Foto: Eduardo Miranda
MÉXICO, D.F. (apro).- “Todas las encuestas se pueden manipular”, me dijo con toda naturalidad Federico Berrueto, director de Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE) cuando, hace dos años, fui a conocer las instalaciones de su empresa, que ocupan dos pisos de un edificio sobre Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México.
Socio en GCE de Liébano Sáinz, secretario particular de Ernesto Zedillo como presidente de la República, Berrueto es visto con recelo por los empresarios del ramo que desde hace años acaparan el mercado porque, expuso, los desafió: Acostumbrados a fijar arbitrariamente las tarifas de los estudios de opinión, él abatió los costos y los hizo enfurecer.
Pero Berrueto y GCE, como el resto de las firmas que compiten por este mercado cautivo, cada vez más próspero, enfrentan también sospechas y dudas, en especial cuando se trata de competencia entre partidos y candidatos, una desconfianza social asociada a todo lo que tiene que ver con lo político y lo electoral.
Al iniciar formalmente el proceso electoral 2012, este viernes 7, los estudios de opinión serán cotidianos aún, pero así como son un insumo para la toma de decisiones de partidos y candidatos, pueden degradarse en recursos propagandísticos y, lo peor, convertirse en oráculos que hagan virtualmente inútiles las elecciones.
Eso pasó en el más reciente proceso electoral del Estado de México, donde las encuestas –como la que diariamente difundió GCE– fueron por lo menos distractores involuntarios de la parcialidad de los órganos electorales, el uso faccioso de recursos públicos y otros vicios para apoyar al candidato priista, Eruviel Avila, y eso comienza a replicarse a nivel federal con Enrique Peña Nieto, dándolo ya como ganador fatal de la elección presidencial del 1 de julio de 2012.
O como aconteció antes, en 2006, con dos firmas conocidas por su militancia en la derecha: Análisis de Resultados de Comunicación y Opinión Pública (Arcop), cuyo fundador, Rafael Giménez, es asesor de Felipe Calderón, y GEA-ISSA, cuyos directivos Jesús Reyes Heroles y Guillermo Valdés fueron directores de Pemex y el Cisen en este gobierno.
Por eso los ciudadanos todos, no sólo los usuarios habituales de los medios de comunicación, deben sujetar a un escrutinio riguroso no sólo a los políticos y gobernantes, sino a las empresas que hacen estudios de opinión para obligarlos a realizar un trabajo riguroso, sobre todo cuando lo divulgan.
La semana pasada, el martes 4 de octubre, Consulta Mitofsky , que dirige Roy Campos, dio a conocer la más reciente encuesta sobre la elección de 2012 que, entre otros aspectos, examina las preferencias de los partidos, candidatos y los diversos escenarios, incluidos la división de la izquierda y una alianza PAN-PRD.
La encuesta coloca a Enrique Peña Nieto en primer lugar de preferencias para ser candidato del PRI y para la Presidencia de la República; en el PAN las preferencias internas las encabeza Josefina Vázquez Mota, seguida de Santiago Creel y luego Ernesto Cordero, y el PRD tiene a Andrés Manuel López Obrador como puntero, seguido de Marcelo Ebrard.
Lo que me llamó la atención de esta encuesta de Consulta Mitofsky, que he observado también en otras como el propio GCE, es que al examinar a la izquierda se limitan sólo al PRD y se excluyen al Partido del Trabajo y a Movimiento Ciudadano, que hasta el viernes 7 se llamó Convergencia.
El único escenario de izquierda unida de esa casa encuestadora es cuando examina las alianzas y le da 17% a la unión de los tres partidos que se asumen con ese signo ideológico, mientras que el PRI-Partido Verde va como puntero, con 40%, seguido del PAN, con 19%. En los otros escenarios sólo se habla del PRD.
Así, en la combinación de candidatos, el PRI siempre va a la cabeza con Peña Nieto y aun con Manlio Fabio Beltrones, y López Obrador y Ebrard se mueven casi en el mismo porcentaje de competencia que Vázquez Mota y Creel, mientras que Cordero –qué novedad– está siempre en el sótano.
Según Consulta Mitofsky, en un escenario con izquierda dividida López Obrador lograría 9.6% con sólo el apoyo de PT y MC, mientras que Ebrard se quedaría con 6.4% únicamente del PRD. Aquí gana Peña Nieto con 48.4%, aunque 20% no declara su preferencia.
Si PAN y PRD se unen, Mitofsky dice que el resultado sería 14.8% para Ebrard como candidato y López Obrador, sólo apoyado por PT y MC, lograría 11.5%, mientras que Peña Nieto ganaría con 49%. Aquí 24.7% de los consultados no declara por quién votaría.
Leí, releí y no encontré en la encuesta de Consulta Mitofsky un dato fundamental: ¿Qué porcentaje obtiene el candidato de toda la izquierda, no sólo el PRD, ante los aspirantes de PAN y PRI? ¿Y qué porcentaje obtienen, en cada caso, López Obrador y Ebrard, supuestamente hoy casi empatados en la población abierta?
La noche del mismo 4 de octubre le escribí a Roy Campos, vía Twitter, por ser no sólo el responsable de la encuesta, sino porque es de los pocos profesionales de estos estudios que dialoga, polemiza y aun padece la rigurosa revisión ciudadana, a veces no tan de buena fe.
Le pregunté por qué en la combinación de candidatos excluyó a la izquierda unida y sólo incluyó al PRD, pero por ser ya la medianoche no respondió, como es su costumbre, por lo que a la mañana siguiente insistí en la omisión con una provocación afectiva: “¿Es maña?”
Roy lo negó de inmediato: “No, lo haré cuando los postulen, tampoco incluyo al PVEM con Peña, por ejemplo, aunque si llega el momento, se hará.”
Insistí: “Si no hay maña o sesgo, ¿por qué sí planteas escenarios de izquierda dividida y alianza PAN-PRD? Es al menos incongruente.” Roy rebatió: “Nadie ha hablado de dos panistas o dos priistas en la boleta, pero sí se ha dicho de dos perredistas, no invento nada”.
Volví al punto: “Correcto, Roy, pero en esa lógica está el escenario de la izquierda unida que omites”. Y, sin dar respuesta, trató de zafarse del intercambio: “Y a fin de cuentas, si no se cree en la encuesta tampoco pasa nada, no hace cambiar lo que la gente piensa hoy”.
Le reviré: “Sí pasa algo, Roy. Es un asunto de rigor y credibilidad. Si se suman los 2, 3 o 5 puntos de PT y MC cambia tendencias en la izquierda… La omisión tiene implicaciones: La suma de toda la izquierda sí hace diferencia respecto al PAN y rompe el empate técnico AMLO-Ebrard. ¿O no?”
Puse un ejemplo análogo: “Apliquemos esto en la derecha: Si el PVEM tiene 5 puntos y se suman al PAN, que empata con la izquierda, sí se hace diferencia.”
Roy Campos guardó silencio y se sumaron al intercambio los periodistas Fidel Ramírez Guerra, de Guanajuato, y Alejandro Lelo de Larrea, quien preguntó a Campos si, efectivamente, los votos del PT y MC están incluidos en la encuesta: “Se incluye por partidos –respondió–, no por candidato (tampoco PVEM)”.
Insistió Alejandro: “Pero a Convergencia y al PT los agrupas en tu gráfica del PRD, ¿no? ¿Y al PVEM con el PRI?” Respondió Roy: “Así es, cuando es por partido los agrego porque están separados en la boleta, como será en julio”.
Pero Roy Campos ya no dijo nada sobre el porcentaje que obtiene el candidato respaldado por los tres partidos de izquierda, sea López Obrador o Ebrard. Y es deseable, por la credibilidad de la que se preocupa, que Consulta Mitofsky proporcione ese dato.
No pongo en entredicho la honorabilidad de Roy Campos ni de la empresa que dirige, pero las dudas no pueden ser desatendidas, porque gravita la sospecha de que, como reconoce Berrueto, “todas las encuestas se pueden manipular”.
Apuntes
En Michoacán, donde Felipe Calderón se ha propuesto imponer a su hermana Luisa María –que en las fotografías de campaña aparece blanqueada artificialmente como Michael Jackson–, se propaga una versión: Se gesta una alianza “de facto” con el sector del perredismo que quiere una alianza PAN-PRD en 2012 con Ebrard de candidato y a ese sector pertenecen Silvano Aureoles, el candidato, y aun el aprisionado gobernador Leonel Godoy…
Comentarios: delgado@proceso.com.mx y Twitter: @alvaro_delgado
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