Foto: Eduardo Miranda
MÉXICO, D.F. (apro).- Si a las personas se les da trata de semovientes y se les conduce como manadas, sin la elemental consideración humana, sobreviene el desprecio como el que miles de ciudadanos le mostraron este domingo a Josefina Vázquez Mota, quien de lo sublime de las encuestas pasó a lo ridículo de predicar para nadie.
Esos miles de ciudadanos, muchos de ellos que ni siquiera son panistas, le cobraron a la candidata quebrantar la dignidad de la persona –el principal de los cinco principios de doctrina del Partido Acción Nacional (PAN)– con la peor humillación para ella: Justo cuando pronunciaba su discurso, y en busca de la salida del estadio Azul, literalmente le dieron la espalda.
El coordinador de la campaña, Roberto Gil Zuarth, al inculparse, revela la magnitud del golpe político a su jefa, que no se lo quitará porque no fue un error de logística, como se quiere hacer creer, sino algo más serio y más profundo: La ruptura del carácter ético del PAN.
No puede entenderse de otra manera que el acto supremo de un partido político que se presume democrático, la toma de protesta de su candidata a la Presidencia de la República, no considere el tormento que representa para las personas –hombres, mujeres, niños, ancianos– estar sometido a varias horas bajo el sol después de largos traslados en autobús.
Si ni los más convencidos militantes panistas merecen semejante castigo, menos los ciudadanos que, como el domingo 11 en el estadio Azul, fueron llevados a ese acto partidista aun sin ser militantes, a menudo sólo con la promesa de recibir una despensa o claramente coaccionados.
Porque, aunque el equipo de Vázquez Mota apueste a la amnesia, el acto del domingo tuvo también el sello del clientelismo: El “acarreo” de ciudadanos enfundados en playeras con los emblemas de organizaciones campesinas y populares que portaban cachuchas y banderines con las siglas de éstas.
Pero, además, trabajadores sindicalizados del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) fueron obligados a asistir por su líder, Valdemar Gutiérrez Fragoso, quien es diputado federal por el PAN.
Aun si el Instituto Federal Electoral (IFE) no acredita que el PAN y Vázquez Mota violaron la “veda electoral”, porque a la toma de protesta asistieron sólo militantes activos y adherentes –por lo menos el exconsejero Arturo Sánchez Gutiérrez no lo es–, es evidente el uso de ese partido de clientelas que niegan las razones por las que fue fundado.
Además de la muy expriista Unión General de Obreros y Campesinos de México (UGOCM) “Jacinto López”, contribuyeron al acarreo de miles de personas las formaciones afines al PAN como el Consejo General de Sociedades y Unidades y de Campesinos y Colonos A.C. (Consucc) y de la Unión Nacional Integradora de Organizaciones Solidarias y Economía Social (Unimos).
Esta última organización es, según sus estatutos, apartidista, pero su presidente nacional, Javier López Macías, será fatalmente diputado federal: Es candidato por el quinto distrito de Coahuila y está inscrito en la lista plurinominal del PAN.
López Macías fundó Unimos en 2004, cuando era aún funcionario del Fondo Nacional de Apoyo a Empresas Sociales (Fonaes) y lo hizo con el madrinazgo de Vázquez Mota, entonces secretaria de Desarrollo Social. Un amigo de ambos es Guillermo Velasco Arzac, jefe general de la organización secreta El Yunque.
Los contingentes de estas organizaciones campesinas y populares, tratados como manadas, fueron los que luego humillaron a Vázquez Mota…
Apuntes
Esta semana, posiblemente en la sesión del jueves, el pleno del Senado aprobará la reforma al artículo 24 constitucional, a unos días de que llegue a México el jefe del Estado vaticano, Joseph Ratzinger, que para los católicos es Benedicto XVI. Es el regalo del PAN y del PRI, y una parte del PRD, que tiene graves consecuencias para México…
Comentarios: delgado@proceso.com.mx
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