El presidente Andrés Manuel
López Obrador atestiguó en su conferencia matutina de ayer un acuerdo
de colaboración entre la Secretaría de Salud y los principales grupos
hospitalarios privados del país –la Asociación Nacional de Hospitales
Privados y el Consorcio Mexicano de Hospitales– para hacer frente a la
emergencia sanitaria por la pandemia de Covid-19.
De acuerdo con el documento, los hospitales privados se comprometen a
poner a disposición de los derechohabientes de todos los sistemas de
salud pública –institutos Mexicano del Seguro Social, de Seguridad y
Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado y de Salud para el
Bienestar, así como Pemex, y secretarías de Marina y de la Defensa
Nacional– 3 mil 115 camas en 146 hospitales de 27 entidades federativas
con el fin de dar servicios en las áreas de embarazo, parto, cesárea y
puerperio, enfermedades del apéndice, hernias, úlceras gástricas,
endoscopías y urgencias abdominales, entre otras, y aliviar así la carga
de los establecimientos del sector salud, los cuales podrán así
destinar mayores recursos a los pacientes de Covid-19.
De esta forma, no se verá comprometida la capacidad del sistema de
salud pública, que podrá prestar servicios médicos ordinarios, en tanto
que los establecimientos privados reservarán la mitad de su capacidad
para seguir ofreciendo servicios de medicina privada –incluidos casos de
infecciones de coronavirus– a sus pacientes habituales.
Los intercambios de pacientes serán pagados a los giros hospitalarios
particulares con tarifas idénticas a las que perciben los institutos de
seguridad social, cuyos derechohabientes no tendrán que desembolsar
nada.
El acuerdo, que incluye a firmas como el ABC (en su sede
Observatorio), los hospitales Ángeles, Médica Sur, Dalinde San Ángel Inn
y el Hospital Español, tendrá vigencia de un mes, entre el 23 de abril y
el 23 de mayo, lapso que representa un agregado de 93 mil camas/día a
la capacidad instalada del sector salud.
Este convenio sin precedente representa un claro ejemplo de la
colaboración entre el gobierno federal y el sector privado que requiere
el país, constituye una muestra de unidad nacional en tiempos críticos y
marca un camino que puede seguirse en otros ámbitos entre las
instituciones públicas y las organizaciones empresariales.
Cabe saludar, pues, la gestión del Ejecutivo federal así como la
disposición y la apertura de los líderes de las asociaciones de
hospitales privados.
Y aunque ninguna nación puede garantizar de antemano que su
infraestructura hospitalaria se dará abasto para hacer frente a la
pandemia en sus momentos más críticos, debe reconocerse que México está
haciendo acopio de los más vastos recursos posibles para dar
cumplimiento a un desafío enorme: garantizar el derecho a la salud de
todos sus habitantes en un momento excepcionalmente difícil.
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