Gabriel Vargas Lozano
El pasado 15 de mayo, se
proclamó la constitucionalidad del nuevo artículo tercero. En él se
incluyeron dos modificaciones que han pasado desapercibidas por la
opinión pública, pero que representan potencialmente una base
extraordinaria para darle un nuevo sentido a la educación en nuestra
nación. En efecto, gracias a la propuesta del Observatorio Filosófico de
México, con el apoyo de un destacado grupo de filósofos y diputados,
por primera vez en la historia de éste y de muchos otros países, ala
filosofía se le menciona como disciplina importante en la educación y se
establece que el Estado debe otorgar apoyo a la investigación
científica, tecnológica y humanística. En una sociedad en la cual la
tendencia dominante ha sido la tecnocrática y mercantilista promovida
por la OCDE y el FMI, marginando o eliminando a la educación filosófica y
humanística en los sistemas educativos como ha ocurrido en
Centroamérica, España, el propio México y recién en Brasil, en donde un
fascista llamado Jair Bolsonaro, que ocupa el cargo de presidente,
anunció la eliminación de las facultades de Filosofía y Sociología, el
hecho de que nuestros diputados y senadores hayan incluido a la
filosofía y las humanidades en la educación es muy meritorio.
Esa acción no puede quedarse en este punto. Hablar de filosofía sin
más no tiene sentido. Existen muchos tipos de filosofías e inclusive las
que buscaron legitimar el nazismo. Es por ello que la clave la
encontraremos en la formulación de la ley secundaria, pero sobre todo en
su aplicación práctica. No obstante, aún queda por resolver una
pregunta fundamental: ¿para qué incluir la filosofía en la educación de
los mexicanos? La respuesta tiene dos vertientes: la primera es lo que
la filosofía, bien entendida y enseñada puede lograr. En este sentido,
la Unesco lanzó hace unos años una iniciativa mundial sobre la educación
filosófica a través de diversos documentos y un libro fundamental: La filosofía como una escuela de la libertad. Enseñanza de la filosofía y aprendizaje del filosofar: la situación actual y las perspectivas para el futuro
(publicado, en forma exclusiva en español en coedición con la UAM-I).En
él se analiza la filosofía enseñada a los niños, escrita por el
especialista francés Michel Tozzi, quien expone las características de
una metodología especial que permite que los niños desarrollen en forma
creativa y lúdica sus capacidades de indagación, de expresión verbal, de
juegos lógicos y de imaginación creadora en vez de estar sometidos a la
terrible parafernalia de los juegos violentos de Internet, de las
distopías y la inversión de valores que predominan en nuestros medios.De
igual forma, Oscar Brenifier expone lo que se ha llamado
nuevas prácticas de la filosofíay que buscan extender la reflexión filosófica a todos los habitantes a través de la creación de
cafés filosóficos,
talleres filosóficos, asesorías, filosofía para niños, jóvenes, adultos, enfermos en hospitales, empleados de empresas, prisioneros, etcétera, con el propósito de que cada quien encuentre un sentido y un significado a su existencia y el tercer artículo es el escrito por Luca Scarantino (actual presidente de la FISP), quien expone la importancia de la filosofía en la educación superior. Se trata de una filosofía contextualizada; en interrelación con las ciencias y de ninguna manera doctrinaria, metafísica o etérea. ¿De qué sirve todo esto? La respuesta es: para formar auténticos ciudadanos, críticos y democráticos. Pero como hemos escrito, la educación filosófica no se queda allí en nuestro país. El actual gobierno ha dicho que aspira a construir una nueva etapa de la historia y que para ello, se requieren transformaciones económicas, jurídicas y políticas, sin embargo, a mi juicio, no se podrá lograr esta meta si no se educa a la población y en especial a las nuevas generaciones, a partir de concepciones filosóficas sobre un desarrollo social justo; de formación de valores y no desvalores; de un humanismo opuesto a la terrible violencia ejercida por el crimen organizado; de un equilibrio ecológico urgente; de búsqueda de solución a los problemas éticos de todo tipo que nos abruman; de lucha en contra de la discriminación racial, sexual y de clase y muchas cuestiones más. La filosofía tiene disciplinas sumamente ricas que pueden contribuir a enriquecer la educación que requerimos los mexicanos en el mundo de hoy. Todo esto no se va a lograr con catecismos o cartillas morales, sino mediante una verdadera y auténtica educación filosófica. Ojalá y las autoridades comprendan que aquí se encuentra uno de los pilares fundamentales de una real transformación de nuestra sociedad.
*Profesor-investigador del Departamentode Filosofía. UAM-I
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