Con la anuencia del gobierno de Felipe Calderón, en las últimas semanas se ha desatado una cacería policiaca y judicial en contra de tres líderes petroleros disidentes de la dirigencia de Carlos Romero Deschamps, actual secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), quien públicamente presume su amistad con el presidente de la República sin importar diferencias políticas e ideológicas (el primero es destacado miembro del Partido Revolucionario Institucional; el segundo es fiel representante de los panistas).
Sin embargo, aunque Romero Deschamps confía impunemente en su estrecha relación con el jefe del Ejecutivo, lo cierto es que en una fiscalía de la Procuraduría General de la República (PGR) mantiene abierta y muy activa una averiguación previa en contra de este dirigente petrolero por el delito de fraude por 3 mil millones de pesos, correspondientes a las cuotas de los sindicalizados. De tal manera que esa “amistad” y luna de miel entre Calderón y Romero podría verse interrumpida cuando la PGR consigne la averiguación previa ante un juez federal y éste libere las órdenes de aprehensión en contra del líder y su tesorero, el exsenador Ricardo Aldana. Este último también envuelto en aquel escándalo del desvío de recursos conocido como Pemexgate.
En el gobierno se analizan las consecuencias de actuar en contra del dirigente sindical priista. Por un lado, tienen la obligación de apegarse a la ley y procurar justicia a los miles de trabajadores petroleros que demandan un freno al enriquecimiento desmedido de sus líderes y, por el otro, está el fantasma del fracaso gubernamental en la acción penal que intentaron hace unas semanas en contra de Jorge Hank Rhon, lo que se calificó como un intento fallido panista por frenar al priismo en su carrera hacia las elecciones presienciales de 2012.
La denuncia hecha ante la PGR a finales del año pasado en contra de Romero Deschamps fue presentada por el líder petrolero disidente Mario Ross, quien la semana pasada fue capturado con engaños por agentes judiciales del Distrito Federal, bajo diversas acusaciones de fraude, y enviado a un penal de Villahermosa, Tabasco. Esta semana podría recuperar su libertad después de pagar dos fianzas por decenas de miles de pesos.
El engaño consistió en citar a Ross a una entrevista de prensa que le haría en un restaurante capitalino un falso periodista. Cuando el dirigente petrolero llegó a la cita, un grupo de agentes judiciales lo capturó violentamente.
Apenas tres semanas antes, otro dirigente petrolero opositor a Romero Deschamps, Pablo Pavón, también había sido detenido y enviado a prisión bajo acusaciones de supuestos fraudes, los cuales parecen más que procesos fabricados desde la cúpula de ese sindicato charro que ahora está en crisis.
Un tercer líder disidente, Omar Toledo Aburto, quien andaba “a salto de mata”, acaba de librar –mediante un amparo– una acusación por allanamiento de morada a una de las “residencias” de Carlos Romero Deschamps, sólo por protestar contra la corrupción y el enriquecimiento de este dirigente en las instalaciones del Sindicato.
Según fuentes cercanas al proceso de investigación en contra de Romero Deschamps, el gobierno federal –por conducto de la Secretaría de Gobernación– habría reactivado las indagatorias para integrar adecuadamente el expediente correspondiente y sólo esperan las órdenes para proceder en contra del poderoso líder petrolero.
Disputa por fideicomisos petroleros
Movidos por intereses económicos, en las últimas semanas dos enemigos irreconciliables tuvieron contacto a través de representantes y oficiosos que buscan destrabar y recuperar miles de millones de pesos guardados en 10 fideicomisos abiertos en la década de 1980 en instituciones bancarias, dos de ellas Banamex y Bancomer.
Se trata de dinero público que gobiernos priistas y panistas regalan cada año al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana por presiones a la Dirección General de Petróleos Mexicanos. El dinero de estos fideicomisos corresponde a los tiempos en que Joaquín Hernández Galicia, la Quina, era el mandamás de ese entonces poderoso gremio.
Varios negociadores oficiosos intentan reconciliar los intereses entre la Quina y el actual líder petrolero, Romero Deschamps, enemistados de por vida por traiciones y acusaciones de corrupción. El desacuerdo que no logran destrabar es por el porcentaje de dinero que consideran les corresponde a cada uno.
El primero que hizo contacto con representantes de la Quina para tratar de recuperar dichos fondos fue Ricardo Aldana, exdiputado priista y tesorero del STPRM. Éste intentó recuperar para su jefe el dinero que el sindicato petrolero mantiene guardado desde hace tres décadas en diversos fideicomisos bancarios y que no ha podido retirar porque quien firmó los documentos fiduciarios fue Joaquín Hernández Galicia. Ahora que los mañosos bancos han visto este pleito entre los dirigentes petroleros, lo toman como una oportunidad para apropiarse de dichos fondos multimillonarios.
Cuando Aldana buscó a la Quina a través de terceros, el exlíder les planteó que aceptaba otorgar su firma para liquidar los fideicomisos y recuperar el dinero, siempre y cuando el 80 por ciento de los casi 5 mil millones de pesos, es decir unos 4 mil millones, le fueran entregados a él “para beneficiar a miles de trabajadores”. De inmediato, esto fue rechazado por Romero Deschamps y su empleado Ricardo Aldana, quienes pretenden apropiarse de dichos recursos bajo el argumento de que “todo pertenece al Sindicato y a los trabajadores que representamos”.
Desesperados, Romero y Aldana echaron mano de otro priista de oscuro pasado y exgobernador de Guerrero, Rubén Figueroa junior, quien hace unos días se reunió por separado con ambos dirigentes petroleros y trató de mediar en la recuperación de los recursos.
El problema para alcanzar un acuerdo es que Figueroa exige el 50 por ciento del total guardado en los fideicomisos, y esto es rechazado por la Quina, quien insiste en que a él le corresponde el 80 por ciento; mientras, Romero Deschamps quiere quedarse con todo.
Apenas este fin de semana pasado, el dirigente petrolero dio prácticamente por muertas las negociaciones con la Quina y dice que se ha retirado de la mesa porque es imposible hablar con el viejo líder, quien por su lado no baja de corrupto y de “gato” del gobierno a Romero Deschamps. Mientras los insultos van y vienen, lo único cierto es que en esos fideicomisos hay miles de millones de pesos que salieron de las arcas públicas y que, en todo caso, sólo pertenecen a los trabajadores petroleros y no deben utilizarse para llenar más los bolsillos de los líderes.
*Periodista
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