Detrás de la Noticia
Ricardo Rocha
Por supuesto que se dará en el Congreso, en las calles y hasta en los cafés. Pero fundamentalmente la batalla por la reforma energética se librará en los medios de comunicación: los estudios de tele, las cabinas de radio y las páginas de los periódicos.
Si el gobierno logra la empatía de los indecisos y convencer a un par de puntos de los que ahora se declaran contra la reforma, podría arriesgarse hasta un extremo de plebiscito con la certidumbre de lograr una amplia ventaja en las preferencias por la reforma energética.
Para ello, ha lanzado ya la más intensa y elaborada de las campañas propagandísticas que haya habido jamás en este país. Y no se trata solamente de la avalancha de spots, sino de la diversidad, la creatividad y la calidad en la producción. Cualquiera que le sepa un poquito a esto del audio y la tele puede advertir fácilmente que hay detrás un equipo formidable de escritores, guionistas, camarógrafos y directores. Y que es probable que se disponga de un verdadero arsenal de mensajes para librar un combate gigantesco e inédito por el más ambicionado de los tesoros en estos tiempos: el de la opinión pública.
Y es que, Enrique Peña Nieto se juega el pellejo. El presidente ha decidido poner en la mesa su resto. Apostar todo su capital político a una sola carta: Pemex. Porque si bien la propuesta abarca a todo el sector de energía, Petróleos Mexicanos es el eje inevitable y ahí se centran las iniciativas más polémicas de la reforma: los cambios a los artículos 27 y 28; los contratos de “utilidad compartida” para exploración y producción; además de un cambio de régimen fiscal en busca de la competitividad. Todo lo cual significa un nuevo rumbo del país. Pero representa a la vez un antes y un después para Peña Nieto. Si gana, consolidará un presidencialismo todavía más fuerte del que se ha propuesto desde la campaña. Si pierde, sería un presidente débil los cinco años que le faltan; un escenario que ni él ni los suyos están dispuestos siquiera a imaginarse. Así que, están obligados a ganar la madre de todas las batallas mediáticas.
Por lo pronto, los estrategas de Los Pinos han dado muestras de su sagacidad colmilluda al expropiar la imagen del general Lázaro Cárdenas emparentando la intencionalidad de sus “contratos de riesgo” con los ahora propuestos de “utilidad compartida”. Lo cual ha provocado una virulenta reacción de la izquierda, para la que Cárdenas es una figura histórica intocable, pese a la paradoja de que fue un presidente del PNR, antecesor del PRI. Para colmo, los autores de la campaña oficial se carrancearon también una prototípica frase de la izquierda complementándola habilidosamente: “¡no a la privatización…sí a la reforma energética!”.
Habrá que ver si la izquierda dividida entre el PRD del Pacto por México y el radicalismo de Morena aliado con el PT, son capaces de producir en el cortísimo plazo una campaña que contrarreste el tricolor alud gubernamental. Porque de la otra oposición, representada por el PAN, no cabe esperar un antagonismo en serio, cuando sus voceros han dicho que, por el contrario, el presidente y su partido se han quedado cortos y que debieron privatizar, de a de veras, con una reforma que diera concesiones amplias a cualquier compañía privada nacional o extranjera a cambio de una renta y dejarse de ambigüedades.
Por cierto, hay quienes recurren, ni siquiera a las matemáticas, sino a la más elemental aritmética para argumentar que toda esta guerra de medios y aun al interior del Congreso es absolutamente innecesaria. Que basta con sumar los votos del PRI y del PAN a cambio de la reforma electoral para sacar adelante la energética. Y ya está.
Pero tengo la impresión de que hay alguien que quiere no sólo vencer, sino convencer y fortalecerse. Por eso tiene un verdadero ejército de voceros que pelean centímetro a centímetro cada espacio mediático con sus opositores. Entre unos y otros, más de cien entrevistas en radio y televisión, tan sólo en las 36 horas recientes. Y las mil que faltan.
ddn_rocha @hotmail.com
Twitter: @RicardoRocha_MX
Periodista
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