10/09/2011

Comité Central de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México* Movimiento estudiantil es la corriente social impulsada por los est




Comité Central de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México*

Movimiento estudiantil es la corriente social impulsada por los estudiantes; tiene una estructura y una finalidad definidas; existe mientras lucha; si deja de luchar, deja de ser un movimiento.
Movilización estudiantil es la actividad espontánea de los alumnos, generalmente de corta duración y no tiene un claro propósito.

En 1969, un año después de la masacre del 2 de octubre en Tlatelolco, el gobierno federal lanzó una brutal campaña en contra de las escuelas normales rurales (en esa fecha, más de 30) integradas a la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM).
En el contexto del movimiento estudiantil de 1968; de la guerrilla urbana en Guadalajara; del asalto al cuartel de Madera, Chihuahua; de las guerrillas de Lucio Cabañas y de Genaro Vásquez, en Guerrero; y en el contexto internacional de la época, era imprescindible para el régimen apagar, preventivamente, todo germen de rebeldía social existente en México. Y así, comenzaron a clausurar las normales rurales.

La infiltración de agentes gubernamentales con el fin de controlar a las escuelas que no pudieron clausurar –aparte de la intimidación, la persecución y el encarcelamiento– jugó un papel fundamental. Durante los siguientes tres años toda la actividad política de la FECSM se redujo casi a la nada. En los siguientes años resurgió integrada por 17 escuelas, de las cuales 14 están activas políticamente el día de hoy.

Pero, ¿qué es la FECSM?

En resumidas cuentas el movimiento estudiantil de las normales rurales, con 76 años de existencia, es parte del movimiento social. Lucha por los intereses de su sector y se solidariza con toda causa que tenga como finalidad la ruptura con el sistema y la construcción de uno nuevo.
El sistema por el que peleamos ya no le llamamos socialismo o comunismo, pues la realidad ha cambiado y nosotros con ésta. Nuestra filosofía política es ahora mucho más abierta y no cerrada a verdades eternas ni a modelos de sociedades prefabricados; por eso, en sentido amplio, nuestra contienda es anticapitalista, porque consideramos que faltan muchos caminos por descubrir y formas de sociedades alternativas que conocer y poner en práctica frente al sistema actual.
Naturalmente, nuestra base ideológica se basa en la teoría del comunismo científico. Por eso nos llamamos Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México,pero aspiramos a conducir nuestra lucha en el sentido de las exigencias de este siglo. De esto se desprende que el esfuerzo de la FECSM en estos días no es una batalla frontal con el Estado, sino contra sí misma, que tiene como finalidad remover y revisar las viejas formas de hacer las cosas, de ver el mundo y sustituirlas por nuevas y actuales. Nuestra finalidad es convertir nuestra lucha actual en unaantisistémica. Y ésta ha resultado ser la batalla más difícil de todas.

En estos días, la publicación de artículos para recordar los acontecimientos del 2 de octubre de 1968 se ponen de moda. Aquí y allá se hacen declaraciones, manifiestos, volantes, ruedas de prensa, marchas y un sin fin de actividades para dejar claro que nunca olvidaremos aquella masacre. Todo eso está bien y por eso participamos. Pero eso nunca será suficiente; creemos firmemente que se necesita algo más.

Decir lo que pensamos no es con el propósito de ser aguafiestas o aguamarchas, porque valoramos plenamente el esfuerzo de cada participante. Lo que dejamos a opinión del lector de Contralínea no es otra cosa que la transmisión de nuestras primeras experiencias más recientes, con la única finalidad de que se reflexione, se valore, se critique y, si es posible, se apoye.
Hace apenas unos tres años que comenzamos a abrir los ojos, no sobre la terrible realidad social impuesta por el capitalismo ?eso ya lo sabíamos desde nuestra creación en 1935? sino sobre nuestra evidente debilidad y atraso frente al enemigo. Pero al comenzar a ver nuestras deficiencias, al investigar la lucha de otras organizaciones (estudiantiles, sobre todo) para hallar en quiénes podríamos apoyarnos y al no encontrar a casi nadie que se planteara su propia reorganización, empezamos a pensar que la FECSM no es la única atrasada en cuanto al sector de la lucha estudiantil. Y nos tuvimos que preguntar, ¿y si no sólo es este sector, sino el movimiento social en su conjunto, sección por sección, quienes deberían echar un vistazo a su realidad interna? Y nos formulamos preguntas más osadas aún: ¿puede el movimiento de izquierda en México alcanzar un verdadero cambio con sus formas actuales de estructura y sus planteamientos sobre éste?
Al reflexionar estas cuestiones, ya no es aventurado pensar que la izquierda, expresada en todas las formas de lucha existentes, está en crisis. No es el sistema el que está mal, éste va muy bien. Por eso nos aplasta cada vez que quiere como cucarachas o como si se tratara de aplacar a un niño (la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, el Sindicato Mexicano de Electricistas).
Si surge una fuerza de izquierda respetable que se atreve a innovar las formas de lucha (el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, por ejemplo), quienes la atacan primero no son los órganos del sistema, sino nosotros por considerarlas inviables, porque han “violado” ciertas normas imprescindibles, la teoría o los esquemas tradicionales caducos. ¿Cómo puede una organización revolucionaria contender con el Estado si al mismo tiempo es tiroteada por la espalda? Nosotros estamos mal. Por eso es urgente una renovación interna completa. Ya es hora de dejar de condenar al sistema, porque con reprobaciones no ganamos nada, salvo que se rían de nosotros. Debemos empezar a pensar sin el Estado; hacer de cuenta que éste no existe, ignorarlo, para no distraernos y comenzar la gigantesca tarea de reconstruirnos de manera nueva y autónoma. Al comenzar a hacerlo, será el mismo Estado quien ponga la otra parte, pues se enfadará al ver que la renovación seguirá el camino de la independencia, de la autodeterminación; entonces intervendrá, nos atacará y nuestra lucha tomará un sentido completamente nuevo: contender defendiendo algo. Ese algo no será otra cosa que la libertad construida por nosotros mismos. Nuestra lucha devendrá en la defensa legítima de lo que edifiquemos.

Actualmente ¿el movimiento estudiantil qué protege? La mayoría de las organizaciones sociales, ¿qué defienden? “Conquistas” dentro del sistema. Los estudiantes defendemos la llamada educación pública, por demás capitalista, pero pública. Las organizaciones sociales, los derechos constitucionales, capitalistas de igual manera, pero derechos. ¿No es causa de risa?
Todo el siglo pasado nos la pasamos luchando a la mexicana. No es que despreciemos la experiencia y las grandes luchas donde se vertió sangre con verdadera dignidad, pues la Federación de Estudiantes Campesinos también ha participado en ellas. Es que hemos llegado a comprender la situación y asumir que en cada fase de la batalla hemos sido burlados. Nuestros logros se transformaron con el tiempo en dolorosas pérdidas, por la sencilla razón de que no sabemos ni lo que queremos, ni por qué luchamos.

Todo este tiempo nos ha pasado lo que a los Flores Magón, Emiliano Zapata y Francisco Villa: nosotros combatimos y otros se valen de nuestros logros. Concesión tras concesión; así nos han llevado.

Pero saber lo que queremos implica una formación política nueva y antisistémica, una que nos otorgue la posibilidad de tener acceso a todo el conocimiento humano. Ya no sólo al marxismo y sus vertientes, al anarquismo y la democracia liberal, sino al conjunto del saber para evitar la parcialidad. Sin eso ninguna persona, de cualquier organización, tendrá una visión clara de lo que debe ser su lucha particular dentro del conjunto de pugnas antisistémicas, sin estorbarse y sin subestimar a otros.

Nosotros creemos, como muchos en México, en la unidad de lo diverso, pues aunque diferimos en métodos con muchas agrupaciones, nuestro enemigo es el mismo y debemos respetarnos y cooperar en la lucha contra éste. Vladímir Lenin decía que para que una lucha sea eficaz contra el capitalismo habría que aprender a hacer comunismo.
Nosotros estamos en México y, de acuerdo con nuestra información, las fuerzas políticas anticapitalistas con mayor influencia son las que pugnan por la autonomía y el poder popular; por esa razón, decimos ¡hay que aprender a hacer autonomía, hay que aprender a hacer poder popular!

La cuestión es en suma difícil. Como puede verse, la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México ha sido un movimiento estudiantil desde su creación; a veces en contiendas serias y otras veces no tanto, pero nunca inmóvil. Sin embargo, falta mucho por hacer todavía y era necesario escribir esto a modo de autocrítica. Invitamos a las organizaciones estudiantiles de México a replantear sus formas de lucha y sus metas. Nosotros hemos iniciado y es tan probable que lo logremos, como improbable. Después de todo, organizar una marcha conmemorativa, tomar una institución gubernamental, bloquear carreteras, realizar tomas de caseta son actos relativamente fáciles en comparación con la tarea de erradicar de nuestra práctica lo caduco y tomar nuevas armas en nuestras manos.

Para el lector interesado en la acción y en el apoyo, nuestra posición ha sido muy clara. Para el Estado también, pues consideramos que hasta el panista más tonto sabrá interpretar nuestras intenciones.

¡Por la liberación de la juventud y la clase explotada, venceremos!

*Organización estudiantil integrada por los alumnos de las escuelas normales rurales de México
[TEXTO PARA TWITTER: Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México: 1935, 1968, la actualidad y lo que sigue]
Fuente: Revista Contralínea 254 / 9 de octubre de 2011

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