En el siguiente texto, Eliezer Zamora Pérez, del Taller de radio Amilcingo, relata la forma en que llegó la construcción de un gasoducto a su comunidad, los engaños, la falta de respuestas, los intentos de dividirlos y la criminalización contra los que resisten.
Testimonio recogido en Amilcingo, Morelos, por Jaime Quintana
La comunidad de Amilcingo es uno de
los pueblos del volcán Popocatépetl que resisten a la imposición del
Proyecto Integral Morelos (PIM), de carácter energético, que involucra
a los estados de Morelos, Puebla y Tlaxcala; es la punta del iceberg
del proceso de industrialización y minero en la zona oriente del estado
de Morelos. La Comisión Federal de Electricidad (CFE) es la responsable
del proyecto, en el que se invertirán mil 600 millones de dólares que
se concesionó a las empresas Elecnor, Enagas y Abengoa.
En
el diseño del PIM se involucra a 80 pueblos de Morelos, Puebla y
Tlaxcala; consiste en la construcción de dos centrales termoeléctricas
de ciclo combinado de 620 megavatios (MW) cada una, ubicadas en la
comunidad de Huexca, Morelos; un gasoducto de 160 kilómetros que
transportará 9 mil 61 millones de litros de gas al día y cuyo trazo
atraviesa a 60 pueblos de estos estados; y un acueducto que
transportará 50 millones de litros de agua al día a través de 19
pueblos del municipio de Ayala, Morelos.
En
el siguiente texto, Eliezer Zamora Pérez, del Taller de radio
Amilcingo, relata la forma en que llegó este proyecto a su comunidad,
los engaños, la falta de respuestas, los intentos de dividir a la
comunidad y la criminalización a los que resisten.
Nosotros
nos encontramos en resistencia en contra de la imposición del Proyecto
Integral Morelos, que son dos centrales termoeléctricas, un acueducto,
torres de tensión y un gasoducto que lo están imponiendo últimamente en
nuestro pueblo. Yo soy de la Comunidad de Amilcingo de Temoac y me
llamo Eliezer Zamora Pérez. Soy de taller de radio de mi comunidad.
Todo
empezó como un rumor en la comunidad de Amilcingo, se decía de un
gasoducto que pasaría por nuestras tierras ejidales, no sabíamos de
dónde venía, cuál sería el trazo, cómo nos afectaría y mucho menos
hacia dónde se dirigiría o cuál era su fin. Sólo sabíamos de un
gasoducto que se pretendía pasar.
Ante
este rumor empezamos a compartir con otras personas nuestra
preocupación, tratando de saber qué personas sabían más o si tenían
alguna información que ayudara a esclarecer nuestras dudas y
preocupaciones. Recurrimos al comisariado ejidal y al ayudante
municipal y dijeron que no sabían nada.
Pasaba
el tiempo y seguíamos preguntando y difundiendo. Realizamos un volante
que con la poca información y empezamos alertar a la población. Nuestro
sentido común nos decía que algo estaba pasando, y que esto
representaba un peligro para la comunidad. Ya sabíamos lo que había
pasado en San Martin Texmelucan, Puebla, que explotó y cobró víctimas
humanas.
Pueblos como Jaltetelco y
Huazulco nos empezamos a informar y a preguntar a la gente si sabía del
megaproyecto. Pasaron algunos meses y en la comunidad de Amilcingo se
empezaron a ver vehículos extraños, desconocidos, sin razón social, con
personas que llevaban folders y visitaban sólo a algunas personas en
sus domicilios. Después nos dimos cuenta que eran de la Comisión
Federal de Electricidad.
Visitaban a
los ejidatarios uno por uno, con el discurso de que se estaba
preparando un proyecto que se llamaba gasoducto y que pasaría por las
tierras. Decían que de acuerdo con un evalúo les correspondería cierta
cantidad de dinero y que para formalizar tendrían que firmar ante
notario público contratos de renta por 30 años. Ante esta explicación
austera algunos ejidatarios cuestionaban ¿Qué tan peligroso es, y a
cuántos metros estará enterrado el tubo? ¿Ya estaba informado el
comisariado ejidal?, eran las preguntas.
Las
respuestas fueron: “no es peligroso porque se va a tratar de gas
natural y por ser natural es amigable con el ambiente. Es gas que no
explota y si surgieran algunas fugas no hay de qué preocuparse, porque
contamos con la tecnología que tiene un sistema que rastrea las fugas o
fallas técnicas por medio de satélites, y esto nos permite cerrar
válvulas para evitar explosiones. En caso de alguna explosión será
mínima”…y así, todas sus respuestas de este tipo.
Sobre
la profundidad de la tubería del gasoducto dijeron que no nos
preocupáramos, que estaría a dos metros de profundidad, suficiente para
evitar cualquier accidente. Además nos decía: “ustedes seguirán siendo
dueños de la tierra y podrán seguir sembrando sobre el gasoducto sin
ningún problema. Solamente permítanos el paso”.
La
respuesta a la pregunta de si ya sabían nuestras autoridades ejidales
sobre el proyecto fue que era un asunto de propietarios de las
parcelas, y que esto nada tenía que ver con las autoridades y mucho
menos con las asambleas. Nos decían “si usted es el propietario y si
así lo dicen sus certificados parcelarios, usted puede hasta vender; y
si no lo tiene, nosotros se lo arreglamos en 15 días”.
Estas
fueron las preguntas y respuestas. Hubo quien no estuvo de acuerdo y
entonces vino la amenaza. Nos dijeron: “Miren, este es un proyecto
federal y va a pasar porque va a pasar, si tú no das consentimiento,
entonces te vamos a expropiar y el dinero que te estamos ofreciendo no
te lo vamos a dar ya. Es más, los vecinos con los que colindan tus
tierras están de acuerdo, ya nos dieron su consentimiento no tienes
otra opción. Así es como a algunos ejidatarios les fueron arrancados
sus papeles”.
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