Alegatos
Por @nomus77
El fantasma de otro populismo ronda por ahí: andar prometiendo penas y castigos. Ahí tienen el caso de Meade, que dice que a los malos les dará mucha cárcel, les quitará el dinero y que nos lo regresará en becas.
Es obvio que en campaña cada candidato
dice lo que imagina ganará más votos, que todos se llenan la boca de
promesas y que se inflan como guajolote con el típico: yo sí sé cómo.
Pero, cuando hablamos de golpear el bolsillo de narcotraficantes y corruptos
¿no importa en algo haber sido el encargado del sector financiero del
país dos veces en sexenios distintos? ¿Qué antecedentes tenemos? ¿Son
esos los únicos rubros chuecos de la economía? Vamos por partes.
1.- El tamaño del pastel
Un estudio de Global Financial Integrity,
una institución con sede en Washington, señala que México ocupa el
tercer sitio dentro de las primeras 20 economías emergentes en exportar
flujos de capitales ilícitos, sólo después de China y Rusia.
Sólo en 2013 hubo fugas ilegales por 1.1
billones de dólares, principalmente a paraísos fiscales como Suiza, las
Islas Vírgenes Británicas. Ese dinero se generó en nuestra economía,
pero aprovechó las grietas y tuberías para irse sin dejar los impuestos
que corresponden. Algo ha venido corrigiendo el SAT, pero de que la fuga
es grande, la verdad es enorme.
Otro dato, la ASF y el SAT estiman que la
evasión fiscal le ha costado a México hasta 3% del PIB. Mientras que
diversos estudios dicen que la corrupción en el país se chupa hasta el
10 % del PIB. O tengan en cuenta los descomunales montos que la ASF ha
observado (encontrado irregularidades) al gasto de gobernadores. En
Veracruz, con Duarte, por ejemplo, la ASF presentó observaciones sobre
el gasto de 17,000 millones de pesos. Y eso que no revisa todo lo que
gastan sino apenas una partecita.
En suma, entre corrupción, crimen y flujos ilícitos hablamos de cantidades estratosféricas.
2.- Pero ¿qué ha hecho el gobierno de Enrique Peña Nieto –al que perteneció Meade- frente a tal situación?
Realmente poco, por no decir nada. Y eso
no es cosa menor, porque José Antonio Meade precisamente viene del
sector financiero. Aunque, de hecho, lo cierto es que la capacidad del
gobierno mexicano para pelear contra la economía criminal es mínima. Y
esta falla estructural viene de hace tiempo.
Tomemos el caso de los defraudadores
fiscales. En total, en 2 años (2014 y 2015), la Procuraduría Fiscal de
la Federación consiguió 454 consignaciones, obtuvo 88 sentencias
condenatorias y la recuperación de poco más de 78 millones de pesos.
Pero la ASF y el SAT calculan que en esos mismos años se evadieron
430,000 MIL millones de pesos. Sopas: 78 millones recuperados frente a
430,000 evadidos.
Hablemos del lavado de dinero. En el
tercer informe de gobierno, Enrique Peña Nieto presume que la reforma
financiera permitió que se bloquearan 407 millones de pesos y 5 millones
de dólares de dudosa procedencia, y que se logró el aseguramiento de
260 millones de pesos y 115 mil dólares.
Para poner la cifra en perspectiva, los
dólares bloqueados y asegurados (con inteligencia financiera) por el
gobierno de México son una diezmilésima parte (el .012%) de los ingresos
de los cárteles del narcotráfico (estimados por el gobierno de Estados
Unidos en 40 mil millones de dólares). La proporción en este caso es
ridícula.
3.- Y a todo esto ¿qué onda con la inteligencia financiera?
No hay que hacerse bolas, es tan poca que
alcanza apenas para los enemigos políticos, así que nunca pueden o sólo
pueden cuando quieren. ¿Dónde quedó ese aparato de inteligencia
financiera que reveló las triangulaciones y operaciones sospechosas e
inusuales de Elba Esther Gordillo? ¿Dónde el que iniciara
investigaciones contra Marcelo Ebrard? ¿Qué pasó a las investigaciones
contra Padrés y su hijo? (En esas el gobierno federal se rajó) ¿En qué
va el juicio de Andrés Granier? (Les cuento: va perdiendo) ¿Por qué no
logran la recuperación de los bienes incautados en Estados Unidos a la
familia de Moreira? (No se enojen: ni siquiera los reclamaron).
Es obvio, la capacidad institucional para
investigar las finanzas criminales es ridícula. Y Meade fue el máximo
encargado de ese sector.
Pero que conviene decirlo claro: la
inteligencia financiera fracasa no por accidente, sino como parte del
pacto de impunidad. Y frente a esta evidencia, José Antonio Meade repite
una fórmula prometer penas más duras, cárcel, decomisos y bla bla bla.
Puro populismo… en este caso penal y financiero.
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