Pandemia
La sombra de la pandemia se cierne sobre La Montaña de Guerrero de manera particularmente grave y alarmante. Pueblos y comunidades indígenas y afromexicanas enfrentan, a causa del coronavirus, una amenaza mayor a su salud y sobrevivencia alimentaria. Así lo expresan en una carta enviada hace 11 días al presidente Andrés Manuel López Obrador y al gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, la cual no ha recibido respuesta.
Por su parte, el Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan considera que la inminente sequía en la región podría provocar una hambruna que, sumada a la pandemia, resultaría devastadora.
Los afectados escriben:
El Concejo de Comunidades Indígenas de La Montaña, conformado por más de 300 comunidades y más de 32 mil 900 familias de 15 municipios, estamos planteando con urgencia que se implemente un programa alimentarioque dé respuesta al desabasto en la región.
Recuerdan que la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura advirtió sobre el riesgo de
una crisis alimentaria inminente si no se toman medidas rápidas para proteger a los más vulnerables y mantener vivas las cadenas mundiales de suministros de alimentos, y asentó que los gobiernos deben reforzar los mecanismos de seguridad social para garantizar el acceso a la comida.
Ante la incertidumbre sobre los estragos del Covid-19, los indígenas añaden:
la realidad en nuestros pueblos es devastadora: los precios del maíz se han elevado al 100 por ciento. Lo mismo el huevo, el aceite, el jitomate y productos de limpieza.
El trabajo remunerado en el campo no existe en la región y no hay quien nos contrate como peones y albañiles. Las empresas de hortalizas en el norte recortan personal, por lo que muchos quedaron sin trabajo.
La mayoría de nuestros hijos e hijas que están en Estados Unidos se encuentran desempleados, encerrados en pequeños cuartos, sin derecho a recibir algún apoyo económico de aquel gobierno.
Al interrumpirse las remesas, dejó de llegar a La Montaña el ingreso más seguro. Admiten que los programas gubernamentales
ayudan en algo, pero en este momento de emergencia
las necesidades se multiplican. Sin agua en sus domicilios, apenas pueden adquirir mangueras
para acercarla. Las familias que siembran parcelas cosechan hasta 400 kilos de maíz por temporada, que rinden cinco meses.
Ahora todo lo compramos porque la tierra ya no es fértil y el fertilizante no llega a tiemponi alcanza para las dos aplicaciones de la milpa.
Firmada por los representantes de centenares de comunidades, la misiva dice:
Señor Presidente, queremos recordarle que la pasada visita que realizó a Tlapa le hicimos llegar un paquete de documentos donde le planteamos las necesidades más urgentes. Desde noviembre pasado
no hemos recibido respuestay la situación
ha empeorado, estamos cercados por el coronavirus y por el hambre.
Al no existir infraestructura médica adecuada, la pandemia
parece llegar sin ningún obstáculo a La Montaña. Consideran prioridad la entrega de
apoyos extraordinarios a los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanas de la Costa-Montaña. Los pocos centros de salud y el único hospital carecen de equipo y personal.
Como una medida extraordinaria y urgente demandan
un programa especial de granos básicos para todas las familias. La falta de alimentos y el coronavirus causarán más muertes de las que ocurren habitualmente por enfermedades curables, desnutrición infantil, fallecimientos maternos y diabetes.
Los estragos de la violencia delincuencial,
otra tragedia que padecemos y que se ha erigido como un poder destructor, en varios municipios
ha impuesto la ley del fuego, supeditando a su capricho a las autoridades municipales y los cuerpos de seguridad.
Nahuas, me’phaa, tu’un savi y afromexicanos proponen que partir de este mes y durante seis más, se establezca un
programa emergenteque dote de granos y alimentos básicos a las familias.
Hermann Bellinghausen
Periódico La Jornada
Miércoles 15 de abril de 2020, p. 5
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