Es imposible no enterarte
de la debacle que origina el coronavirus en un injusto sistema
económico y social regido por el mercado y la ganancia a cualquier
costo. Destacan por el número de contagios y víctimas Estados Unidos,
Italia, España, Francia, Inglaterra, donde abundan las críticas por la
forma de enfrentar la pandemia. Con desacuerdos los países de la Unión
Europea aprueban medidas económicas para paliar la crisis, tanto o más
grave que la de 1929. Pero no establecen un frente de investigación
científica común y por eso renuncia Mauro Ferrari, responsable del
Consejo Europeo de la Ciencia.
En Estados Unidos 10 millones de trabajadores requieren ayuda al
cerrarse sus fuentes de empleo. Los más desprotegidos: los migrantes
indocumentados en los que se ceba el virus. Se calcula que en Nueva York
son más de 200 las víctimas mortales de origen mexicano. Sus cuerpos no
serán repatriados por las medidas de seguridad vigentes. Doble
tragedia: para las familias que formaron en el vecino país y las que
dejaron en México.
Aquí, irresponsablemente muchos salen de vacaciones; sin las medidas
de protección adecuadas abarrotan mercados mayoristas y celebran actos
litúrgicos con tinte medieval (en Taxco) pese a la necesidad de quedarse
en casa, respetar la sana distancia y otras formas de evitar la
expansión del virus. En la frontera norte, cerca de 200 maquiladoras
fueron obligadas a cerrar para evitar el contagio. La mayoría no quería
hacerlo. Hoy el problema es el pago de salarios a los trabajadores y
obreros con el virus.
En los medios se denuncia la falta de equipo adecuado para atender a
los afectados en las clínicas del Seguro Social y el Issste. Queda al
descubierto cómo en los sexenios anteriores el sector salud sufrió
recortes y fue pasto de corrupción de funcionarios y proveedores. Julio
Frenk, ex secretario del ramo, declaró que la pandemia muestra la
necesidad de que toda la población tenga acceso a los servicios de
salud. Y que urge mayor inversión pública, insuficiente desde décadas
anteriores.
La cúpula empresarial se queja de que el gobierno no escucha sus
propuestas para evitar el colapso económico, pero 15 consorcios deben al
fisco 50 mil millones de pesos. Con ese dinero se podría auxiliar a las
pequeñas y medianas empresas, las más afectadas y que ocupan a 80 por
ciento de la fuerza de trabajo. La respuesta de una parte de la cúpula
es una campaña en las redes contra el titular del Ejecutivo federal y
buscar una alianza para
salvar a Méxicocon los partidos políticos que, virtualmente, no existen en estas horas de incertidumbre.
El gobierno acuerda que el sector público reduzca a la mitad el gasto
en servicios generales y operación. Quedan exentas las secretarías de
Salud, Defensa, Marina y la Guardia Nacional. Con la pandemia millones
de mexicanos perderán su empleo y repercutirá en la producción de
bienes. Poco se habla de lo que pasará en el sector agropecuario,
fundamental proveedor de alimentos para 127 millones de personas y de
insumos para la industria. Se denuncia que los jornaleros agrícolas en
Baja California trabajan sin las medidas de protección necesarias.
También en otras regiones.
A México le esperan tiempos difíciles. Bajarán las remesas de los
paisanos que viven en Estados Unidos y Canadá. Ocupan el primer lugar en
ingreso de divisas. También se reducirá el aporte del turismo, con sus
efectos nocivos en regiones que dependen básicamente de la llegada de
visitantes extranjeros y nacionales, como el Caribe, la frontera norte y
hasta la Ciudad de México. Y una tercera fuente de divisas completa el
panorama negativo: menos exportaciones de manufacturas a Estados Unidos
lo que repercutirá en entidades como Guanajuato, Jalisco, Coahuila,
Querétaro y las de la franja fronteriza con el vecino del norte. En
cuanto al petróleo...
Indigna que, mientras en otros países la población reconoce de
diversas maneras el extraordinario trabajo que realizan médicos y demás
personal del sector salud para atender a los afectados por la pandemia,
aquí padezcan discriminación y agresiones físicas. O ataques sin
fundamento contra el epidemiólogo Hugo López-Gatell. Cuando ellos
laboran a costa de sus propias vidas. Y en medio de la tragedia, se
divulga información falsa que crea miedo y desconfianza entre la
población. El virus como arma desestabilizadora.
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