8/14/2013

Los periodistas pal café . . .



Lo que hoy se ha planteado está en lo somero, palabrería alegre que trata de negar lo que salta a la vista, insistencia mediática del gobierno federal que implica una confesión de la necesidad de suplir con propaganda las carencias y engaños de la milagrosa iniciativa chatarra apenas esbozada.
La noche del mismo lunes trágico, por ejemplo, a la misma hora se transmitían en Televisión Azteca y Televisa entrevistas distintas, presumiblemente en vivo (una con Javier Alatorre, en el Ajusco; otra con Gregorio Martínez, el suplente de Joaquín López Dóriga, en el Canal de las Estrellas) con Pedro Joaquín Coldwell, el secretario de energía que no tiene ni una pizca de antecedentes en estos temas técnicos y científicos, pero ahora augura con aires expertos un apocalipsis en México en caso de que no se apruebe el gran negocio privatizador.
La capacidad de bilocación de Joaquín Coldwell sólo fue uno de los prodigios mediáticos que se han desatado. El director de Pemex, Emilio Lozoya (el joven), también realizó caravanas informativas plenas de amabilidad entrevistadora, sin que saltaran preguntas periodísticas sobre conflictos de intereses y oscuros entramados que son la especialidad de la casa regente (la que aspira a ceder y conceder contratos y convenios con cargo a la máxima riqueza nacional, en tiempos marcados por la liberación e impunidad del prócer del 10 por ciento como comisión mínima, el hermano Raúl Salinas de Gortari cuyas enseñanzas ya son Biblia mercantil).
La política mediática de tierra arrasada que pretende imponer Los Pinos con un amplio gasto en medios, sobre todo los televisivos (aunque la catarata en radio ya era ayer notable), intenta concentrar la atención pública y el debate político y legislativo en los grandes temas pomposamente anunciados por Peña Nieto en la presentación oficial de su iniciativa energética y en un mensaje especial nocturno que el lunes requirió de la premoderna treta de la cadena nacional y la posterior inserción íntegra de ese infomercial en los noticieros de pantalla, como si fuera una información no pagada (a propósito de la propaganda televisiva, destaca la costosa calidad de la producción, el sentido de optimismo patrio sin sustento, las voces esperanzadas y el sentido presuntamente épico de la hazaña de privatización para beneficio de empresarios extranjeros y de políticos nacionales, batidillo inevitablemente asociado a la corrupción institucionalizada que vive el país).
Además de esos mecanismos clásicos del priísmo paleozoico, y de la preparación de los batallones de las camisas de tres colores que hipotéticamente saldrán a las calles a apoyar la citada reforma energética y el maná que presuntamente le acompañaría, los estrategas pinoleros han dado el banderazo de salida para el ataque de los llamados Peñabots, miles y miles de cuentas que actúan de manera sistematizada para apoyar o combatir determinadas posturas en Twitter, sede crítica y polémica donde las promesas priístas son amplia y razonadamente combatidas y derrotadas.
Pero no es en estas aguas superficiales donde está el engaño de fondo, a pesar de que así pareciera mostrarlo el ajetreo del gobierno federal. No en el zigzagueo casi deportivo del PRD en busca de justificar el apoyo por omisión de lucha real que está dando al proyecto peñista ni en las declaraciones tentativas de Cuauhtémoc Cárdenas finalmente solidario con los Chuchos, o en los amagos de luchador callejero en versión mexiquense de parte del reconocido agitador de masas llamado César Camacho, o en los esfuerzos de opinantes, comentaristas, clientes, abonados y conexos en pro de hacer entender a la terca audiencia desconfiada que dejar que participen empresas privadas en una tarea hasta ahora sustancial del ejercicio público no es privatizar.
El engaño de fondo no está en lo que hoy se ha puesto en la mesa de discusión, aunque evidentemente se necesitan primero las reformas esenciales, las constitucionales, para luego dar paso al conjunto de modificaciones desprendibles de éstas. Pero el verdadero tesorito petrolero está en las aguas jurídicas profundas. Es decir, en las leyes reglamentarias que a mediano plazo precisarán, ya con salas casi vacías y sin vocinglería ni lupas ciudadanas, lo que a grandes rasgos se apruebe en los cambios hoy puestos en la marquesina oficial.
Las grandes compañías extranjeras que han recibido la promesa del gobierno peñista de que les serán abiertas las puertas para grandes negocios en México quisieran concesiones plenas y no los contratos de utilidad compartida (figura jurídica sin éxito internacional en estos menesteres, sacada de la manga por Los Pinos para tratar de mantener no una soberanía nacional ya desahuciada, sino una capacidad circunstancial de chantaje grupal y de compartición de utilidades bajo la mesa o sobre las urnas). Hoy, para esos poderes coaligados, lo importante es conseguir la aprobación de las letras mayores, las relacionadas con lo constitucional, para luego centrarse en la tarea tramposa de acomodar las menores (la famosa letra chiquita) conforme a intereses más específicos.
Astillas
Nadie en los altos niveles de la política estadunidense cree posible que haya salido en libertad Rafael Caro Quintero sin que el priísmo supercontrolador que está de vuelta en el poder se hubiera enterado e incluso lo hubiera aprobado. Por ello, los jefes gringos presionan para que México encuentre alguna fórmula jurídica que permita mantener bajo proceso a quien, conforme a las leyes nacionales, ya ha sido juzgado y sentenciado al extremo posible. Una posibilidad es que se le encauce por otro presunto delito, que no tenga relación con los expedientes que ya son cosa juzgada. Pero los vecinos quieren que la revancha lleve inscrito con fuego el nombre de Enrique Camarena. Luego, nomás faltaría que encuentren al famoso sinaloense, y que lo aprehendan... Y, mientras se han instalado las mesas para intercambiar reformas político-electorales por lo energético, en el marco del pacto complaciente, ¡hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero


Las directivas de las cámaras de Senadores y Diputados acordaron realizar periodos extraordinarios de sesiones del 21 al 23 del presente mes, en los cuales se tratarán asuntos importantes, pero las reformas de mayor trascendencia quedarán pendientes para el periodo ordinario.
En el Senado se tratarán seis temas, entre los que destacan reformas para candidaturas ciudadanas, cambios en materia de catastro y deudas de estados y municipios. El presidente de la Junta de Coordinación Política de esa cámara, Emilio Gamboa Patrón, informó que los otros temas son los nombramientos de los consejeros del Instituto Federal de Telecomunicaciones y de la Comisión Federal de Competencia.
En la Cámara de Diputados, tentativamente, el extraordinario será para abordar la reforma al Ifai, la designación pendiente de consejero del IFE y las leyes secundarias de la reforma educativa, las cuales podrían ser remitidas de inmediato al Senado.



Está pasando apuros el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, para explicar a los no expertos, e inclusive a los expertos, qué es eso de la utilidad compartida que el presidente Peña Nieto propone incluir en los negocios de las empresas privadas con Pemex, en caso de aprobarse el reformón energético. Según esto, en un contrato de ese tipo todo el crudo lo recibe el Estado, lo vende y le entrega a la empresa contratada una parte de la utilidad, la cual no puede rebasar 50 por ciento. Sin embargo, Videgaray tiene a la mano un ejemplo que entenderíamos todos. Es el caso de Romero Deschamps. Todo el crudo lo recibe Pemex, lo vende y comparte la utilidad con el líder petrolero. Ah, bueno, eso si se entiende, por ahí hubiéramos empezado.
¿De veras no hay capital?
Uno de los mitos de la privatización es que no hay capital para invertir en Pemex. Esa es la razón por la que deben abrirse las puertas a empresas privadas nacionales y extranjeras. Sin embargo, según información oficial del Banco de México, el saldo de las reservas internacionales del país es de 169 mil 325 millones de dólares, con lo que marcaron un nuevo nivel máximo histórico, el noveno del año y el tercero de forma consecutiva. Alrededor de 40 mil millones están invertidos en bonos del Tesoro de Estados Unidos, es decir, están financiando la economía del país vecino. Otros países han utilizado sus reservas en dólares para apoyar su desarrollo. ¿Por qué México no? Por otro lado, las Afores acumulan 2 billones de pesos (2 millones de millones). Cuando Ernesto Zedillo creó el sistema de ahorro para el retiro de los trabajadores, en medio de la crisis de 1995, dijo que el país no contaba con ahorros. Ese sería el ahorro nacional. Hoy en día los fondos están invertidos en Cetes y en empresas nacionales e internacionales. ¿Por qué no se emplean para financiar a Pemex? Es rara la atracción que tienen los dólares extranjeros sobre los funcionarios mexicanos.
Farmacias con consultorio
Algunos grupos de médicos han comenzado a pedir a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) que regule a las farmacias con consultorio anexo, llámense Farmacias Similares, Farmacias del Ahorro u otras cadenas. Javier Acuña, director general de Consejo para el Fomento de la Ética Médica y Dispensación de Uso Racional de Medicamentos (Cofemedir), señala que este tipo de establecimientos pueden representar un riesgo sanitario, pues hay datos de sobreprescripción médica. Suele suceder que los pacientes son recetados para comprar más medicamentos de los que necesitan. Además, dice, podría existir un conflicto de intereses, ya que el médico trabaja para el paciente y la propia cadena de farmacias. El responsable de Cofrepris es Mike Arreola y las agrupaciones de médicos esperan que entre en acción.
La fusión de dos aerolíneas
El Departamento de Justicia de Estados Unidos presentó un recurso que busca bloquear la fusión de las líneas aéreas AMR y US Airways. AMR es filial de American Airlines. El valor comercial combinado de ambas compañías se estima en 11 mil millones de dólares. Las autoridades consideran que su fusión reduciría la competencia en los mercados locales, lo que a su vez se traduciría en tarifas más altas. Rivalizan directamente en más de mil rutas.



¿Qué habría sido de este país y de sus famélicos habitantes si el gobierno y sus empresarios –o al revés– hubieran cumplido siquiera una mínima parte de los abundantes cuan fantásticos beneficios que prometieron en cada una de las muchísimas privatizaciones que concretaron en las últimas tres décadas? México sería el paraíso, sin duda; sus nativos, envidia de los noruegos, y no existiría índice de desarrollo humano capaz de medir en su exacta dimensión el bienestar alcanzado.
Qué maravilla. Pero, ¡lástima!, que el hubiera no existe, y en el centro de la terrible realidad nacional está el hecho de que esos gobiernos y esos empresarios mexicanos a lo largo de los últimos 30 años institucionalizaron el cuento de la lechera como política pública. Cómo estará la cosa, que el inventario de dichas ofertas resulta infinitamente más grueso que el elevadísimo número de empresas estatales y sectores económicos privatizados en ese lapso.
Cinco gobiernos al hilo, con la nueva oligarquía criolla a su lado –o al revés–, armaron tremenda campaña propagandística para justificar el desmantelamiento del aparato productivo de la nación (léase la venta de garaje a precios de ganga): se trataba de adelgazar a un Estado obeso para detonar el desarrollo y colocar al país entre las potencias del primer mundo. Así, la parte pública se reducía a su mínima expresión (dieta rigurosa, para atender las urgencias sociales) y el capital privado (los amigos del régimen) se convertía en el nuevo propietario de la nación, porque él sí sabe administrar.
Por esa ruta transitó todo: banca, telecomunicaciones, carreteras, líneas aéreas, ingenios azucareros, acereras, aeropuertos, ferrocarriles, satélites, fertilizantes, petroquímica secundaria, gas, generación eléctrica, y lo que se quede en el tintero, que es mucho. Pero nada cambió en cinco sexenios consecutivos, salvo el crecimiento vertiginoso de las fortunas de unos cuantos, porque el desarrollo nunca detonó, el inventario de promesas creció y creció, se multiplicaron los rescates del capital privado con recursos públicos (qué bueno que él sí sabe administrar), el gobierno se quedó igual de obeso que de ineficiente y los mexicanos siguen envidiando a los noruegos.
Pero no queda allí. Se instaló el sexto gobierno al hilo, y mantiene el cuento de la lechera como política pública. Con el asunto de la privatización que nada privatiza en el sector energético, el inquilino de Los Pinos y su gabinetazo ofrecen, entre otras, las siguientes maravillas: mayores inversiones y mejores empleos; las familias mexicanas podrán sentir en sus bolsillos los beneficios de que nuestra economía vuelva a crecer a mayores niveles como no ha ocurrido en las últimas décadas; si aprovechamos esta gran oportunidad se habrán de crear cientos de miles de nuevos empleos; si llevamos a cabo esta reforma bajará el precio de la luz y del gas; nuestro campo se beneficiará con una mayor producción nacional de fertilizantes (industria nacional privatizada en los años 90), que éstos habrán de ser más accesibles y, en consecuencia, México tendrá mayor producción de alimentos y a mejores precios; las empresas tendrán más y mejor energía, podrán ser más competitivas, crecerán y podrán contratar a más personas y a mejores salarios; tendremos tecnologías de vanguardia; recuperaremos lo mejor de nuestro pasado para conquistar el futuro; un punto adicional al PIB (originalmente dijeron que dos); aprovecharemos al máximo los recursos del país, y lo que se acumule.
¡Uf!, qué banquete. Y ello nada más en el sector energético. Basta recordar lo prometido con las reformas laboral y educativa, para no ir más lejos. El problema es que, palabras más o menos, esa es la misma oferta que los gobiernos anteriores, cada cual en su turno, hicieron en cada una de las muchísimas privatizaciones efectuadas en tres décadas. ¿Hay algo distinto hoy en el ambiente y en las prácticas político-empresariales del país como para llegar siquiera a suponer que ahora sí cumplirán con lo ofrecido? Absolutamente nada.
Cómo olvidar las promesas de Felipe Calderón (reducir las tarifas de energía eléctrica, una de ellas) cuando presentó su reforma energética (8 de abril de 2008). Entre otras cosas, ofreció (cualquier similitud con lo actual no es coincidencia): “aprovechar al máximo el potencial de nuestra industria petrolera y fortalecer a Pemex; hace 70 años la visión del general Cárdenas supo darle futuro a México, y hoy nos toca a todos los mexicanos actuar también con verdadero patriotismo; la iniciativa no busca privatizar; (sin la reforma) estamos dejando de recibir algo así como cien mil millones de pesos anuales y con ese dinero hubiéramos podido multiplicar por cuatro el presupuesto de Oportunidades; no se propone modificar la Constitución; estaremos en condiciones de garantizar un mejor futuro para nuestros hijos; el Estado podrá garantizar plenamente el acceso a la educación de calidad y a la cobertura de salud de todos los mexicanos; recursos para vivir mejor: más escuelas, medicinas, clínicas, hospitales, caminos, carreteras, puentes, agua potable, drenaje, electricidad, vivienda, preparatorias y universidades; una palanca de prosperidad que nos permita superar definitivamente la pobreza; aprovechemos esta riqueza para dejarle a nuestros hijos una nación más fuerte, más justa. Un México más próspero y plenamente desarrollado”. Y el Congreso se la aprobó. Echen cuentas.
Y también están los contratos de servicios múltiples de Fox (con ellos reduciremos las importaciones de gas natural y aprovechar los recursos naturales para transformar a México en un país autosuficiente, según dijo), por medio de los cuales la cuenca gasífera de Burgos se concesionó al capital privado. Hoy el gobierno federal informa que en 1997 México importaba uno por ciento de este combustible; ahora 33 por ciento.
En fin. De las promesas a los hechos. En esos 30 años, los mexicanos vieron pasar los sexenios de la renovación moral (Miguel de la Madrid), la solidaridad (Carlos Salinas de Gortari), el bienestar para las familias (Ernesto Zedillo), el cambio (Vicente Fox) y el de para vivir mejor (Felipe Calderón), y lo único que obtuvieron fue un par de severísimos adelgazamientos: el de la infraestructura productiva del Estado y el propio.
Las rebanadas del pastel
De lo bien que la reprivatización bancaria democratizó el capital (Salinas dixit) da cuenta el informe que ayer divulgó la CNBV: tres grupos financieros acaparan 57 por ciento de los activos del sistema que opera en el país… Mejor aún, en seis meses la reforma laboral generó 118 mil desocupados más, y contando.
Twitter: @cafevega


 Todo mundo llega a ese punto, creo haber leído en páginas diversas, un punto de no retorno en el cual la nota principal es el vacío. Un vacío que no se sostiene por sí mismo, que es añoranza de la, acaso mítica, plenitud. Desde un mutismo ensordecedor algo grita que todo lo hecho no fue nada, no es nada, y que hay que volver a empezar (no, no hay que volver, sólo hay que empezar). Y empezar, ya se sabe, cuesta.
Y otro algo, no mudo, sí callado, sin embargo se recrea en una frase hecha: lo hecho hecho está. Si no te colma, agrega, de ello aprende. Pero no lo rechaces; no por afán de limpieza hagas tábula rasa de lo que te arrasa, de lo que al parecer arrasa contigo, con tu voz, con tu lenguaje, con tu esto he sido. Lo que has sido aquí está. Es una pregunta. ¿Qué puedes responderle? ¿Qué tal si nada? Mas si ese nada es en verdad una respuesta, puede que todo.


De acuerdo con información difundida por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), en el primer semestre de 2013 los grupos financieros que operan en el país obtuvieron ganancias sin precedentes, equivalentes a 61 mil millones de pesos, casi 18 por ciento más que en el mismo periodo del año pasado.

Piden audiencia a titular de Relaciones Exteriores
El 3 de mayo, 40 embajadores y cónsules generales en retiro solicitamos una audiencia al secretario de Relaciones Exteriores para exponerle la dura condición económica que padecen los miembros de carrera de Servicio Exterior Mexicano (SEM) jubilados y proponer algunas soluciones. No nos ha recibido ni nos ha dicho cuándo lo hará. En julio instruyó a dos colegas de mandos medios para escuchar nuestras demandas. Declinamos el contacto, porque consideramos que no tenían capacidad de decisión. El SEM de carrera es un servicio de excelencia que agrupa a destacados profesionales y especialistas que, al llegar a la edad de jubilación, se encuentran en una situación económica muy inferior a la que tienen sus homólogos de otros países, así como de otras entidades de la administración pública y del sector educativo.

Afinales de 2005, cuando Evo Morales ganó los comicios presidenciales con 54 por ciento de los votos, se comprometió a poner el país de pie. Bolivia, entonces, empezó a dejar atrás tres siglos de sojuzgamiento feudal, más 180 años de republicanismo mal encarado o asumido.

La iniciativa de reforma energética presentada por el Ejecutivo debía, según la fuente inspiradora de la misma, llamarse Iniciativa de ley Lázaro Cárdenas del Río. Resulta, para sorpresa de todos, que el general Cárdenas, así de visionario, dejó marcadas en su sagradas escrituras las líneas modernizadoras de la industria petrolera de México, para que un día un mesías sexenal, interpretando adecuadamente el pensamiento nacionalista del viejo presidente salvara a la industria y a la patria en beneficio de los mexicanos.

Los resultados de la encuesta del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCT), realizada a los miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) mayores de 60 años sobre su intención de jubilarse durante los próximos seis años muestran que sólo 18 por ciento piensa hacerlo. La principal razón es la pérdida de sus ingresos por estímulos y también de las prestaciones, como el seguro médico privado.

Los sueños en realidad no son efímeros; no siempre son materia del olvido. En 1928 dos amigos quisieron fijar un par de sueños que los habían sacudido. Uno había soñado con una mano perforada en la palma por la que salían hormigas; otro con una mujer que lo veía de frente mientras, sin que ella se inmutara, le abrían los párpados de un ojo para vacíarselo de un tajo con una navaja de afeitar.

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