LIBERTAD DE EXPRESIÓN
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Lucía Lagunes Huerta*
Cimacnoticias | México, DF.- Ya lo han dicho una y otra vez las relatorías de libertad de expresión. La impunidad es la puerta abierta a la repetición. La falta de castigo a quien atenta contra periodistas o medios de comunicación alienta que se vuelta a intimidar, agredir, violentar o asesinar a otra persona que ejerce el periodismo.
Sin duda la noticia dada a conocer la semana pasada, la liberación del supuesto asesino de la periodista Regina Martínez López, nuevamente dio sentido a esta afirmación de las relatorías.
Por desgracia la liberación del narcotraficante Caro Quintero, tras 28 años de cárcel, opacó la dimensión de lo que significa la revocación de la sentencia del presunto asesino de Regina no sólo en Veracruz –donde por lo menos nueve personas periodistas han sido asesinadas y otras tantas han huido ante las amenazas–, sino para el país y el gremio, cuando prácticamente todo los delitos contra periodistas y medios de comunicación están impunes.
Las dudas sobre la investigación del crimen contra la periodista se confirman, pues el supuesto asesino aseguró haber sido torturado para confesar la autoría del delito, prácticamente única prueba con la cual se condenó a Jorge Antonio Hernández Silva.
Pero la historia no termina ahí, el propio Jorge Antonio no quería salir del penal donde se encontraba recluido por miedo.
Aun así salió y según el testimonio del director del penal de Rancho Viejo, al presunto homicida de Regina se lo llevaron “varios sujetos” en dos camionetas Suburban, así lo denunció la abogada coadyuvante del caso, Diana Coq Toscanini, según reportan medios de comunicación.
Dónde estaban las comisiones de Derechos Humanos durante la liberación de Silva, quien ya había manifestado temor por su vida, para garantizar su integridad.
La revocación de sentencia por parte del Tribunal veracruzano deja nuevamente abierto el caso sobre el crimen contra Regina Martínez, así como la posibilidad de hacer una investigación real cuya línea de investigación se base en el trabajo periodístico de la reportera.
Hasta ahora el marcador va contra la democracia, pues con cada atentado contra periodistas se pierden voces valiosas que informaban a la sociedad. Personas que se rebelaron contra los poderes y privilegiaron su compromiso con la libertad y el derecho a la información.
Desde 2002 y hasta 2011 la violencia contra mujeres periodistas se incrementó en 300 por ciento. Todas las agresiones contra mujeres periodistas que han sido denunciadas tienen como común denominador la negación de la autoridad de seguir la línea de investigación sobre el ejercicio de su profesión.
En todos los casos la discrecionalidad de la autoridad para dar a conocer el razonamiento para desechar la violencia contra periodistas por libertad de expresión, deja una y otra vez no sólo la sospecha sobre la falta de voluntad para hacer justicia, sino la puerta abierta para la impunidad.
Twitter: @lagunes28
*Directora general de CIMAC.
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