Se desconoce desde hace 7 meses paradero de Viviana Lizbeth
Por Gladis Torres Ruiz
México, DF, 12 jun 12 (CIMAC).- Viviana Lizbeth Vázquez Estrada, de 19 años de edad, creció en California, Estados Unidos, donde no tenía posibilidad de cursar la universidad, por eso regresó a México en compañía de su madre.
El 22 de noviembre de 2011 –hace ya casi siete meses– Viviana Lizbeth desapareció. Salió de su casa en Cuautitlán de Romero Rubio, Estado de México, para ir a comprar unas salchichas y nunca regresó.
La Policía Ministerial de ese municipio “fue a investigar en el área en la que ella desapareció hasta tres semanas después del reporte, y eso porque recibió la denuncia de la desaparición de otra niña… me dicen que han hecho muchas cosas para localizarla, sin embargo el expediente está vacío, sólo tiene dos declaraciones tomadas el mismo día del hecho”, narra Araceli Estrada, madre de la joven.
En entrevista con Cimacnoticias, indica que en el municipio mexiquense las autoridades no han hecho nada por localizar a la joven de 19 años. Recordó que el día que su hija desapareció era “martes de tianguis”, y que a pesar de que había mucha gente en la calle nadie vio nada.
“Ella salió de la casa alrededor de las 6 de la tarde; primero fue a la papelería, regresó por dinero para comprar unas salchichas y salió de regreso a la tienda (ubicada a unos 100 metros de distancia). A los 15 minutos me percaté de que no regresaba y salí a buscarla, pero ya no la encontré. Han pasado seis meses y no aparece”, cuenta Araceli con angustia.
La mamá de Viviana Lizbeth es una mujer migrante que regresó a México para que su hija estudiara la universidad. Advierte que no ha parado en la búsqueda de su hija. “Empecé por toda el área del tren suburbano. Me fui al Ministerio Público de Cuautitlán a levantar el acta alrededor de las 7:30 de la noche; (pero) para que la levantaran tuvieron que pasar más de ocho horas, ya que fue hasta la tres de la mañana del miércoles que lo hicieron”, denuncia.
“Cuando estoy por salir de ahí, el policial ministerial en turno –de apellido Loaeza– me dice que mi hija está bien, que va a regresar, que no me preocupe, que ese día desapareció un niño de 16 años. Él hombre y ella mujer, seguramente estaban juntos. Que no me preocupara”, relata su martirio Araceli Estrada.
La mujer regresó un miércoles para saber si tenían noticias de Lizbeth. “Me dijeron que como me tocó el segundo turno (que ya había terminado a las 8 de la mañana), que por favor regresara el viernes, ya que ellos no podían hacer nada”, cuenta. “Ya no regresé porque no recibí ayuda”, agrega.
“Una vez fueron dos policías ministeriales a mi casa para preguntarme si no tenía noticias, porque ellos no encontraban nada. Me dijeron que mi hija es la única desaparecida en el Estado de México, que no hay más, cuando yo sé que no es cierto porque hay muchas mamás que están buscando a sus hijas”, acusa.
El Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) ha reportado que en 2011, en el Estado de México, hubo 600 desapariciones de mujeres de entre 10 y 20 años de edad.
“NOSOTRAS TENEMOS QUE HACER SU TRABAJO”
“Los policías ministeriales están esperando que yo les dé la información porque ellos no encuentran nada; me están pidiendo que haga su trabajo… ellos tienen la obligación de ayudarnos, porque para eso están trabajando ahí”, remarca Araceli con molestia.
La joven Viviana es maestra de inglés y estaba a punto de certificarse como profesora de idiomas. Sus compañeras y compañeros donde laboraba como profesora se han solidarizado en su búsqueda: volantean y colocan mantas de protesta para que aparezca.
Araceli señala que solicitó apoyo a la PGR, sin embargo advierte que también ahí fue “discriminada”, ya que quienes la recibieron la cuestionaron y le dijeron que tal vez estaba involucrada en la desaparición de su hija. “¡Cómo es posible que digan eso! ¡Si yo estuviera involucrada de tonta los busco!”, exclama.
La mamá de Viviana detalla que acudió a la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas (Fevimtra) –dependiente de la PGR–, donde “ya me están apoyando con las investigaciones, tienen líneas de investigación, pero no han podido encontrarla”.
“A través de un familiar supe que la Coalición Contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina llevaba casos similares al de mi hija. La abogada Rosalía Cruz me asesoró y presentamos los documentos y pruebas del caso. Así empiezan a trabajar conmigo”, concluye.
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