los precios de
Estados Unidos. Conviene decir, por ejemplo, que el costo de la
refinación reconocido en Estados Unidos en estos mismos años 2014 a 2016
ha sido, respectivamente, de 15, 20 y 16 dólares por barril,
respectivamente. Un promedio del orden de 17 dólares por barril. Así, de
un precio medio de la gasolina regular de 141, 102 y 90 dólares por
barril, respectivamente, el costo atribuido a la refinación y al margen
de beneficio de esta actividad, equivale a 10, 18 y a 20 por ciento del
precio en bomba. En promedio móvil del orden de cinco años cerca de 14
por ciento del precio final. En esos mismos tres años, por cierto, el
precio del crudo representó 65, 48 y 45 por ciento del mismo precio
final en bomba de la gasolina regular en Estados Unidos. Y para el mismo
promedio móvil de cinco años, el crudo representa cerca de 60 por
ciento, con 76 dólares por barril.
Allá mismo el peso de los impuestos –federales, estatales y locales–
en el precio final fue de 13, 19 y 21 por ciento, respectivamente; en
2014, 2015 y 2016, equivalentes a 18 dólares básicamente. El peso de los
impuestos también en un promedio móvil de cinco años, equivale
justamente a 18 dólares por barril. Y una proporción del precio final
cercana a 15 por ciento. Hagamos una síntesis de esta estructura
considerando, precisamente, este promedio móvil de cinco años, es decir,
de 2012 a 2016. Precio final de la gasolina regular de 126 dólares por
barril en promedio móvil de cinco años. Corresponde a un crudo con un
precio de 77 dólares, que representa 60 por ciento del precio final de
la gasolina. Los costos específicos de refinación son –en este mismo
promedio móvil de cinco años– de 17 dólares y representan 14 por ciento
del precio final (el famoso Retail Price de Estados Unidos). Y
los de distribución y comercialización llegan a un orden de 15 dólares
por barril, con una participación de 12 por ciento. Sumemos crudo,
refinación y distribución y comercialización de referencia en Estados
Unidos. Alcanzamos 109 dólares por barril, de un precio final de 126. Es
decir, estos tres rubros representan –en términos redondos– 86 por
ciento del precio final. El 14 por ciento restante, cercano de 18
dólares corresponde a los impuestos. En los hechos esta estructura se
impone en lo fundamental a la refinación en México. No sólo por la cada
vez menor utilización de la capacidad instalada. Y el creciente volumen
de importación de gasolinas, diésel y turbosina. También por la
exportación de crudo, que impone precio del crudo de referencia que
ingresa a la refinación interna. El famoso costo de oportunidad. El
gobierno de México desea que permanezca estable el peso de los impuestos
en los petrolíferos comercializados internamente. Es decir, el que
llamamos IEPS básico y el impuesto más significativo del precio final.
El IEPS de combustibles fósiles, cuya caricatura debe corregirse algún
día. Y el IEPS que va a municipios y estado y que –es conveniente
mencionarlo una vez más– no ingresa en el cálculo del IVA. Por esa misma
razón el IVA del precio en la bomba es un poco inferior a 16 por
ciento.
Digámoslo de nuevo. Con la nueva política de precios libres se
espera que el volumen de impuestos –además del IVA, los tres tipos de
IEPS– se mantenga estable. Y que los precios en las gasolineras varíen
–en primer término y en lo fundamental– por la modificación que los
cambios en los precios del crudo y en la demanda originen en los precios
de referencia de las gasolinas. Y en segundo término, por las
variaciones del tipo de cambio. Y eso, precisamente eso, es lo que nos
espera en el futuro. Precios finales de gasolinas y diésel dependientes
de impuestos básicamente estables. Asimismo de variaciones en las
cotizaciones de referencia, en lo fundamental ascendentes en los
próximos años. Y, finalmente, de un tipo de cambio que –si la lógica y
la racionalidad se impusieran– debiera recuperarse; es decir, no seguir
permanentemente subvaluado. Sin duda.
de que autor es la caricatura ?
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