La situación de México
es demasiado grave como para pensar en frivolidades: hoy hasta los
partidos y los candidatos parecen secundarios. Hay transformaciones que
son urgentes, frente a las cuales es crucial el papel de la ciudadanía.
Lo único que podemos cambiar en el corto plazo son las circunstancias, y eso a veces, como ahora que atravesamos un proceso electoral. En la medida que este proceso sea verdaderamente democrático, transparente y limpio podríamos mejorar algunas circunstancias. Las actuales elecciones son una gran oportunidad para disminuir la concentración del poder en una clase política que más bien parece casta. El próximo domingo podríamos quitar a gobernantes y candidatos que no son más que súbditos de unos cuantos multimillonarios, de quienes se han adueñado del dinero y de los medios de comunicación, herederos de fortunas y beneficiarios de las trasnacionales los más decentes, otros que a costa de privatizar y transar con bienes de la nación pasaron a la lista de Forbes en un sexenio. Políticos corruptos y narcos también forman parte de la casta de los acaudalados de México. Son ellos los que no quieren soltar el poder.
Para mi gusto, el movimiento social que cimbró la importancia de esta elección fue el de los jóvenes universitarios. Es un orgullo contar con una juventud con la capacidad crítica de los #YoSoy132. Ellos nos llevaron a orientar la mirada en los medios, en el poder de manipulación y control que ejercen sobre el pensamiento y las conciencias. “Apaga la tele, enciende el cerebro”, decía alguna de sus inteligentes pancartas. Al asumirse como sujetos políticos participan y se organizan para cambiar la historia:
Somos el quinto poder. Ciudadanos que valoran las elecciones como una oportunidad de cambio;
Alto al gobierno impuesto;
La tv embrutece a la gente, queremos elecciones justas, dignas, que esta vez no exista el fraude. No llaman al voto nulo sino al voto informado y razonado. Han descubierto que los dueños de las televisoras tienen candidato y quieren imponerse a cualquier precio.
No vendas tu voto, que no te callen, que no te engañen, participa;
Los ojos del mundo están sobre estas elecciones, ¡vigila!, ¡watch!. Palabra tan internacional como el Twitter, su potente medio alternativo de comunicación.
Gritamos por la pobreza extrema, por el gobierno represor, por los 60 mil muertos, por el acceso a un trabajo digno.
El 50 por ciento de las y los mexicanos no estudian más allá de la secundaria, no leen los periódicos y su fuente de información es la televisión. Son quienes tienen más confianza en los locutores de la televisión y en los curas que en los periodistas y los investigadores. Me decía una señora del mercado:
Dice el padre que si votas por la izquierda habrá muchos muertos en el país. Esta es la mitad de la población mexicana que podría vender su voto por una despensa, por una tarjeta de teléfono, por 500 o mil pesos.
Cambiar esta situación nos llevará muchos años y exige trabajar con todas las fuerzas de la izquierda que han demostrado compromiso con la lucha contra las desigualdades sociales. Habrá que trabajar además con quienes se identifican en otras posiciones pero están interesados en mejorar las condiciones. ¡Vayamos a votar!
grodriguez@afluentes.org
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