6/28/2012

Los periodistas pal café....



El Instituto Federal Electoral ha decidido mandar los próximos comicios a la goma. Para acomodarse a las pretensiones dinosáuricas de instaurar a partir de este domingo venidero el nuevo horario sexenal de verano, que obligaría a atrasar los relojes históricos varias décadas, el mencionado IFE ha tenido a bien establecer como instrumento confiable, indeleble e infalsificable de marcación ciudadana de boletas electorales, ni más ni menos que… el lápiz.
Sentido homenaje retro a las tareas escolares hechas y rehechas a base de grafito y goma de borrar (sobre todo ahora que con tanto entusiasmo están participando brigadas de profesores gordillistas para revisar y corregir las planas electorales en todo el país). Sistema cilíndrico en madera que en dado caso permitiría a los poseedores de la papelería ciudadana proceder a la patriótica remodelación de voluntades a partir de la sencilla técnica del borrado con goma, como en cualquier salón de primaria. ¿Crayones? Claro que no, porque se podrían derretir con tanto calor físico. ¿Bolígrafos? No, porque se podría correr la tinta. Así que el Instituto Fallido Electoral optó por la fórmula ligera del lápiz.
La Operación Ruleta afinando motores, la compra de datos y copias de credenciales electorales a todo vapor, desatada la guerra sucia telefónica e impresa, robo abierto de mil 200 boletas en Veracruz, decenas de miles de boletas sobrantes por errores de impresión en otras partes del país, caravanas de repartidores de despensas y productos utilitarios en pro del candidato del despilfarro y el muy celoso IFE solamente atina a posar su atención en un rubro sobre el cual no había denuncia pública en contra, el del marcaje de las boletas electorales. Y lo hizo no para dar más seguridad, sino para instalar un elemento extra de fundada desconfianza: lápices. Ganas de mandar el proceso al riesgo de la goma.
En Twitter, el propio IFE justificó: El uso de los lápices del IFE para marcar el voto en la boleta es para evitar que al doblar la boleta se traspase la tinta a otro recuadro. ¿Podrá el IFE sustentar ese dicho en términos cuantificables? Por ejemplo, ¿cuántas boletas sufrieron ese traspaso de tinta en 2006? ¿Cuántos casos han sucedido así en anteriores comicios, provocando adulteración en los resultados, como para motivar ahora esta medida general de última hora?
Eso sí, los tales lápices resultarán una maravilla tecnológica insospechada: el lapicito IFEliz. Los lápices para marcar la boleta son resistentes a la gama de climas, sobre todo los cálidos. Su marca no se borrará sin dejar vestigios, explicó el IFE en tuiteo que llevó a esta arisca columna a preguntarse al estilo juangabrielesco cuál era la necesidad de abrir un expediente más de duda ciudadana, ahora respecto del acto sustancial del protocolo electoral, que es la impresión de la voluntad política en signos permanentes.
Con el nuevo sistema lapicero se quita sentido al resguardo armado de los paquetes electorales e incluso a la tan festejada posibilidad del recuento voto por voto cuando la diferencia sea estrecha. ¿Quién podrá confiar en material electoral cuyos signos contables han sido inscritos con sustancias susceptibles de ser borradas con simpleza de escolapio aunque el mismo árbitro que ha permitido montones de maniobras peores ahora garantice que se podrían encontrar vestigios si se intentara ese borrado? ¿Será ese sistema tan infalible como el entintado de pulgares contra el que había fórmulas de limpieza orgánica inmediata? ¿La infalibilidad de los lápices del IFE será como el blindaje que, según eso, hace imposible un fraude electoral?
El colmo del juego de policías y ladrones electorales, que ahora sería entre lápices y gomas de borrar, es el reconocimiento del propio IFE de que para marcar el voto en la boleta, también es válido que el ciudadano lleve su propio material. Es decir, a pesar de que se ha declarado riesgoso para la confiabilidad electoral que la boleta se cruce con crayón, pluma fuente o bolígrafo, pues al doblado podría traspasarse la tinta (y provocar la anulación), finalmente cada ciudadano podrá hacer lo que se le dé la gana si lleva su propio crayón, pluma fuente o bolígrafo. ¿Ganas de generar más enredos de los muchos que ya hay, o una increíble y peligrosa torpeza más de los súper bien pagados funcionarios y consejeros electorales?
Terminan las campañas y, 90 días después, nada parecería haber cambiado: con menos puntos porcentuales, pero Enrique Peña Nieto sigue inflado en la uniformada numeralia demoscópica como puntero presuntamente imbatible, mientras Andrés Manuel López Obrador continúa condenado a un segundo plano por esos mismos poderes fabricantes de la percepción nacional (como si no hubiese un evidente crecimiento de su candidatura, como si no se hubiera producido una irrupción juvenil favorable a la izquierda) y Josefina Vázquez Mota es artificialmente sostenida como presunta competidora apenas rezagada de AMLO, caminante sin mella, según eso, a pesar de tanto error, maltrato y vacuidad sonriente.
En ese contexto de presunto gatopardismo final (que todo cambie en las campañas para que nada cambie en el proyecto cupular de resultado electoral favorable a EPN), los actos postreros de proselitismo mostraron rasgos definitorios: en la capital del país, AMLO volvió a llenar el Zócalo y varias de las calles que en él convergen, en una efervescencia social que no parece dispuesta a soportar un fraude electoral más; Peña Nieto, por su parte, hizo esfuerzos declarativos para asegurar que no habrá coacción ni compra de votos, llamando desde ahora a los presuntos derrotados del futuro a integrarse a un gabinete de reconciliación nacional (Chepina puede ser secretaria de algo, Quadri quiere ser secretario de ecología, como nuevo negocio de la jefa Gordillo o embajador en China, y AMLO naturalmente rechaza cualquier insinuación de ese tipo) y la propia Vázquez Mota se encomienda abiertamente a la única posibilidad de un milagro.
Y, mientras el movimiento 132 se alista para el lunes 2 y los días siguientes, ¡hasta mañana!
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Facebook: Julio Astillero


Ahora confirmamos –gracias a las revelaciones del diario británico The Guardian– lo que desde antes sabíamos: la campaña de Enrique Peña Nieto no se ha hecho desde el PRI sino desde Televisa. La pregunta es si el gobierno lo llevará en pareja con Emilio Azcárraga Jean, como el caso reciente del vilipendiado Fox y Marta Sahagún. Ha sido extraordinario que AMLO haya podido llegar a la final –y disputando el triunfo al favorito– teniendo en su contra la influencia de la televisora. Falló la trama de encaramar a Josefina al segundo lugar, no prendió, y desbarrancar a AMLO al tercero. Acabó de aniquilarla el fuego amigo. La final está entre AMLO y Peña Nieto. Anoche terminaron las campañas. Y el peso cerró con sensible recuperación a 13.60 por dólar, había brincado a 14.40. Los mercados no reaccionarían mal con el triunfo de la izquierda, tampoco con el del priísta. Ya asumieron que habrá cambio de partido en el gobierno.
Goleadas
A veces puede pensarse que es malo lo que hay, sin embargo, todavía puede haber algo peor. En años anteriores la promoción de las exportaciones y su financiamiento corría a cargo del Instituto Mexicano de Comercio Exterior y del Banco Nacional de Comercio Exterior. Al primero lo desaparecieron para dar nacimiento a esa entelequia que se llama ProMéxico, creación del panismo. Al segundo le han restado presencia, de tal suerte que hoy es sólo un apéndice de Nacional Financiera. Ha tenido que pagarse una factura muy cara. Las dos últimas tienen que ver con las goleadas sufridas, primero ante Brasil y esta semana frente a Argentina. Desde que Bruno Ferrari fue designado secretario de Economía se advirtió que sus estudios en teología no eran los adecuados. No es lo mismo luchar con ángeles del demonio que con los duros negociadores de otros países –aunque algo tienen también de luzbeles. En marzo anterior, el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff dio un apachurrón al de Felipe Calderón al disminuir la venta de exportaciones de automóviles armados en México. Esta semana, la presidenta Cristina Fernandez, de Argentina, publicó en su boletín oficial el decreto que eleva de cero hasta 35 por ciento el arancel, el impuesto, a la importación de automóviles armados en México. Ferrari dice que impugnará la decisión ante la Organización Mundial de Comercio.
Tv Azteca vs Ibope
Es de varios dígitos la cifra de dinero en la que los abogados de Tv Azteca están trabajando. Se trata de la indemnización que la televisora podría reclamar judicialmente a la firma de medición de ratings Ibope, a partir de la cuantificación de daños y perjuicios que resintió con motivo de una filtración de datos confidenciales vía Internet. El director general de Tv Azteca, Mario San Román, dice: no sabemos desde cuándo esté vulnerada la muestra, pero tú no puedes vivir sin saber si está manipulada, si alguna gente hizo mal uso de la información


Dos caras de la misma moneda: por un lado, el triunfal discurso del calderonato que entre sus logros presume un gran avance en materia de recaudación fiscal; por el otro, la alegre cuan voluminosa condonación y/o devolución de impuestos para los amigos y protegidos del régimen, amén de la defensa y mantenimiento de los regímenes tributarios especiales, que a la nación le cuesta una multimillonaria cantidad todos los años. Resultado: México se mantiene en los últimos lugares latinoamericanos en lo que a recaudación fiscal se refiere, aunque destaca en el ámbito del rembolso de impuestos.
Que no se trate de un causante de a pie, porque al primer retraso que registre en el pago de sus obligaciones fiscales, el SAT lo ametralla con recordatorios y exhortos para que de inmediato cubra lo que debe, algo diametralmente distinto al fino y atento trato que brinda a los grandes contribuyentes, a quienes no sólo les regresa multimillonarias cantidades de impuestos, sino que les concede la cancelación de voluminosos adeudos sin que nadie tenga la posibilidad de conocer a quiénes se les corrió la cortesía.
En este último contexto, se mantiene el jaloneo entre la defensa a ultranza que el SAT hace de los beneficiarios de una cancelación fiscal cercana a 74 mil millones de pesos y el amparo presentado por una ciudadana, por medio del cual solicita al Servicio de Administración Tributaria de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público la entrega de los nombres de los favorecidos por tal decisión. Resulta que “el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación inició (el martes pasado) la discusión de seis asuntos en los que está de por medio el alcance del principio de ‘máxima publicidad’ y transparencia de la información pública y la ‘opacidad’ en el manejo de la información gubernamental (La Jornada, Jesús Aranda)”. Entre los casos a revisar está el del citado amparo.
Se espera que, tras la discusión, la SCJN defina criterios sobre las obligaciones que tienen las autoridades para entregar información pública. “En su proyecto de dictamen, el ministro ponente, Arturo Zaldívar, retoma los argumentos esgrimidos por la juez de distrito Ana Paula García Villegas al revisar en primera instancia el amparo que dictaminará la Corte, quien argumentó que ‘no es posible decir que, al proporcionar la información respecto de créditos fiscales cancelados se perjudica el interés público’, sino que, por el contrario, ‘se protege ese interés, pues sólo así la ciudadanía puede verificar y tener plena certeza de que las cancelaciones de créditos fiscales no se realizan de manera arbitraria, sino que respetan el principio de legalidad’ con reglas claras y específicas (ídem)”.
De acuerdo con informes de la Cámara de Diputados, de 2007 a 2011 el aumento nominal en la captación de impuestos se aproximó a 160 mil millones de pesos. En 2007, el SAT, unilateralmente, canceló impuestos por casi 74 mil millones, de tal suerte que de un plumazo y en una sola operación el gobierno calderonista se comió más de 46 por ciento de ese incremento quinquenal en la recaudación fiscal, pero, según la autoridad recaudatoria, los mexicanos que sí pagan impuestos no tienen derecho a saber quiénes fueron los beneficiados y por qué. Este asunto ha ido creciendo (han intervenido el IFAI, los tribunales y ahora la SCJN), pero el SAT se mantiene en la defensa de los citados beneficiarios como si fuera su representante.
Mientras el SAT cobra impuestos para después devolverlos a grupos selectos, a quienes defiende a capa y espada, la Cámara de Diputados hizo un recuento sobre la captación fiscal en el periodo 2007-2011, y sobre el particular abunda que los ingresos tributarios no petroleros se incrementaron 12.6 por ciento en términos reales, lo que significó un incremento de 0.7 por ciento como proporción del producto interno bruto, al pasar de 9.3 por ciento en 2007 a 10 por ciento en 2011. Pero no todo es atribuible a una eventual eficiencia de la autoridad recaudadora, sino, más bien, al establecimiento de nuevos impuestos (como IETU e IDE y el aplicable a gasolina, independiente de los aumentos mensuales en el precio) y el incremento de la tasa gravable de otros (IVA de 15 a 16 por ciento, e ISR de 28 a 30 por ciento)
De acuerdo con las cifras de la Cámara de Diputados, tal incremento, en líquido, equivalió a 160 mil millones de pesos entre un año y otro. Como referencia, en el mismo periodo el costo de la nómina burocrática aumentó en más de 300 mil millones de pesos, de tal suerte que los mexicanos ya saben para qué sirven sus impuestos: para condonarlos o regresarlos a los amigos del régimen, y para pagar al dorado ejército de servidores públicos.
En promedio, apunta el análisis de San Lázaro, de 2007 a 2011 la participación de los ingresos tributarios no petroleros respecto del total de ingresos presupuestarios representó 42.5 por ciento del total. Sin embargo, los ingresos petroleros significaron 33.9 por ciento, con lo que las finanzas públicas “continuarán vulnerables al sustentar el gasto público –en una tercera parte– con recursos altamente volátiles como son los energéticos”. Al desmenuzar los ingresos tributarios no petroleros, el ISR fue el principal impuesto al aportar, en promedio, 48.8 por ciento de la recaudación, en tanto el IVA representó 37.7 por ciento.
En el periodo 2007-2011, las reformas en materia tributaria se tradujeron en cinco nuevos impuestos, más los incrementos en las tasas de nueve existentes. En lo que respecta a los impuestos especiales, las modificaciones al IEPS no petrolero se orientaron a incrementar las tasas impositivas así como la adición de nuevos gravámenes, con lo que dichas modificaciones pretendían cumplir con fines extra fiscales, es decir, inhibir el consumo de los bienes gravados por el IEPS. Sin embargo, apunta la Cámara de Diputados, al final del día resulta cuestionable su eficacia debido a que no existen indicadores que permitan evaluar si se cumplen o no los fines de los impuestos especiales. Por lo anterior, las modificaciones al sistema tributario mexicano en el periodo 2007-2011 no han sido suficientes para hacer frente a las necesidades crecientes del gasto público, lo que ha implicado que los ingresos petroleros continúen sustentando gran parte de las finanzas públicas. Por lo que resulta necesario que en el corto plazo se defina el rumbo de la política tributaria a fin de fortalecer los ingresos derivados por impuestos bajo principios de proporcionalidad y equidad.
Las rebanadas del pastel:
Qué lástima: se acabaron las campañas, y ahora viene la encuesta definitiva. El domingo, a votar.


El inédito atentado de ayer en contra de las instalaciones de la televisora oficialista de Siria, Al Ijbariya –con un saldo de siete muertos–, los cruentos combates que han ocurrido en horas recientes entre las tropas oficialistas y las milicias rebeldes a las afueras de Damasco y el reciente reconocimiento por el presidente Bashar Assad de que su país enfrenta un estado de guerra, y de que centrará todos los esfuerzos de su gobierno en ganarla, parecen los primeros estertores de un régimen asediado por la ofensiva rebelde –alentada y armada desde el extranjero– y por la presión internacional, y hacen pensar que el conflicto que se vive en la nación árabe ha alcanzado un punto de no retorno.

Trasnacionales, beneficiarias fiscales
El viernes 22 de junio, al leer como suscriptor la portada de su importante periódico, llamó mi atención la nota de Enrique Méndez y Roberto Garduño, en la que señalan que de acuerdo con la ASF devolvió el fisco a consorcios $174 mil millones, y en uno de sus incisos que se regresaron impuestos a los sectores cementero, minero, automotriz y refresquero.

El domingo iré a votar por Andrés Manuel López Obrador por segunda ocasión. Así lo hice en 2006, convencido que México requería un cambio que sólo puede venir de una gran coalición popular, orientada hacia la izquierda. El primer sexenio de la alternancia (2000-2006) fue catastrófico y terminó en un franco retroceso antidemocrático (con el desafuero y la intervención presidencial en los comicios). Fox asumió como propio el catecismo neoliberal, las directivas del consenso de Washington, haciendo a un lado la reforma institucional del régimen político que se quedó atascado en una democracia mediática, hueca, gobernada por un arribista sin sentido de Estado.

Enrique Peña Nieto advirtió: El cambio que estoy proponiendo es que podría haber maestros con un mejor ingreso, si el de-sempeño de sus alumnos es mejor. A pesar de las indeterminaciones de esta propuesta, injustificables en una sesión de preguntas hechas de su conocimiento con anticipación, queda claro que el aspirante a la Presidencia de la República afianzaría la aberrante política salarial de pago por resultados que han pretendido imponer Elba Ester Gordillo y Felipe Calderón a los maestros mexicanos; política sustentada también en vaguedades y contrasentidos, en una ideología inaceptable y cuyas consecuencias son funestas para la educación.

La troglodita asonada parlamentaria que destituyó al presidente de Paraguay Fernando Lugo viene a poner de relieve dos cuestiones muy importantes. Una, Estados Unidos, cuya embajada en Asunción incubaba el derribo del mandatario desde 2009, ha sido el diseñador, fabricante o cómplice de todos los golpes de Estado contra los gobiernos democráticos latinoamericanos, aunque últimamente los disfrace con ropajes distintos a los tradicionales. Cataloga de amigos a los gobiernos salidos de las urnas sólo cuando se pliegan a sus dictados y no llevan a cabo reformas que afecten sus intereses. Así lo demuestran sólidas evidencias, cuya investigación debemos a una pléyade de eminentes historiadores insuficientemente conocidos, como el argentino Gregorio Selser.

México es una ciudad en donde mucho de lo que se construye acaba en la ruina y, por imprevisión, algunos de nuestros monumentos más antiguos y bellos se degradan, a veces de manera irremediable. Pongo un ejemplo de mi barrio: en la plaza de la Conchita, uno de los edificios más emblemáticos de Coyoacán, la capillita situada frente a la casa de la Malinche, también muy maltratada, está en grave peligro por falta de coordinación entre las distintas autoridades de las que depende y los diferentes delegados a los que hemos dado nuestro voto son impresentables.

Como si fuera poco que se pague con nuestros impuestos el alquiler del Teatro Helénico a un instituto tan deleznable como lo es el que lleva el mismo nombre, ahora Televisa se apodera de este espacio que en teoría rige el CNCA. Y esto no sería tan grave si fuera con gracia y pundonor, pero lo que hicieron con la obra de Arthur Miller el cómico Jorge Ortiz de Pinedo y su hijo Pedro, traductor y adaptador de la misma, violenta todas las premisas de lo que entendemos por un buen teatro. Ignoro si la talentosa Lorena Maza, ahora al frente de este centro cultural seguirá por esta línea de mal teatro comercial, pero esperemos que pronto no sea así. Tampoco entiendo la insistencia en adaptar a un clásico contemporáneo como es Miller y no dejar que el público lo conozca tal y como es, aunque algunos detalles como es el de los hijos de Eddie y Beatrice, mencionados con alguna frecuencia pero nunca vistos en escena –se supone que están con la abuela– pueden ser suprimidos, y aun extremando, que el lenguaje del narrador Alfieri pierda los tonos poético del principio y el final. Pero lo que no es admisible es que se cambie el desenlace y con él se trastoque la personalidad del protagonista.




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