6/12/2012

A seis años de la represión en Atenco

Marcha por el 6° aniversario de la represión en Atenco. Foto: Víctor Martín Gómez
Marcha por el 6° aniversario de la represión en Atenco. Fotografía: Víctor Martín Gómez
Los pasados días 3 y 4 de mayo se cumplieron 6 años de la represión policial en el pueblo de San Salvador Atenco, en el Estado de México (México). En 2006, las fuerzas de seguridad estatales, federales y municipales -más de 2.500 efectivos- entraron en la comunidad donde se enfrentaron con manifestantes que protestaban contra el desalojo de unas vendedoras del mercado municipal.
Aquellos hechos, que salpicaron a La Otra Campaña que el EZLN realizaba por entonces[1], se saldaron con más de 200 detenidos, decenas de heridos y dos civiles muertos (Javier Cortés de 14 años y Alexis Benhumea de 20 años). Además, a los pocos días se dieron a conocer denuncias de 26 mujeres que, durante su detención, habían recibido torturas, abusos sexuales y violaciones a manos de los policías. Desde entonces, esas denuncias han caminado por diferentes instancias judiciales, incluida la Comisión Interamericana de Derechos Humanos donde actualmente se encuentra el proceso debido a las irregularidades que ha sufrido desde que se iniciase.
Los cuerpos de seguridad reprimieron las protestas en San Salvador Atenco en 2006. Foto: Jesús Villaseca (zapateando.wordpress.com)
Los cuerpos de seguridad reprimieron las protestas en San Salvador Atenco en 2006. Foto: Jesús Villaseca (zapateando.wordpress.com)
Seis años después de lo sucedido, México vuelve a sumergirse en un proceso electoral, aunque los habitantes de Atenco siguen recordando lo que ocurrió en sus calles. Reclaman que los culpables materiales e intelectuales paguen por ello, algo que según defienden, no ha ocurrido.
Estos días se han realizado diferentes actos conmemorativos en la localidad, como fue la presentación del libro Atenco: seis años de impunidad, seis años de resistencia[2]. En dicho acto, más de 100 organizaciones expresaron su repulsa a lo que dicen es una ausencia de justicia. “Han sido seis años de impunidad, pero también seis años de valor de las mujeres que sobrevivieron a la tortura perpetrada por agentes policiales en San Salvador Atenco y quienes han denunciado incansablemente estos hechos esperando la justicia que no ha llegado”, declaró Alberto Herrera, director de Amnistía Internacional México. Posteriormente, Herrera aseguraba que la lucha de su organización en este caso seguirá activa hasta que se esclarezca lo que pasó en 2006.
Por su parte, Edith Rosales, una de las víctimas señalaba en otro acto que:
“han pasado 6 años desde que fuimos objeto de tortura sexual en Atenco, me hubiera gustado ser de ahí, pero ese día sólo estaba de apoyo, comenzaban a desalojar a los locatarios y así fue como padecí esta situación, seis años después seguimos denunciando, este caso no debe quedar impune”.
Los manifestantes también reclamaron la liberación de los presos políticos. Foto: Víctor Martín Gómez
Los manifestantes también reclamaron la liberación de los presos políticos. Fotografía: Víctor Martín Gómez
El pasado viernes 4 de mayo la protesta se llevó a México DF, donde más de mil personas marcharon desde el Ángel de la independencia hasta el Zócalo para exigir justicia. También se reclamó la liberación de los presos políticos. Los manifestantes denuncian que, mientras los culpables de las muertes y las violaciones continúan impunes (los policías que fueron consignados, posteriormente fueron absueltos), a los activistas que fueron detenidos en 2006 sí se les imputaron cargos: 50 personas siguen en procesos judiciales y 13 aún están encerradas.
Durante la marcha, el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) de San Salvador Atenco estuvo acompañado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), el Sindicato Mexicano de electricistas, la organización Hijos por la Identidad y la Justicia, contra el Olvido y el Silencio (HIJOS México), la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA), estudiantes universitarios, activistas en defensa de la paz en Cherán (Michoacán), diversas agrupaciones de izquierda, entre otros colectivos.
La manifestación caminaba al grito de “Cuando el pueblo se levante por pan, libertad y tierra, temblarán los poderosos de la costa hasta la sierra” y con la mira puesta en una persona en concreto: Enrique Peña Nieto, quien fuera gobernador del Estado de México durante los sucesos de Atenco y quien hoy se postula para la presidencia de la República por el PRI. Los manifestantes consideran que Peña Nieto es el máximo responsable de lo sucedido aunque no ha sido castigado por ello. Además, Peña Nieto reconoce que, como gobernador, fue él quien ordenó el dispositivo policial en 2006. No obstante, en junio de aquel año, el ahora candidato declaró que “también es conocido que los manuales de los grupos radicales dicen que hay que declararse violadas, en el caso de las mujeres, y en el de los hombres haber sido objeto de abuso y maltrato”.
Cartel de protesta contra el candidato presidencial Enrique Peña Nieto
Cartel de protesta contra el candidato presidencial Enrique Peña Nieto
Los activistas y las víctimas de los hechos de hace seis años temen que si Peña Nieto gana las próximas elecciones presidenciales no sólo el caso seguirá congelado judicialmente sino que se seguirá reproduciendo la política de represión hacia los movimientos sociales. De hecho, leemos en la página del FPDT que durante la presentación del libro Atenco: seis años de impunidad, seis años de resistencia, “Rosalva Aída, quien tiene un amplio trabajo académico sobre tortura sexual, señaló que votar por el abanderado de la coalición Compromiso por México es igual a decir que a la sociedad no le importa que se viole sexualmente a las mujeres”.
Hoy, las mujeres, las víctimas, los detenidos, los habitantes de Atenco, los activistas de izquierda y las agrupaciones nacionales e internacionales que actúan en solidaridad, recuerdan el sexto aniversario de la represión policial que se vivió en aquel lugar y todas las consecuencias que tuvo. Temen que se olvide y desaparezca como un hecho aislado en la historia de México. El resto del país, en cambio, se encuentra abrumado por la presente campaña electoral que copa las páginas de los periódicos y la parrilla informativa en radio y televisión.



[1] La Otra Campaña fue un recorrido organizado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) paralelo a la campaña electoral oficial de los candidatos a la presidencia en 2006. El EZLN denunciaba que dichos candidatos se encontraban alejados de los ciudadanos, con una política clasista, neoliberal y marcada por los intereses y no por el bien nacional, de modo que impulsaron otra campaña para hacer otra política. El Subcomandante Marcos lideró La Otra Campaña que recorrió muchos puntos del país donde existían conflictos políticos o sociales para recoger sus demandas, sus propuestas y para entender su situación de primera mano. Cuando La Otra Campaña se encontraba en México DF ocurrieron los hechos de Atenco y seguidamente el EZLN paralizó su proyecto para solidarizarse y apoyar a las víctimas de Atenco. El pasado 5 de mayo de 2012 la Red Contra la Represión y por la Solidaridad emitía un comunicado en memoria de los hechos de Atenco: “Pronunciamiento de la RvsR a seis años de las agresiones contra la Otra Campaña en San Salvador Atenco” en Megáfono, 5 de mayo de 2012. (En línea): http://www.megafono.lunasexta.org/node/212?utm_source=twitterfeed&utm_medium=twitter
[2] En el libro participan Jody Williams, ganadora del Premio Nobel de la Paz en 1997; Javier Hernández, Representante en México de la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH); Clemencia Correa, académica de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM); Rosalva Aída Hernández, académica del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS); y Martha Figueroa Mier, defensora de los derechos de las mujeres indígenas en Chiapas. También recoge las voces de las mujeres detenidas y violadas a través de dos de ellas, Bárbara Italia Méndez Moreno y Edith Rosales Gutiérrez.

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