Los periódicos de la capital del país informaron a sus lectores sobre las contrarreformas (antidemocráticas, antirrepublicanas y anticonstitucionales) al Código Federal de Procedimientos Penales y como en este país “lo que hace la mano hace la tras”, el ejemplo cundirá en las entidades, para ver si con amenazas de corte nazifascista es posible parar las embestidas delincuenciales. En el sexenio sangriento de Díaz Ordaz, remember! El 68, existió el “delito de disolución social” equivalente ahora al de “perturbación” que ha implantado el desgobernador veracruzano y aliado de Peña Nieto: Javier Duarte, en una estupidez más. Calderón, a su vez, cree que con más cárceles, mayores penas y nuevos delitos inyectará eficacia a su fallida estrategia policiaca-militar, cuando los mismos policías de García Luna y algunos militares (sobre todo los marinos que asaltan domicilios sin ton ni son), están de parte de la delincuencia.
En La Jornada (23/IX/11), que merecidamente festeja sus 27 años de análisis, crítica y periodismo veraz, sus reporteros: Fabiola Martínez, Roberto Garduño y Enrique Méndez, hicieron brillante síntesis de las contrarreformas penales, que autorizan “detenciones en casos de urgencias mediante un sistema de investigación sin autorización judicial, que incluye cateo de domicilios por denuncia anónima; revisión y grabación de personas y vehículos, uso de llamadas telefónicas entre particulares y conformar un grupo de agentes infiltrados”. Para afianzar golpes de Estado y dictaduras, durante la dictadura rusa de Stalin; en la persecución y matanza de judíos por Hitler; y cuando los fascios de Mussolini mataban a discreción, sus códigos penales, sustantivos y de procedimientos, establecieron contrarreformas que ahora Calderón quiere instituir.
Es correcta la “cabeza” de La Jornada: “Calderón abre otra vía para instaurar un Estado policiaco”. Es decir, que encamina las instituciones federales al golpismo para detener las elecciones presidenciales que el PAN tiene de antemano perdidas. Con el pretexto de que las delincuencias tienen al gobierno en jaque-mate y a la Nación bajo su terror sangriento, quieren empujar al militarismo policiaco a establecer un gobierno contrario a los principios constitucionales.
A ningún precio deben aprobarse estas contrarreformas, que con el anteproyecto de Ley de Seguridad también propuesto por Calderón, son el umbral para una regresión política. La derecha calderonista, asesorada por Felipe Borrego Estrada, hermano del que fuera presidente del PRI y succionador de sueldos en cargos: Genaro Borrego Estrada, convertido al panismo, se irá a fondo para instaurar un régimen a la Victoriano Huerta con dosis de Hitler, Stalin y Mussolini. Implantando un régimen que radicalice el autoritarismo calderonista, justificándolo como la única manera de enfrentar a los delincuentes que desafían a las instituciones. Un nazifascismostaliniano es para Calderón la solución. Pero los mexicanos seremos las víctimas, pues tenemos enfrente ya un Estado policiaco y de éste al golpe de Estado hay un paso.
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