(apro).- En menos de un mes, tres escándalos
relacionados con grupos religiosos o de mística new age, han sacudido a
la opinión pública por la dimensión de las acusaciones –delitos sexuales
y corrupción— sobre los líderes, que mantienen una estrecha relación
con el ámbito político.
La detención de Naasón Joaquín García, anunciada el martes 4 de junio
por la Fiscalía de California, es el caso más reciente luego de varias
semanas de revelaciones que, al otro extremo de los Estados Unidos,
identificara a varios mexicanos de prosapia política y empresarial como
parte de las confesionales obtenidas por la Fiscalía de Nueva York en el
caso de Keith Reniere, líder de Nxivm, una organización de couching
para el éxito ejecutivo que presuntamente incurrió en abusos sexuales y
físicos.
Sin tanta notoriedad, en medio de los dos casos surgió la revelación
de las propiedades de que disfrutan en la zona más exclusiva de la
Ciudad de México, cortesía del gobierno de la República, Alejandro
Orozco Rubio y Rosa María de la Garza (Rosi Orozco), cabezas visibles de
Casa Sobre la Roca, una organización de corte neopentecostal con
fachada jurídica de asociación civil.
El común denominador de estos grupos de poder es su relación directa
con la vida política, el enriquecimiento de sus líderes a costa de sus
feligreses y la facilidad con la que perpetraron sus excesos, tanto como
en su tiempo lo hiciera Marcial Maciel, el fundador de los muy
católicos Legionarios de Cristo.
En el caso de Nxivm surgieron los nombres de los hijos de dos
expresidentes: Emiliano Salinas Occelli, hijo de Carlos Salinas de
Gortari, quien se relacionó con Reniere durante un viaje a Nueva York en
los tiempos de su estancia doctoral en Harvard, y a Ana Cristina Fox,
hija de Vicente Fox, quien asegura que sólo fue a un curso organizado
por Emiliano.
Con el caso Nxivm en efervescencia, el Servicio de Administración y
Enajenación de Bienes (SAE) dio a conocer, en una de las conferencias
matutinas del presidente López Obrador, que subastarán un lujoso
departamento que usufructuaba en comodato Rosi Orozco y que intentaba
recuperar una residencia colocada en comodato a su esposo, Alejandro
Orozco.
Esas dos propiedades forman parte de varias más que durante el
sexenio de Felipe Calderón se otorgaron al matrimonio a título personal y
como parte de los beneficios a que tuvieron acceso a través de sus
organizaciones ciudadanas de corte confesional.
Amplios fueron los beneficios de los Orozco en el sexenio
calderonista al que conocieron por el fundador del PES y actual
superdelegado en Morelos, Hugo Eric Flores Cervantes, quien a su vez,
había coincidido en Harvard con Felipe Calderón, cuando el primero
realizaba su doctorado y el segundo su maestría.
Al iniciar el sexenio de Calderón, los tres consiguieron incrustarse
en política y gobierno –muy en la lógica de participación de las grandes
iglesias en Estados Unidos– hasta que Flores Cervantes fue acusado de
corrupción –aparentemente en falso– y desplazado del gobierno, mientras
Rosi consolidaba su relación personal con Margarita Zavala. Calderón
hasta profirió algún sermón en la Casa sobre la Roca.
A partir de entonces, Rosi fue diputada federal (2009-2012),
incursionó en la problemática de la trata y fue candidata del PAN al
Senado en 2012. Su marido fue la mayor parte del sexenio director del
Inapam. Se reagruparían en torno a Miguel Ángel Osorio Chong y
gobernadores priistas, después de 2012.
Con esos dos casos sin agotar, llegó el escándalo de Naasón García,
tercera generación (la fundó su abuelo, la heredó su padre que hizo lo
propio con él) en el liderazgo de la Luz del Mundo, con una importante
presencia en Jalisco y, como los anteriores, cuantiosos recursos
recogidos en la ofrenda de sus peculiares templos, pretensión faraónica y
elementos lo mismo de pirámide prehispánica que de estructuras góticas
que, eclécticamente, inundan el país.
Cortejado por políticos vigentes como el gobernador Enrique Alfaro,
el escándalo más reciente que implicó a Naasón Joaquín García fue por el
uso del Palacio de Bellas Artes gracias a los buenos oficios del
senador del Verde, Rogelio Israel Zamora, para un concierto-homenaje en
el que tocó la Orquesta de la Secretaría de Marina, reflejo del más alto
nivel de relaciones políticas, aun cuando el susodicho homenaje no se
haya realizado.
Se trata por ahora de tres casos, escandalosos en la inmediatez de
las coberturas, pero sobre todo de necesaria reflexión, pues reflejan lo
vulnerable que es la vida pública por la inmoralidad con que se
construyen fuerzas y fortunas, con tres expresidentes relacionados y
contando.
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