Pedro Echeverría V.
1. He aplaudido con gran emoción las tres manifestaciones que hoy jueves 15 han realizado más de 200 mil maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en la ciudad de México. Muchos de ellos saben que yo estaría allí con los contingentes –como he estado cientos de veces- si no estuviera lesionado. Pero me los estoy imaginando con los brazos enlazados, levantando sus mantas, sus carteles y gritando en todo lo que da su combatividad. No he dejado de escuchar la gran campaña de los medios de información diciendo que millones de niños están sin clases, que los habitantes del DF los odian porque impiden el transito de cientos de miles de vehículos, que el gobierno está siempre dispuesto a dialogar, y mil cosas más para calumniar a los maestros. ¿Pero es que el DF es una ciudad de automóviles y de grandes ricos que reclaman todas las comodidades en una ciudad donde están los poderes políticos y financieros que pertenece a todo el país?
2. Hace ya muchos años que los gobiernos derechistas y fascistoides quieren acabar con las manifestaciones prohibiéndolas, mediante la represión, con acusaciones imbéciles contra los más jóvenes, encerrándolas en un “manifestómetro”. La gente responde: “ni madres, por ningún motivo, en este punto ni un paso atrás porque sería el principio y el fin de las pocas libertades del pueblo”. ¿Qué pasaría con nuestras calles, avenidas, nuestro Zócalo y nuestros mercados que sirven para que el pueblo conozca el contenido de nuestras luchas con marchas, mítines y plantones estuvieran prohibidas para desarrollar nuestras actividades? Hoy las tres marchas concluirán en el Zócalo y todos los contingentes pasarán allí la noche para acordar las acciones del siguiente día. Las calles, avenidas, el Zócalo de la ciudad de México –mega ciudad capital de la nación- pertenecen a todo el país, no a un puñado de millonarios y gobernantes que la
controlan.
3. La Coordinadora (CNTE) no negocia con nadie y durante sus más de 30 años de vida, jamás ha dado muestras de haber transado con el poder. Puede que alguna vez algún sector –por problemas muy concretos y puntuales- lo haya hecho obligado por las circunstancias, pero nunca en nombre de la CNTE que pone siempre adelante sus principios sindicales, ideológicos, éticos. Para demostrar que los maestros de la CNTE son –por mucho- la vanguardia en las luchas de los trabajadores, basta decir que no ha habido alguna organización o sector en México que haya hecho siquiera la cuarta parte o la mitad del número de movilizaciones y plantones realizados por la CNTE. Cada año realizan alrededor de 25 marchas y plantones, pero en los meses de abril, mayo y junio realizan la mitad de sus acciones. Es por eso que los medios de información y sus comentaristas calumnian siempre a los profesores.
4. ¿Por qué los maestros de preescolar, primaria, secundaria, normal, son los más conscientes y combativos? a) por tradición histórica, b) por origen de clase, c) por estar en contacto con los sectores más pobres, d) porque su carrera o profesión es Terminal. Los “maestros de escuela” vienen luchando desde los años veinte, a raíz de que se fundó la SEP y se puso en práctica la política de “identidad nacional”, de alfabetización y, sobre todo, se dio enorme importancia a la escuela rural. Los maestros, los curas y los “doctores” en medicina eran los tres “profesionistas” más notables y más importantes en las comunidades rurales, pero por encima estaba siempre el maestro de escuela que era de la misma comunidad o se integraba igualitariamente a ella. Esa relación comenzó a romperse con el crecimiento de lo urbano, de las carreteras y los transportes; pero la tradición histórica continúa donde sigue fuerte la ruralidad.
5. Casi todos los maestros del país fueron de clase pobre, cuando no eran hijos de campesinos y artesanos. Los médicos eran generalmente de ciudad y los curas venían de lugares casi siempre ignorados, por el contrario los maestros formaron casi siempre, parte de la población; mucho más cuando fundaban familia, hacían deportes y se integraban a los mismos quehaceres cotidianos de los trabajadores. Pero un dato que influyó también es el carácter “Terminal” de la carrera de maestro cuya misión nunca fue estudiar otra carrera, hacer otros estudios para especializarse u obtener más títulos. Parece que los profesores tenían que ser “especiales” pero en el trato, en el servicio, a los alumnos y a la misma comunidad. Aprendieron a ser muy pragmáticos en sus aprendizajes siempre ligados a la vida cotidiana de la comunidad. Quizá por eso hoy cuando les han planteado hacer examen responden: ¿quién evalúa a los
evaluadores?
6. Por eso cuando Calderón y los señoritos que mandan en la SEP pretenden imponer evaluaciones o exámenes para reprobar a maestros, éstos les responden sí, pero, ¿quién les evalúa a ustedes? ¿Acaso no es la política estatal que se aplica el sistema educativo nacional “para reprobar a cientos de miles de estudiantes que no tienen cupo en las escuelas por falta de presupuesto”? Los maestros –con justa razón- no pueden tener la menor confianza a las autoridades en sus programas de evaluación. ¿Por qué éstas no discuten con los maestros de la CNTE los diferentes planteamientos educativos y por qué no hacen caso a sus propuestas sobre evaluación? Es tiempo ya de que los estudiantes de todos los niveles comiencen a cuestionar los famosos exámenes y competencias que les imponen porque se ha demostrado que no sirven más que a los intereses de quienes pagan esas evaluaciones.
7. Los luchadores magisteriales tienen mucho que enseñar a otros sectores, pero también mucho que aprehender en las políticas unitarias. Las secciones IX, X y las cercanas a la ciudad de México tienen un trabajo muy grande porque a ellas corresponde sumar a la lucha a grandes masas en la ciudad de México. Quizá en este tipo de manifestaciones haya que realizar acuerdos con todas las izquierdas y centroizquierdas que trabajan en la ciudad de México para solidarizarse y apuntalar todas estas manifestaciones. Los maestros de la CNTE tienen la obligación de hacer un trabajo intenso en el DF porque sigue siendo el centro político más significativo. No debe olvidarse que la ciudad de México fue el lugar que albergó a maestros othonistas, las luchas del Poli, a ferrocarrileros, a médicos, a estudiantes de 68, a las guerrillas urbanas, a la guerra sucia, al movimiento zapatista, las concentraciones del SME, las manifestaciones de 1988 y las de 2006.
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