Julio Hernández López: Astillero
Tal como largamente se había previsto, el PRI comenzó la tanda electoral del presente año dando una tunda al panismo en una de sus plazas emblemáticas, la de Yucatán, donde ayer arrebató la presidencia municipal de la fundamental Mérida a un alicaído conservadurismo blanquiazul que cedió la plaza luego de 19 años de una continuidad muy accidentada en lo ético y lo administrativo.
La reconquista yucateca (que va más allá de la capital del estado, que por sí misma tiene la más alta valoración) es una victoria muy significativa de la maquinaria de defraudación electoral y de aplicado uso de recursos públicos que a lo largo del país y sobre todo a partir del año pasado han puesto en marcha gobernadores alineados con Enrique Peña Nieto (entre ellos, la hoy beneficiada con ese método de ayuda mutualista, Ivonne Ortega), que mediante la fusión de recursos y mañas van creando la base territorial, económica y electoral para la postulación del hoy mandatario del estado de México y su presunta instalación sindicada en el poder federal.
Para Calderón y el panismo, los resultados en la emblemática entidad donde nació el mentor original del ahora ocupante de Los Pinos, Carlos Castillo Peraza, es una señal clara de los difíciles tiempos en materia de urnas que le esperan al supuesto partido federalmente en el poder a lo largo del presente año, no sólo compitiendo a título individualizado, como lo hizo en Yucatán en esta ocasión, sino incluso mediante las controvertidas alianzas perreánicas que no están ofreciendo la potenciación de fuerza que los estrategas de elite habían previsto. Aun cuando han tenido gran peso en la peninsular recuperación priísta sus afinados factores de manipulación y abuso, que llevan a los panistas a hablar de una elección de Estado, los resultados conocidos ayer también demuestran el agotamiento del estilo panista de gobernar, hipócritamente dedicado al saqueo del erario, claramente alejado de lo social y entregado a lo empresarial, tanto en los planos estatal y municipales de Yucatán como en el escenario nacional donde ya el factor Calderón opera justamente en contra de los intereses comiciales del panismo y donde se producen diarias provisiones de desencanto y enojo sociales que no están encontrando cauce de desahogo partidista más que en el secuestrador del pasado que ahora ofrece mejores tratos y por necesidades de mercadología se dice deseoso de corregir sus históricos errores.
En el limbo que vaticanamente ya no existe quedaba ayer el delicado asunto del supuesto secuestro de Diego Fernández de Cevallos. Se dice que es supuesto porque oficialmente sólo es una desaparición de persona, aunque en términos políticos, mediáticos, policiacos y militares se maneja como una especie de secuestro VIP, con una concentración y demostración de interés gubernamental que contrasta con la desatención que se da a la inmensa mayoría de los casos similares en que se ven involucradas personas sin la relevancia política y oficialista del ex candidato presidencial panista. Secuestro, y no desaparición, fue además el término que usó ayer el presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, es de suponerse que a partir de las pláticas privadas que habría tenido con FCH durante su encuentro en aquellas latitudes adonde el ocupante de Los Pinos concurrió a recibir un premio a título de logros y éxitos cuyo elogio internacional resulta dolorosamente irónico si se ve que las prendas tomadas en cuenta para el festejo del Felipe mexicano son exactamente las que hoy más falta hacen en este país sin liderazgo ni remotamente carismático, sin cohesión social ni bonanza económica.
La nebulosa situación del caso DFC alienta especulaciones en razón de los tumbos e incongruencias que en su manejo ha mostrado el Muy Frecuente Viajero cuyas instancias declarativas habían anunciado primero con toda formalidad la desaparición del llamado Jefe y luego han dejado el tema en tal imprecisión que genera turbiedades especulativas, entre otras la que se pregunta si la difusión del incidente y su automática instalación en altares políticos, mencionándolo como pieza clave en una transición mexicana que evidentemente no se ha dado sino que ha quedado en traumática alternancia simple de siglas partidistas, pudiera tener la intención de fabricar un personaje magnificado para que defendiera más delante los colores e intereses de un partido que hoy no tiene ni la tercera parte de un precandidato importante a la sucesión del felipismo.
A contrapelo de esas interpretaciones que le dan un papel de primera importancia a DFC en un tortuoso proceso de recomposición panista, hay quienes creen ver lo contrario, es decir, que justamente ha sido separado del escenario político el jefe de una corriente política que en la recomposición del Consejo Político del PAN, en puerta, trataría de quitarle dominio al calderonismo crecientemente criticado en los entretelones de ese partido pero ahora difícilmente confrontado por alguien si se tiene a la vista lo que le ha pasado al poderoso opositor barbado.
Otro caído en la batalla mediática de este expediente es Manuel Espino, quien cometió la imprudencia de renviar a su público tuitero el mensaje recibido por alguien presuntamente de su confianza que aseguraba que el controvertido Diego estaría muerto y bajo resguardo militar. Esa escaramuza cibernética ha sido usada por el calderonismo para achacar a Espino intenciones difamatorias fúnebres y con ello inhabilitarlo en la batalla que ha sostenido contra los excesos de alguien a quien sin reparos llamó en días pasados Fecal en el propio Twitter, arguyendo que así era conocido por mucha gente el mismo correligionario a quien, en campaña electoral, había descrito como un chaparrito, pelón y de lentes que, por lo visto, sabe servirse el platillo frío de la venganza.
Y, mientras continúan las versiones encontradas respecto al enigmático Ignacio Coronel, jefe de operaciones del cártel de Sinaloa en la zona de Guadalajara, ¡hasta mañana, con el duranguense Aispuro y las insinuaciones de su emparentamiento enchapado!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Enrique Galván Ochoa: Dinero
Estaba ya muy enfermo el papa Juan Pablo II y muchos ojos seguían desde México lo que sucedía en Roma. Con su reconocida teatralidad, Diego Fernández de Cevallos se puso de pie a mitad de la sesión del Senado, anunció el deceso de Juan Pablo y pidió a los asistentes que guardaran un minuto de silencio. Todo normal, excepto que no había fallecido. No se salvó de un sabroso pitorreo. Irónicamente, el Jefe Diego fue declarado muerto el sábado, tras su sospechosa desaparición; incluso su cadáver supuestamente había sido encontrado en tierras guanajuatenses. La PGR hubo de salir al paso de las versiones sin fundamento. Seguramente hay muchas pistas, en primer lugar la política. Sin embargo, hay otras que no debieran desedeñarse a priori. Se le atribuye una inmensa fortuna. En diciembre de 2004, la señora Claudia Gutiérrez Navarrete –cito a la revista Contenido– recibió la peor noticia de su vida: tras 25 años de un matrimonio que creía muy feliz, supo que su marido, el senador Diego Fernández de Cevallos, se había sumergido en un acelerado romance con una veinteañera ex reina de belleza. El Jefe Diego, de 63 años de edad, estaba enamorado de Liliana León Maldonado, de 27. Meses después, las revistas de socialités filtrarían la información de una boda y en 2006 se comentó que Liliana iba a darle un hijo. Será un problema resolver la herencia sin que haya conflictos. Ninguna de las dos damas había aparecido hasta ayer por la tarde en los medios de comunicación.
El juicio del siglo
Otras pistas tampoco desdeñables están conectadas a sus negocios. Hizo ricos a algunos –a él, desde luego–, pero tambien perjudicó a muchos. Hace apenas unas semanas la Suprema Corte de Justicia resolvió el caso de los ahorros bancarios de personas que abrieron cuentas hace muchos años, pactaron tasas de interés de alrededor de 100% anual y cuando reclamaron su dinero los bancos se resistieron a devolverlo con sus rendimientos correspondientes. Fernández de Cevallos tomó la causa de uno de los clientes en contra de Banamex. Eso sonó raro. Había sido un resuelto defensor de los bancos, tuvo una participación decisiva en la operación del Fobaproa, junto con Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón, Fauzi Hamdan y Carlos Medina Plascencia. ¿Cómo es que ahora demandaba a Banamex y por una suma que no cabe en una calculadora común: alrededor de 250 mil millones de pesos? La Corte falló en favor del banco con una argumentación que se antojó truculenta. La reacción del litigante fue sorprendente: quedó satisfecho. Qué raro, ¿verdad? ¿Qué abogado en el ancho mundo queda conforme después de perder un asunto de 250 mil millones de pesos? Esa decisión de la Corte dio las bases para que resolviera en contra de los demás clientes que reclamaban sus ahorros. Fue el juicio del siglo.
Ahumada y el compló
El ex diputado y ex senador se ha movido siempre muy junto a la línea que debería separar los intereses públicos de los privados. Atendía dos canchas a la vez: el Congreso y su despacho privado. Según el libro Derecho de réplica, de uno de sus más famosos clientes, el empresario argentino Carlos Ahumada, su influencia fue decisiva en el nombramiento de la ministra Margarita Luna Ramos. Y el tema nos lleva al famoso compló. Ahumada confiesa que se alió con los enemigos de López Obrador –entre ellos Salinas de Gortari y el propio Diego– para frustrar su proyecto presidencial. Grabó los videos del señor de las ligas, René Bejarano. Iban a pagarle a Ahumada 400 millones de pesos por sus servicios pero, dice en su libro, no cumplieron y lo único que recibió fueron 35 millones que le entregaron Manuel Andrade, gobernador de Tabasco; Arturo Montiel, gobernador del estado de México; Enrique Peña Nieto, diputado del PRI; Elba Esther Gordillo y Jorge Kahwagi. Conclusión: el caso de su desaparición debe ser resuelto sin dejar dudas, porque no ayuda en nada al país, cada día más hundido en el caos.
Tal como largamente se había previsto, el PRI comenzó la tanda electoral del presente año dando una tunda al panismo en una de sus plazas emblemáticas, la de Yucatán, donde ayer arrebató la presidencia municipal de la fundamental Mérida a un alicaído conservadurismo blanquiazul que cedió la plaza luego de 19 años de una continuidad muy accidentada en lo ético y lo administrativo.
La reconquista yucateca (que va más allá de la capital del estado, que por sí misma tiene la más alta valoración) es una victoria muy significativa de la maquinaria de defraudación electoral y de aplicado uso de recursos públicos que a lo largo del país y sobre todo a partir del año pasado han puesto en marcha gobernadores alineados con Enrique Peña Nieto (entre ellos, la hoy beneficiada con ese método de ayuda mutualista, Ivonne Ortega), que mediante la fusión de recursos y mañas van creando la base territorial, económica y electoral para la postulación del hoy mandatario del estado de México y su presunta instalación sindicada en el poder federal.
Para Calderón y el panismo, los resultados en la emblemática entidad donde nació el mentor original del ahora ocupante de Los Pinos, Carlos Castillo Peraza, es una señal clara de los difíciles tiempos en materia de urnas que le esperan al supuesto partido federalmente en el poder a lo largo del presente año, no sólo compitiendo a título individualizado, como lo hizo en Yucatán en esta ocasión, sino incluso mediante las controvertidas alianzas perreánicas que no están ofreciendo la potenciación de fuerza que los estrategas de elite habían previsto. Aun cuando han tenido gran peso en la peninsular recuperación priísta sus afinados factores de manipulación y abuso, que llevan a los panistas a hablar de una elección de Estado, los resultados conocidos ayer también demuestran el agotamiento del estilo panista de gobernar, hipócritamente dedicado al saqueo del erario, claramente alejado de lo social y entregado a lo empresarial, tanto en los planos estatal y municipales de Yucatán como en el escenario nacional donde ya el factor Calderón opera justamente en contra de los intereses comiciales del panismo y donde se producen diarias provisiones de desencanto y enojo sociales que no están encontrando cauce de desahogo partidista más que en el secuestrador del pasado que ahora ofrece mejores tratos y por necesidades de mercadología se dice deseoso de corregir sus históricos errores.
En el limbo que vaticanamente ya no existe quedaba ayer el delicado asunto del supuesto secuestro de Diego Fernández de Cevallos. Se dice que es supuesto porque oficialmente sólo es una desaparición de persona, aunque en términos políticos, mediáticos, policiacos y militares se maneja como una especie de secuestro VIP, con una concentración y demostración de interés gubernamental que contrasta con la desatención que se da a la inmensa mayoría de los casos similares en que se ven involucradas personas sin la relevancia política y oficialista del ex candidato presidencial panista. Secuestro, y no desaparición, fue además el término que usó ayer el presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, es de suponerse que a partir de las pláticas privadas que habría tenido con FCH durante su encuentro en aquellas latitudes adonde el ocupante de Los Pinos concurrió a recibir un premio a título de logros y éxitos cuyo elogio internacional resulta dolorosamente irónico si se ve que las prendas tomadas en cuenta para el festejo del Felipe mexicano son exactamente las que hoy más falta hacen en este país sin liderazgo ni remotamente carismático, sin cohesión social ni bonanza económica.
La nebulosa situación del caso DFC alienta especulaciones en razón de los tumbos e incongruencias que en su manejo ha mostrado el Muy Frecuente Viajero cuyas instancias declarativas habían anunciado primero con toda formalidad la desaparición del llamado Jefe y luego han dejado el tema en tal imprecisión que genera turbiedades especulativas, entre otras la que se pregunta si la difusión del incidente y su automática instalación en altares políticos, mencionándolo como pieza clave en una transición mexicana que evidentemente no se ha dado sino que ha quedado en traumática alternancia simple de siglas partidistas, pudiera tener la intención de fabricar un personaje magnificado para que defendiera más delante los colores e intereses de un partido que hoy no tiene ni la tercera parte de un precandidato importante a la sucesión del felipismo.
A contrapelo de esas interpretaciones que le dan un papel de primera importancia a DFC en un tortuoso proceso de recomposición panista, hay quienes creen ver lo contrario, es decir, que justamente ha sido separado del escenario político el jefe de una corriente política que en la recomposición del Consejo Político del PAN, en puerta, trataría de quitarle dominio al calderonismo crecientemente criticado en los entretelones de ese partido pero ahora difícilmente confrontado por alguien si se tiene a la vista lo que le ha pasado al poderoso opositor barbado.
Otro caído en la batalla mediática de este expediente es Manuel Espino, quien cometió la imprudencia de renviar a su público tuitero el mensaje recibido por alguien presuntamente de su confianza que aseguraba que el controvertido Diego estaría muerto y bajo resguardo militar. Esa escaramuza cibernética ha sido usada por el calderonismo para achacar a Espino intenciones difamatorias fúnebres y con ello inhabilitarlo en la batalla que ha sostenido contra los excesos de alguien a quien sin reparos llamó en días pasados Fecal en el propio Twitter, arguyendo que así era conocido por mucha gente el mismo correligionario a quien, en campaña electoral, había descrito como un chaparrito, pelón y de lentes que, por lo visto, sabe servirse el platillo frío de la venganza.
Y, mientras continúan las versiones encontradas respecto al enigmático Ignacio Coronel, jefe de operaciones del cártel de Sinaloa en la zona de Guadalajara, ¡hasta mañana, con el duranguense Aispuro y las insinuaciones de su emparentamiento enchapado!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Enrique Galván Ochoa: Dinero
Estaba ya muy enfermo el papa Juan Pablo II y muchos ojos seguían desde México lo que sucedía en Roma. Con su reconocida teatralidad, Diego Fernández de Cevallos se puso de pie a mitad de la sesión del Senado, anunció el deceso de Juan Pablo y pidió a los asistentes que guardaran un minuto de silencio. Todo normal, excepto que no había fallecido. No se salvó de un sabroso pitorreo. Irónicamente, el Jefe Diego fue declarado muerto el sábado, tras su sospechosa desaparición; incluso su cadáver supuestamente había sido encontrado en tierras guanajuatenses. La PGR hubo de salir al paso de las versiones sin fundamento. Seguramente hay muchas pistas, en primer lugar la política. Sin embargo, hay otras que no debieran desedeñarse a priori. Se le atribuye una inmensa fortuna. En diciembre de 2004, la señora Claudia Gutiérrez Navarrete –cito a la revista Contenido– recibió la peor noticia de su vida: tras 25 años de un matrimonio que creía muy feliz, supo que su marido, el senador Diego Fernández de Cevallos, se había sumergido en un acelerado romance con una veinteañera ex reina de belleza. El Jefe Diego, de 63 años de edad, estaba enamorado de Liliana León Maldonado, de 27. Meses después, las revistas de socialités filtrarían la información de una boda y en 2006 se comentó que Liliana iba a darle un hijo. Será un problema resolver la herencia sin que haya conflictos. Ninguna de las dos damas había aparecido hasta ayer por la tarde en los medios de comunicación.
El juicio del siglo
Otras pistas tampoco desdeñables están conectadas a sus negocios. Hizo ricos a algunos –a él, desde luego–, pero tambien perjudicó a muchos. Hace apenas unas semanas la Suprema Corte de Justicia resolvió el caso de los ahorros bancarios de personas que abrieron cuentas hace muchos años, pactaron tasas de interés de alrededor de 100% anual y cuando reclamaron su dinero los bancos se resistieron a devolverlo con sus rendimientos correspondientes. Fernández de Cevallos tomó la causa de uno de los clientes en contra de Banamex. Eso sonó raro. Había sido un resuelto defensor de los bancos, tuvo una participación decisiva en la operación del Fobaproa, junto con Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón, Fauzi Hamdan y Carlos Medina Plascencia. ¿Cómo es que ahora demandaba a Banamex y por una suma que no cabe en una calculadora común: alrededor de 250 mil millones de pesos? La Corte falló en favor del banco con una argumentación que se antojó truculenta. La reacción del litigante fue sorprendente: quedó satisfecho. Qué raro, ¿verdad? ¿Qué abogado en el ancho mundo queda conforme después de perder un asunto de 250 mil millones de pesos? Esa decisión de la Corte dio las bases para que resolviera en contra de los demás clientes que reclamaban sus ahorros. Fue el juicio del siglo.
Ahumada y el compló
El ex diputado y ex senador se ha movido siempre muy junto a la línea que debería separar los intereses públicos de los privados. Atendía dos canchas a la vez: el Congreso y su despacho privado. Según el libro Derecho de réplica, de uno de sus más famosos clientes, el empresario argentino Carlos Ahumada, su influencia fue decisiva en el nombramiento de la ministra Margarita Luna Ramos. Y el tema nos lleva al famoso compló. Ahumada confiesa que se alió con los enemigos de López Obrador –entre ellos Salinas de Gortari y el propio Diego– para frustrar su proyecto presidencial. Grabó los videos del señor de las ligas, René Bejarano. Iban a pagarle a Ahumada 400 millones de pesos por sus servicios pero, dice en su libro, no cumplieron y lo único que recibió fueron 35 millones que le entregaron Manuel Andrade, gobernador de Tabasco; Arturo Montiel, gobernador del estado de México; Enrique Peña Nieto, diputado del PRI; Elba Esther Gordillo y Jorge Kahwagi. Conclusión: el caso de su desaparición debe ser resuelto sin dejar dudas, porque no ayuda en nada al país, cada día más hundido en el caos.
Carlos Fernández-Vega: México SA
Que la única guerra que no ha ganado es la de las percepciones, dice el modesto cuan equilibrado inquilino de Los Pinos. Cierto: ésa, más la del empleo, del crecimiento económico, del desarrollo social, de la legalidad, del estado de derecho, de la concentración del ingreso, de la pobreza, etcétera, etcétera, sin olvidar la del narcotráfico. Por lo demás, su accionar ha sido victorioso, tanto que todavía no se cae.
Para ejemplificar tanta victoria está el asunto del empleo –uno de sus ejes de campaña y de su (autodenominado) gobierno–, donde ha ganado la guerra: a estas alturas México reporta la mayor tasa de desempleo de la última década y el mayor número de informales en su historia. Por ello, vale el análisis que el Centro de Investigación en Economía y Negocios (El empleo en México, el fin de las cuentas alegres) del ITESM, campus estado de México, hizo llegar a este espacio, del que se toman los siguientes pasajes.
La tasa de desocupación de 5.3 por ciento reportada por el Inegi para el primer trimestre de 2010 refleja una realidad del mercado laboral que dista de las cifras dadas a conocer por las autoridades económicas y laborales del país, en el sentido de que la incipiente recuperación ha llegado a las familias de México. Dicho indicador es el más alto de los últimos diez años para un periodo igual y similar al del cuarto trimestre de 2009, por lo que se puede concluir que los problemas laborales persisten en la economía. Sin embargo, no solamente debe repararse en que la tasa de desocupación citada es superior a la contabilizada en el mismo periodo de 2009 (5.1 por ciento); también es menester observar que la mayor parte de los indicadores permiten afirmar que el empleo existente enfrenta condiciones más precarias que antes de la crisis.
Primero, debe citarse que si bien existió un aumento de 718 mil personas ocupadas en la economía (sectores formal e informal), ello no necesariamente les garantiza un mejor ingreso y tener las prestaciones que por ley les corresponden. Del reporte proporcionado por el Inegi se desprende que conforme a lo esperado la población ocupada en la economía informal creció a un ritmo superior que aquella asociada al sector formal que contabiliza el IMSS. Es evidente que el sector productivo formal es insuficiente para dar alivio a las necesidades de empleo que existen en México.
En segunda instancia puede observarse que la crisis acentuó la merma en los ingresos que perciben los trabajadores, ya que si bien no aumentó la gente que tiene percepciones no salariales, en el caso de quienes no reciben ingresos y los que debieron aceptar salarios menores al mínimo o cuando mucho iguales a dos salarios mínimos sí exhibieron un alza significativa: más de 930 mil en únicamente un año. Indudablemente esto esboza que la población nacional en problemas de pobreza ha aumentado, y que si el sector público no actúa con eficiencia con sus programas de atención social el problema se exacerbará, y provocaría un nuevo retroceso en el desarrollo de la nación. En este sentido debe realizarse una reflexión adicional: si el mercado laboral no está solucionando el problema de pobreza, ¿lo podrá hacer el gobierno con una política social que reclama recursos financieros crecientes, simplemente por el hecho de que hay más pobres? ¿Qué implicación tendrá esto en materia de impuestos, sobre todo si la economía no logra crecer a tasas superiores a 5 por ciento?
Un tercer aspecto a resaltar es el hecho de que los trabajadores sin acceso a los sistemas de salud (28 millones) o que no tienen prestaciones distintas a las de salud (11.2 millones) también aumentaron. Sin lugar a dudas esto se desprende del hecho de que el empleo informal ocupa a una proporción mayor de personas, pero también de que los vínculos laborales entre las empresas formales y los trabajadores se debilitan. Cuando se toma en cuenta que casi 14 millones de personas no tienen un contrato por escrito con su empleador (106 mil más que durante el año previo), que casi 3 millones laboran menos de 15 horas a la semana, o que 8.2 millones lo hacen entre 15 y 34 horas, no es de sorprender que entonces este grupo de trabajadores no cuente con las prestaciones que por ley le corresponden. El problema en este punto es que la tendencia negativa es evidente: entre el primer trimestre de 2009 y el correspondiente de 2010, 870 mil trabajadores se sumaron a esta situación.
Como resultado se tienen las cifras asociadas a la subocupación, las cuales reflejan la creciente necesidad que tienen los mexicanos de buscar nuevas fuentes de ingreso al desempeñar dos o más trabajos. Con las 651 mil personas que adicionalmente se encontraron en esta situación durante el primer trimestre de 2010 se alcanzó la cifra de 4 millones, donde el problema es tanto la tendencia creciente como el hecho de que en la variación del último año no existió una diferenciación por nivel de preparación académica, es decir, prácticamente no importó si la gente tenía estudios universitarios o de nivel medio superior; su incremento en la subocupación fue mayor al que tuvo el grupo de trabajadores que no terminaron la primaria.
Destaca el hecho de que el valor agregado de la economía no pueda elevarse, al dejar fuera del mercado laboral a la parte de la población que cuenta con la mayor preparación académica. ¿Cómo se saldrá de un círculo vicioso donde el mercado laboral no genera los incentivos para que la gente vea a la educación como un factor de movilidad social que le procure la posibilidad de alcanzar un mayor bienestar? Bajo el contexto descrito, parece claro que el llamado de algunos empresarios a generar empleos de calidad es totalmente oportuno, ya que sólo mediante un incremento en las remuneraciones y prestaciones se podrá alcanzar el desarrollo del mercado interno, lo cual es fundamental para hacer funcionar el motor de la economía que durante los últimos 30 años se ha venido deteriorando y sin el cual es imposible alcanzar un desarrollo sustentable.
Las rebanadas del pastel
El secuestro del jefe Diego, la ardilla salinista, sin duda fortalece la tesis calderonista de que el deterioro del país es cosa de percepción. Al susodicho personaje, que destaca entre lo más negro de lo negro de la política nacional, le llegó el turno de pagar facturas, y su desaparición sólo confirma que el crimen organizado asciende en la escalera del poder, mientras el gobierno que mete golazos de discurso va en riguroso sentido contrario. ¿El ex senador se convertirá en el Ruiz Massieu del calderonato?
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx
David Márquez Ayala: Reporte Económico
Por remesas se entiende en lo esencial: la parte de ingresos que los trabajadores de origen extranjero (migrantes temporales o definitivos, documentados o no) envían a sus países (a sus familias, fundamentalmente).
Estas remesas han tenido un fuerte crecimiento en las pasadas dos décadas debido, sobre todo, en nuestra opinión, a tres factores:
1) Al incremento real de la movilidad internacional inherente a la globalización, y a la necesidad (no reconocida) de fuerza de trabajo en las economías industrializadas.
2) Al ensanchamiento de la brecha entre países ricos y pobres, que ha disparado los flujos migratorios de éstos últimos en busca de trabajo, mejores condiciones de vida o incluso por supervivencia. También está la emigración de zonas en guerra, de países asolados por la criminalidad, y de grupos perseguidos por razones políticas, religiosas o étnicas, y
3) A un factor de registro: el afinamiento de los mecanismos de transferencia de las remesas a los países atrasados y de su contabilización han hecho posible cuantificar, cada vez más, envíos que ya se hacían pero no se registraban.
El flujo mundial de remesas
Según estudios auspiciados por el Banco Mundial, para 2009 el flujo global de remesas se estima en 414 mil millones de dólares, de los cuales 98 mil fueron a países industrializados y 316 mil a países rezagados (Gráfico 1). De éstos últimos, 283 mil millones; fueron a países de ingreso medio y 33 mil a países de bajo ingreso.
El Correo Ilustrado
Se oculta información en el caso Diego Fernández de Cevallos, dice
Resulta poco veraz lo que se ha dicho desde la cúpula del poder en torno a la desaparición del señor Diego Fernández de Cevallos, y pareciera que se oculta un asunto más misterioso. De antemano sabemos que no se pueden dar a conocer los pormenores de una investigación criminal, pero la información que la autoridad debiera dar a la opinión pública deja que desear. Así ha sido en estos casos, para que resulte que pueda aparecer debajo de su cama en la cabaña y, lo peor, sin que se sepa quién o quiénes fueron los autores materiales e intelectuales de este lamentable acontecimiento.
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Arturo Balderas Rodríguez: Las elecciones de noviembre
En noviembre próximo se celebrarán elecciones en Estados Unidos para renovar en su totalidad la Cámara de Representantes, elegir 36 de los 100 senadores y a 22 de los 50 gobernadores estatales. Serán las primeras elecciones generales que se efectúen durante el mandato del presidente Barack Obama, y su importancia radica en el veredicto que den los votantes sobre su desempeño en los dos primeros años de su gobierno. En los cinco meses que faltan pueden suceder muchas cosas, pero hay algunos elementos que pudieran indicar el rumbo que tomarán las elecciones.
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En noviembre próximo se celebrarán elecciones en Estados Unidos para renovar en su totalidad la Cámara de Representantes, elegir 36 de los 100 senadores y a 22 de los 50 gobernadores estatales. Serán las primeras elecciones generales que se efectúen durante el mandato del presidente Barack Obama, y su importancia radica en el veredicto que den los votantes sobre su desempeño en los dos primeros años de su gobierno. En los cinco meses que faltan pueden suceder muchas cosas, pero hay algunos elementos que pudieran indicar el rumbo que tomarán las elecciones.
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Iván Restrepo: Derrame en el Golfo: madeja de corrupción y negligencia
A casi un mes de explotar la plataforma Deepwater Horizon en el Golfo de México, comenzó a desenredarse la madeja de corrupción y negligencia que rodea a la actividad petrolera en Estados Unidos. Cuando son ya más de 13 millones las toneladas de petróleo vertidas al mar, se resquebrajó la unidad de mando que estableció Tony Hayward, presidente de la British Petroleum, para enfrentar lo mejor posible a la opinión pública, a los congresistas y a los funcionarios que exigen conocer toda la verdad sobre lo ocurrido. Hayward trató los últimos tres años de mejorar la imagen de la British, luego de malos resultados financiero-administrativos y de ser acusada de priorizar la producción a costa de la seguridad de los trabajadores y el medio ambiente.
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León Bendesky: Europa en vilo
Parecía que el sustento común que se construía en Europa con una unión política, económica y monetaria era cada vez más sólido. Pero la integración regional ha estado repleta de contradicciones y la crisis económica y financiera que surgió en 2008 ha puesto en evidencia las fisuras.
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Los pueblos indígenas de México se hicieron visibles el Año Nuevo de 1994, y obligaron a escuchar al país entero gracias al legendario ya basta de los zapatistas cuando le dieron una vuelta de tuerca a la historia, se alzaron en armas y dijeron aquí estamos. Nunca antes los pueblos indígenas del país, sus demandas y manifestaciones civilizatorias tomaron el centro del debate nacional. La sociedad nacional supo que había mucho que aprender de los pueblos indios. Los de ascendencia maya y todos los demás.
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Leonardo García Tsao: El tedio gana la batalla
Cannes, 16 de mayo. No podía sostenerse la buena fortuna de Cannes. Este domingo empezó a llover, el volcán islandés ha vuelto a hacer de las suyas y la competencia dio sus primeros tropezones serios con un par de películas inertes, situadas durante guerras civiles.
La primera fue La princesse de Montpensier, de Bertrand Tavernier, quien no había concursado en Cannes desde hace 20 años. A pesar de ser de casa, no es de los consentidos de La Croisette quizá porque se aprecie como un cineasta estimable, pero rara vez entusiasmante. La película en cuestión se sitúa a mediados del siglo XVI, durante la guerra entre católicos y protestantes, para describir la intriga amorosa entre nobles de la corte de Carlos IX, desatada por el personaje titular. Ciertamente una pasión que se antoja exagerada, pues la otrora modelo Mélanie Thierry encarna a la princesa con la tiesura y la inexpresividad propias de la pasarela. A Lambert Wilson le toca interpretar al único adulto supervisor de la interacción entre varios niñatos carilindos, en un valeroso intento por no repetir el papel de villano pedante que se le suele asignar.
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