Si fuésemos hombres a nadie se le ocurriría al
presentarnos como profesional que nos saludaran con un “Hola lindo” o
que tuviéramos que tragarnos las insinuaciones, las machoexplicaciones y
el uso de diminutivos, ¿imaginan nombrar a un diputado, gobernador o
presidente en términos de Pedrito, Manuelito y Andresito?
Cd. de México, 29 jun. 20. AmecoPress/SemMéxico.-
“Haré un manual de cómo se debe tratar a las mujeres en espacios de
decisión” comenté a una querida amiga con la que coincido en diversas
actividades interinstitucionales en San Luis Potosí, aunque desde luego
no será el único sitio que debe trabajar arduamente en sus estereotipos
de género, nos encontramos a punto de decidir por la paridad en todo,
pero ha caminado antes la ley que la manera en que concebimos el uso del
poder en México.
Para quienes participamos en cualquier punto de este ámbito de lo
político, de lo visible, las anécdotas de las prácticas de
discriminación van del micromachismo a la minimización, a la
condescendencia y a la violencia, expresiones que no se manifiestan sólo
en tiempos de campaña sino en los actos cotidianos dirigidos a
calificarnos.
Las "machoexplicaciones"
Si fuésemos hombres a nadie se le ocurriría que al ser presentados
con un colega en nuestra calidad profesional éste nos saludara con un
“Hola lindo” o que tuviéramos que tragarnos las insinuaciones, las
machoexplicaciones y el uso de diminutivos, ¿imaginan nombrar a un
diputado, gobernador o presidente en términos de Pedrito, Manuelito y
Andresito? ¿O que se olvidaran de sus cargos y se omitieran
intencionalmente sus saberes? En gestos como estos casi imperceptibles
todas tenemos algo que contar.
En tanto se confía ciegamente en la palabra del hombre político
debido a la costumbre de que habiten “naturalmente” el poder, porque nos
gusta creer que “saben” y no les pedimos que acrediten ni su
experiencia ni su conocimiento cuando las mujeres nos encontramos en el
espacio público tal parece que el entorno necesita terapia para que no
cale tan hondo, para irse habituando de a poco y sin prisas al cambio
brutal de la igualdad.
De hecho, es tan común la discriminación de género en este ámbito que
el Instituto Nacional Electoral cuenta entre su material con
estrategias para responder preguntas sexistas como las que realiza la
prensa a candidatas y funcionarias de cualquier nivel respecto a su
maternidad, a su estado civil o cuando se pone en duda su autonomía y
sus capacidades o de plano existen calumnias y agresiones producidas
para perjudicar su imagen.
El informe “Subordinadas y bellas. La violencia política contra las
mujeres en prensa y redes sociales durante el Proceso Electoral Local
2018 – 2019” publicado por el mismo INE señala que la cobertura a
candidatos en ese periodo fue un 230% mayor en redes sociales y 350% en
prensa en comparación a la de las mujeres, quienes encontrándose en la
misma calidad de competir por un puesto político no sólo fueron
invisibilizadas sino que 78 de cada 100 mensajes dedicados a ellas
incluyeron roles estereotipados y el resto las mencionó como objeto
sexual. No está demás enterarse del señalamiento realizado en el estudio
respecto a quienes ejercieron esta violencia: “Las y los autores de
estas publicaciones consideran que las mujeres en general carecen de
méritos profesionales para desempeñarse en la esfera pública por sí
mismas, sin el auxilio de los hombres, de sus partidos o de su familia.”
De ahí los dos adjetivos que nombran a este análisis y la trampa de
prejuicios que se resume de la siguiente manera: si fueran “buenas”
estarían en casa, como dice el actual presidente cumpliendo con la
tradición de cuidar de todos pero como andan en la vida pública entonces
no lo son y caben perfectamente todas las palabras que allí se
mencionan de traicioneras, interesadas en el beneficio personal o
inexpertas, mentirosas, superficiales, incapaces, bonitas pero
ignorantes, SUBORDINADAS Y BELLAS.
Hay muchas expectativas de poder conseguir un castigo para estas
prácticas mediante la aplicación de reformas jurídicas como la creación
del delito de violencia política contra las mujeres en razón de género
en la Ley General en Materia de Delitos Electorales y seguramente ante
la amenaza de la sanción penal se cuidarán mucho más aquellos actores
que dentro y fuera de los partidos no están de acuerdo con la paridad,
pero casi nunca funciona dejar el cambio cultural a la mera aplicación
de una política como esta.
Es necesario como indican ya algunas recomendaciones internacionales
de carácter feminista hacer visibles las aportaciones de las mujeres y
erradicar los prejuicios que perviven en la sociedad y en los medios de
comunicación respecto al derecho de la participación política en
igualdad, porque en estas expresiones comienzan a gestarse las que luego
indica el Violentómetro creado para este contexto, es decir que previo a
las bromas hirientes, la agresión verbal, la restricción del uso de la
palabra, la humillación, los insultos o la intimidación hay todo un
sistema que así lo legitima y del que hay que hacerse responsable.
A más ver.
Foto: SemMéxico.
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