Palabra de Antígona
México
D.F. 27 jun. 12. AmecoPress.- De cara a la jornada electoral del 1 de
julio, estamos viviendo un estado de verdadera tensión que proviene, por
un lado, de si habrá o no zonas de alto riesgo, habida cuenta de la
espiral de violencia que se vive en México desde hace seis años; del
activismo permanente de este movimiento juvenil #Yo Soy132 que ha
permeado al país, sin que nada ni nadie pueda señalar de qué tamaño es
su potencia, aunque sepamos que más de 29 millones de personas con
capacidad de votar son jóvenes menores de 25 años.
Al mismo tiempo
en los últimos días han menudeado los pronunciamientos que advierten
del significado que puede entrañar que el gobierno federal vuelva a las
manos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), pronunciamientos
firmados por personas que en este país piensan, analizan y estudian la
realidad.
Por otro lado,
persisten y sistemáticamente se difunden en los medios de comunicación
"grandes" e "influyentes", las encuestas, unas 9 o 10 de lo que se
reconoce como "serias" y de cierto nivel de confianza, que dan al
candidato del PRI hasta 13 o 15 puntos por arriba de Andrés Manuel López
Obrador.
He observado
con tremenda inquietud que el duopolio televisivo está insistiendo cada
día, aunque falte muy poco para la elección, en que AMLO no reconocerá,
en su caso, una derrota en las urnas y que se prepara una protesta que
podría ahondar la situación de "inseguridad". Hay quienes insisten en
que ello significará problemas postelectorales y judicialización del
proceso. O simplemente que AMLO quedará marginado y su movimiento
reducido a cenizas.
También crece,
paralelamente, un sector de opinión que incluye a muchas organizaciones
civiles y sociales, de que la institución que está encargada del
proceso, el Instituto Federal Electoral no es confiable. La respuesta
televisiva en masa procura decir lo contrario y aunque existan cientos
de organizaciones civiles, éstos no tienen, por sí mismos, la
penetración de la televisión.
Por ejemplo, si
nos refiriéramos a los grupos feministas, podemos constatar que hay
momentos brillantes de avances en leyes y algunas políticas públicas,
pero entre 1993 y la fecha, han pasado 19 años desde que se develó el
feminicidio en Ciudad Juárez, que corrió la cortina de una realidad que
no ha cambiado y que ahora sabemos que los homicidios contra las mujeres
son miles y sistemáticos en todo el país. Sin que se haya modificado
casi nada respecto a la impunidad. Sólo el tres por ciento de los casos
se investigan y prácticamente ninguno ha sido cabalmente solucionado.
Lo mismo
podríamos decir sobre migrantes, líderes campesinos y de periodistas
perseguidos, desaparecidos o asesinados. El tamaño de la impunidad es
gigante. No hay fuerza social que haya logrado detener tanta estulticia.
Las redes
sociales son un factor inquietante para el Estado. Ahí se muestran
escenarios de polarización, que no parecen estar en las calles, ni en
los mítines ni en los ánimos de muchas personas, pero existe esta
batalla. Los jóvenes del #Yosoy132 han cuestionado a los grandes medios
de comunicación, abriendo un flanco de suma importancia, aún así sigue
archivada la ley que lograría el equilibrio en los medios electrónicos y
pondría fin al duopolio televisivo.
En estos días
las madres de mujeres y hombres desaparecidos han anunciado y realizado
una inmensa caravana de protesta y han documentado fehacientemente la
militarización, la desaparición y desarraigo de decenas de defensores y
defensoras de Derechos Humanos, pero no hay una fuerza capaz que
pudiera, como en otros países, empujar cambios reales, ni la protesta
está cohesionada, sino dispersa. Tenemos miles de pequeños grupos de
"indignados", regados en todo el país.
El panorama no
es sencillo a unos días de la votación. La inteligencia de México, sus
mejores hombres y mujeres, manifiestan un amplio rechazo a la idea de
que vuelva al gobierno el antiguo grupo que gobernó México 70 años, el
que inundó nuestro país de un sentimiento anticomunista, que desarrollo
sistemas de control de la ciudadanía, el mismo que mantuvo un mecanismo
constante de represión y persecución a quienes levantaron la voz contra
el sistema en los últimos 40 años de manera recurrente.
Este grupo
inmenso de personas que en el año 2000 festejó que el PRI fuera
derrotado y defraudado con la imposición, que quieren y creen en la
transición democracia, han dicho no, no al regreso del PRI.
Ello significa
que existe una masa crítica permanente, que se preocupa porque
desaparezca la corrupción, la burocracia incrustada en toda la
administración pública, cuyos modos y métodos nos hacen un país de la
tranza, del toma y daca en nuestras prácticas sociales y de intercambio.
Grave sería que
el PRI regresara al gobierno en estas circunstancias, con una sociedad
dominada y paralelamente con esa masa crítica, inteligente e informada
que rechaza al PRI por lo que ha significado, por lo que ha hecho, por
la sistemática represión y la cantidad de muertos que asolan a la
población.
Este rechazo
pensado, congruente y profundo se une a esos miles y miles de indignados
que no creen en el sistema, me imagino como si fuera una olla de
presión que sólo será controlada con nuevos actos represivos.
La suerte está
echada. Para cualquier nuevo gobierno, las cosas no están sencillas.
Apenas el último viernes el Congreso de los Estados Unidos de
Norteamérica concluyó que no habrá paz y que la espiral de violencia no
será detenida. Que se ha quebrantado la gobernabilidad y que se han
profundizado las desigualdades y nos rodea la injusticia como un destino
irresoluble. ¿Quién podrá gobernar y dar soluciones?
Desde luego,
quienes buscan el botín de muchas, todavía, muchas riquezas, de recursos
que en el panorama mundial nos colocan como una economía interesante y
más de cien millones de consumidores, ellos, ellas, no recapacitan, no
tienen idea de hasta qué punto hemos perdido nación, territorios, pero
sobre todo confianza. Una masa deprimida y doliente, atomizada e
infeliz, saben o creen, es verdad probablemente, que les dejarán
administrar y mantener esta desgraciada realidad. Las elecciones no
parecen ofrecernos más que seguir por la pendiente, hasta que realmente
nos decidamos a lo contrario.
Foto: Archivo AmecoPress.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario