Parece una verdad hoy
universalmente admitida: la pandemia, con sus modalidades
inevitables, no solamente el abundante número de fallecimientos sino el
encierro forzoso, en un desesperado esfuerzo para contenerla, que trae
consigo una crisis económica que se presentará irremediablemente.
Cuando, o desde antes, se controle el fundamental aspecto de salud.
Sobre lo cual no parece haber graves dudas, a menos de que entremos a un
túnel desconocido, pero no probable, en el nivel de avance de la
ciencia de nuestros días.
Por supuesto que hoy se han volcado las quejas sobre el papel que han
desempeñado seguramente la mayoría de los gobiernos, señalando, por
ejemplo, los retrasos con que han comunicado las características de la
pandemia y sus notas predominantes. Casi siempre haciendo ver que los
mensajes con frecuencia han sido incompletos o a destiempo, y casi
invariablemente protegiendo a las empresas privadas, lo que ha dejado a
los individuos de todas las clases sociales en indefensión y con
sensación de abandono por el Estado. De allí las muchas críticas, a
veces virulentas, que han recibido gobernantes y dirigentes políticos.
Muchas veces seguramente con plena justificación y otras veces no tanto…
Lo cierto es que las muertes se multiplican y que no parece haber
otra vía que esperar. Difícil esperar a una vacuna, porque, según los
expertos, éstas podrán estar listas hasta dentro de un año, en el mejor
de los casos, o más tiempo aun. De todos modos, parece un criterio
bastante generalizado que el tiempo que dure la pandemia afectará
directamente a la economía, siendo ésta una variable que depende
estrechamente de las limitaciones severas que ya impone la enfermedad
sobre el comportamiento de las personas y, por tanto, sobre la economía.
Y no sólo la duración de la pandemia, sino la profundidad con que pueda
afectar a las relaciones sociales, base de todo sistema económico.
En vista de la duración de la pandemia todo indica que la crisis
económica será igualmente profunda, catastrófica, ¿tal vez más que la
enfermedad? Desde luego en México, según las curvas actuales de contagio
y crecimiento de la enfermedad, y su duración probable, quizás no nos
encontremos en el peor de los mundos, pero debe reconocerse que vivimos
una disciplina demasiado laxa, a juzgar por ciertos videos y fotografías
que siguen mostrando a grupos, o a multitudes abigarradas, en mercados,
medios de transporte, o en las calles mismas, que en otros lugares
están casi desiertas.
Por lo demás, recordemos la opinión de algunos analistas de primera
línea, como Noam Chomsky, que con toda razón no desligan la crisis
sanitaria (por lo pronto falta de espacios adecuados en los hospitales y
de material médico), con ciertas estructuras precisas con las que se
comporta la economía de países muy diferentes, y que al final de cuentas
resulta el elemento decisivo de nuestro presente y futuro económico.
Chomsky:
Esta pandemia podría haberse evitado, la información estaba allí para prevenirla. De hecho, era bien conocida. En octubre de 2019, justo antes del brote, hubo un simulacro a gran escala en Estados Unidos, sobre una posible pandemia de este tipo, indicó el autor sobre los riesgos y efectos de un eventual brote epidémico global. Los organismos y actores que formaron parte del evento advirtieron que la próxima pandemia causaría grandes enfermedades y muertes,
y podría desencadenar importantes consecuencias económicas y socialesa escala mundial.
No obstante, el politólogo denuncia la falta de acciones para reducir los riesgos de la pandemia.
No se hizo nada. La crisis empeoró por la traición de los sistemas políticos que no prestaron atención a la información de la que estaban al tanto.Chomsky repudió además las políticas egoístas adoptadas por Washington y gobiernos europeos respecto de la pandemia, y señaló que Estados Unidos y Reino Unido fueron los países que tomaron la peor posición al respecto. “Un día, el presidente de EU, Donald Trump, dice: ‘no hay crisis, es como la gripe’. Al día siguiente, afirma: ‘es una crisis terrible y lo supe todo el tiempo’. Otro día señala: ‘tenemos que volver al negocio, porque tengo que ganar las elecciones’. La idea de que el mundo está en estas manos es impactante”, subrayó Chomsky. Tras calificar a Trump de un
bufón sociópata, Chomsky asevera que resulta impactante que el magnate y sus secuaces están liderando un plan que conduce al
abismo. Para Chomsky la economía del mercado, sin restricciones y el neoliberalismo están en el origen de la crisis severa que vive el mundo en el plano económico y sanitario.
México aparece por lo pronto, al nivel mundial, no en el cuadro de
los países más acelerados de la pandemia, sin dejar de sentir sus
efectos letales, pero lo que parece más preocupante es la ausencia de
planes concretos en el aspecto económico y para el futuro. Otra vez
parece florecer a estas alturas la noción del laissez faire,
cuando se ha demostrado durante años la necesidad de un plan económico
que implica restricciones y sobre lo cual no aparecen reflexiones con
base científica en México, sino que se abren otra vez, de par en par,
las puertas al pensamiento mágico.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario