La impunidad impera en la violencia feminicida
Gloria Comesaña Santalices El pasado 12 de Mayo tuvo lugar en la Oficina del Parlamento Europeo de Madrid, la III Conferencia Internacional sobre Feminicidio en América Latina, organizada por la Fundación Heinrich Böll, y otras Ongs, y que contó con el apoyo de la Presidencia Española de la Unión Europea. Gloria Comesaña Santalices, del equipo de Palabra de Mujer, estuvo presente en la Conferencia y hoy nos comenta en su artículo pormenores esenciales de lo debatido en el evento
En la introducción y bienvenida a la Conferencia hicieron uso de la palabra Raúl Romeva, miembro del Parlamento Europeo, grupo Los Verdes; Juan Duarte, por la Presidencia Española de la Unión Europea, Director de la Oficina de Derechos Humanos del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España, y Rashida Manjoo, de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
La Conferencia estuvo muy bien organizada y contó con excelentes ponencias y con la participación de personas que pueden incidir en las políticas de la Unión Europea al respecto.
Entre las ponentes estuvieron las siguientes especialistas: Rita Laura Segato, Patsili Toledo, Mercé Claramunt, Rosa Celorio, Andrea Medina Rosas, Davide Zaru; Gilda Rivera, Gabriele Kuppers, Nava San Miguel.
Aportes importantes
Rita Laura Segato, antropóloga e investigadora sobre el tema del feminicidio, del Departamento de Antropología de la Universidad de Brasilia, en su ponencia: ‘El concepto de feminicidio y de violencia feminicida, su incorporación al ámbito jurídico y de la administración pública', señaló que ha sido un logro de la crítica feminista la incorporación de la palabra feminicidio al lenguaje de los medios.
Sin embargo, agregó Segato, se precisaría incorporar el término al lenguaje jurídico, lo cual de momento no es fácil, puesto que aún es ambiguo, porque no tiene una definición única todavía. Explicó la ponente que el Derecho tiene también una eficacia simbólica, en la medida en que las palabras "entronizadas" por el Derecho funcionan como categorías jurídicas y funcionan en la aplicación de la justicia.
Segato, enfatizó en que es necesario hacer un esfuerzo para lograr precisiones, pues para combatir la impunidad hay que tener protocolos definidos de investigación, de modo que se entienda en toda su complejidad la violencia de género, para lograr la diligencia debida por parte de la justicia. "Hay una relación causal directa entre la imprecisión del término y la impunidad", señaló.
Segato abordó el feminicidio de Ciudad Juárez, y expresó que las autoridades mexicanas pretenden reducir los casos de violencia a asesinatos seriales, crímenes pasionales, etc., "y la realidad es que se trata de crímenes de quienes tienen poder y gozan de una impunidad que se prolonga en el tiempo, porque las víctimas son consideradas seres desechables", aseguró.
A partir de su trabajo con violadores en la penitenciaría de Brasilia, la antropóloga llega a cuestiones claves para entender este tipo de violencia. Segato plantea que: "los crímenes sexuales no son obra de desviados individuales, enfermos mentales o anomalías sociales, sino expresiones de una estructura simbólica profunda que organiza nuestros actos y nuestras fantasías".
Patsili Toledo Vásquez, abogada e investigadora del grupo Antígona de la Universidad Autónoma de Barcelona en su ponencia: ‘Una mirada regional sobre el feminicidio/femicidio: legislaciones, acceso a la justicia y las políticas públicas', enfatizó en el hecho de que la impunidad genera más impunidad, Toledo señaló que se requiere una nueva tipología penal específica que nombre el feminicidio y lo castigue.
De igual manera, Toledo expresó, que se requiere hacer énfasis en la justicia para exigir que se nombren como feminicidios no sólo los causados por la pareja de la mujer, sino los homicidios de mujeres ocurridos en la esfera pública por desconocidos.
Por otra parte -agregó Toledo- es preciso darle nombre a los contextos de violencia armada sin declaración de guerra, cada vez más frecuentes. En ambos casos -insistió-, las más afectadas y las que más sufren son las mujeres, que soportan todo tipo de agresiones hasta la muerte, aunque no participan en el conflicto.
Rosa Celorio, Asesora Fiscal, Relatoría Especial sobre los Derechos de la Mujer, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, OEA, presentó la ponencia: ‘La sentencia Campo Algodonero Vs. México: Aportes de la sentencia al debate sobre la respuesta del sistema de justicia, la administración de justicia y la sanción de la negligencia'.
Esta sentencia, del 16 de noviembre de 2009 (feminicidio en Ciudad Juárez), hace hincapié en la obligación de debida diligencia de los Estados para actuar en cada caso que se presente, así como garantizar el acceso a los recursos judiciales para las víctimas y sus familiares. La sentencia de la Corte Interamericana habla de investigación, sanción, prevención y reparación, conceptos en los que insiste la Corte.
Andrea Medina Rosas, Abogada, miembra de Cladem (Comité Latinoamericano y del Caribe para la defensa de los Derechos de la Mujer), quien presentó la ponencia: ‘Implementación de Leyes y de la Sentencia de Campo Algodonero Vs. México: obstáculos y retos para las organizaciones de base en Latinoamérica', expresó que apenas estamos poniéndole nombre a la violencia contra las mujeres.
Asimismo, Medina Rosas señaló que las autoridades mexicanas no acatan la sentencia y ni asumen la construcción del monumento a las víctimas en los terrenos de Campo Algodonero (donde las mujeres fueron asesinadas), "estos terrenos, dicho sea de paso y como suprema ironía y escarnio a las víctimas, en estos momentos han subido significativamente de precio", informó. "La única respuesta que han dado y siguen dando las autoridades mexicanas, que no quieren admitir el componente de violencia contra las mujeres que encierran los casos de Ciudad Juárez, ha sido y sigue siendo la militarización de la zona", concluyó.
Crímenes de odio contra las mujeres
"Es preciso que la violencia contra las mujeres sea interpretada por la humanidad entera como una guerra en tiempos de paz, una guerra que siempre ha existido con distinta fuerzas o componentes" (Andrea Medina Rosas).
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