Mujeres indígenas asesinadas o desaparecidas en Canadá.
Photo Credit: CBC
«Durante décadas, las mujeres y niñas canadienses indígenas han sufrido desapariciones y asesinatos. Nuestro sistema de justicia ha fracasado. Por desgracia, no es un tema únicamente del pasado. Es vergonzoso y absolutamente inaceptable. Esto debe parar».
-Justin Trudeau, primer ministro
La Investigación Canadiense sobre Mujeres y Niñas Indígenas
Asesinadas y Desaparecidas fue creada por el gobierno de Justin Trudeau,
después de la asunción de su gobierno a pedido de comunidades indígenas
y diversos grupos de la sociedad civil canadiense, quienes exigían
desde hace varios años a Ottawa una investigación sobre los 1 800 casos
censados de mujeres indígenas muertas y desaparecidas en Canadá en los
últimos 40 años.
Esa cifra representa únicamente aquellas de las que se tiene
registro ya que tanto la Real Policía Montada del Canadá como las
organizaciones indígenas del país estiman que es mucho mayor.
Hoy, tres años más tarde, el informe tan esperado sale a la luz con una palabra específica que lo define: Genocidio.
El premier Trudeau estuvo presente en la ceremonia de entrega del informe.
Conversamos con Fernanda Yanchapaxi, educadora canadiense-ecuatoriana.
La investigación sobre las más de mil mujeres indígenas desaparecidas
y asesinadas en Canadá en las últimas décadas concluyó este lunes
que el Estado es cómplice de un genocidio planificado, basado en la
raza, la identidad y el género, que se apoya en políticas colonialistas y
la inacción estatal.
Resultado de tres años de trabajo, el informe establece que, si bien
el genocidio canadiense afecta a todos los miembros de los grupos
indígenas, está especialmente dirigido a las mujeres, niñas y también a
miembros de la comunidad LGTBQI.
¿Estamos realmente ante la presencia de un genocidio?
Fernanda Yanchapaxi dice que para este tipo de análisis es
fundamental mencionar el contexto histórico, es decir, remontarse a la
época de la colonización. Una colonización que se dio de manera continua
tanto en América latina, como en Canadá y Estados Unidos y que produjo
aislamiento y desaparición de las personas indígenas en esos
territorios.
“Tomando en cuenta ese contexto, “esta tragedia es un resultado
directo, como lo dijo el juez del Informe, de un patrón existente y
deliberado de violaciones y abusos de los derechos humanos de los
indígenas”.
“Eso
es un genocidio porque no son eventos aislados y que ocurren solamente
en los últimos 5, 10 años. Son eventos persistentes que han sido
perpetuados históricamente, que han sido mantenidos por el Estado
canadiense que ha estado deliberadamente desplazando y matando a las
mujeres indígenas en estas tierras”.
En América latina también se puede aplicar el término genocidio, dice
Fernanda Yanchapaxi, pero que esa política se dio en casos menores y
tiempos diferentes.
“Hay
evidencia de la esterilización de mujeres indígenas que ocurrió en Perú
donde se continúa esterilizando a mujeres indígenas sin su
consentimiento. Esto fue frecuente durante los golpes de Estado donde
las políticas estuvieron específicamente dirigidas a aislar y
desaparecer a las poblaciones indígenas”.
Fernanda dice que es difícil conocer en profundidad las verdades de
lo ocurrido, “pero sí creo que contribuyen a una comprensión mucho más
real de lo que sufren los pueblos indígenas en todos los territorios”
del norte al sur.
El informe, un antes y un después
En el caso específico de Canadá Fernanda asume que se trata de un
paso importante para poder visibilizar todas las violaciones que ha
habido de los derechos y “sobre todo cómo el Estado ha sido cómplice al
no poder articular un sistema de justicia que ha permitido no solo el
castigo de los responsables sino además de permitir que esto ocurra. El
no proteger a las mujeres”.
También recuerda que el mal trato a las comunidades indígenas no se
detiene solo en niñas y mujeres. Y da el ejemplo de comunidades del
norte de la provincia de Ontario que carecen de agua potable, de
viviendas adecuadas o seguras, y donde los niños indígenas siguen
recibiendo mucho menos financiamiento que las personas no indígenas en
la ciudad.
“Entonces
es sistemático, no es solo el tema específico de las mujeres sino de
cómo se trata a las personas indígenas en general. Hay más de 200
recomendaciones que el Informe hace y que están dirigidas
específicamente a la protección de mujeres y niñas indígenas. Y también a
otras poblaciones como las personas pertenecientes a la comunidad
LGBTQ2. Todas personas que se encuentran mucho más vulnerables a que
esto les suceda”.
Fernanda Yanchapaxi, educadora canadiense-ecuatoriana.
“Creo que lo que aprendí dentro de las
comunidades indígenas y de la educación que recibí en Canadá fue que la
educación no era el fin sino el medio para poder llegar a las personas,
para que éstas tengan las facultades y las capacidades y la conciencia
crítica que necesitan para cambiar el mundo.”
Fernanda es indígena, activista y defensora de los derechos de los
pueblos indígenas. También socióloga ecuatoriana especialista en
educación.
Vive en Toronto y tiene años de experiencia trabajando con jóvenes de
los grupos considerados más vulnerables, como los inmigrantes o los
indígenas.Fernanda ha diseñado marcos educativos para orientar a
profesores a trabajar por la reconciliación entre indígenas y no
indígenas a través de modelos de aprendizaje transformador.
El informe sobre las mujeres indígenas de Canadá hace un llamamiento
particular a todos los niveles de gobierno para que pongan en marcha un
plan de acción nacional que aborde la educación, la salud, el empleo, la
seguridad y la atención sanitaria.
También proporciona algunas pistas para abordar los problemas que
enfrentan las mujeres aborígenes en todo Canadá, en 18 áreas diferentes.
Esto y más en la entrevista de Radio Canadá Internacional con Fernanda Yanchapaxi, educadora canadiense-ecuatoriana.
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