El futuro a corto y
mediano plazos, según el profeta hacendario Videgaray, será
absolutamente negro. Las variables económicas locales y externas se
combinan para que México viva un estancamiento que iría más allá de la
estancia del peñismo en el poder, pues según el secretario VidHIGAray
habrá recortes presupuestales durante
varios años. No se trata de
una situación transitoria, sino algo de características permanentesque lleva al gobierno federal a
reaccionar con responsabilidad, como debe hacerse
ante un choque permanente de ingresos: reduciendo los gastos.
Las oscuras advertencias del titular de Hacienda y Crédito Público
fortalecen las versiones de que la economía mexicana está prendida de
alfileres, en espera de que pasen las elecciones de junio próximo para
mostrar sin cosméticos su perfil desastroso. Aun así, a sabiendas de
que adelantar los rasgos de esa crisis resulta dañino para la
administración federal a la que pertenece y al partido de tres colores
en sus pretensiones de ganar el voto
popular, el funcionario no se contuvo declarativamente al inaugurar The Real State Show 2015 (una convención de desarrolladores inmobiliarios realizada en el Distrito Federal) y ahí habló en términos trágicos de la caída del precio internacional del petróleo, de la inminente depreciación del peso frente al dólar (es decir, su devaluación) a causa del venidero aumento a las tasas de interés bancario en Estados Unidos y el bajo crecimiento económico global.
Según Luis Videgaray Caso, tales circunstancias llevarán a un doble
ajuste de cinturones. Uno corresponderá al propio gobierno federal, que
gastará menos, y otro a los mexicanos en general. Vistas que han sido
con amplitud las verdaderas políticas económicas de la actual
administración pública, es de suponerse que las verdaderas
restricciones corresponderán a las grandes mayorías nacionales, a las
que se privará a partir del año venidero de subsidios y apoyos a
actividades que la
responsabilidadpeñista no desea más. Por ejemplo, en el rubro de las políticas sociales se reducirán al máximo los egresos destinados a paliar la pobreza y la desigualdad social que durante décadas se han mantenido aunque sea con una practicidad ínfima, efímera y controladora.
Los integrantes de la próxima legislatura federal revisarán el ejercicio presupuestal a partir de una
base cero, es decir, sin respetar parámetros y criterios históricos, todo sujeto a la nueva ley de la selva que será observada y manejada desde lo alto por las élites que, por su parte, seguirán disfrutando de exenciones fiscales descomunales, incentivos para la inversión, devolución de pagos de impuestos, manga ancha para la explotación laboral y otros privilegios compartidos con la clase política a partir de contratos, concesiones, porcentajes, comisiones e incluso regalos inmobiliarios directos.
Un ejemplo de ese rigor ya está presente en la Escuela Normal Rural
Carmen Serdán para mujeres, establecida en Teteles, Puebla. A pesar de
los anuncios de oportunidad que en su momento hizo el gobierno peñista
respecto de dar
apoyo totala esas normales, en el contexto de lo sucedido a los jóvenes de Ayotzinapa, ahora se ha notificado a ese plantel que se planea un recorte general de 40 por ciento en su presupuesto. Tampoco le ha llegado el recurso extraordinario de 10 millones de pesos a cada una de esas normales, conforme se había pregonado.
Maestros
y alumnas de esa normal rural poblana aseguran que se están poniendo
múltiples trabas en materia de acreditación de avances académicos y en
los procesos de admisión de nuevos estudiantes “con un presupuesto de
cero pesos a la investigación, cero pesos a la profesionalización
docente y cero pesos a actividades de fortalecimiento académico (…) y,
contrario al discurso oficial, se está orquestando toda una campaña de
aniquilación contra esas normales”. Y con exámenes para nuevo ingreso
que parecieran elaborados para desalentar a las aspirantes y constreñir
la matrícula. Además de la opacidad y manipulación de resultados que
son usuales en este tipo de concursos públicos (en Tuxtla Gutiérrez,
ayer, hubo destrozos en las oficinas de la SEP justamente en rechazo a
esos concursos amañados y a otros puntos de la reforma administrativa
peñista en educación).
En Mataulipas, la entidad de balaceras permanentes que desde la
clandestinidad hace como que gobierna Egidio Torre, aún no pasa el
estremecimiento que en su extremo norte aconteció a la hora de detener
al jefe de la plaza en Reynosa (José Tiburcio Hernández Fuentes, alias El Gafe,
a quien intentaron rescatar de las oficinas de la PGR en esa ciudad),
pero ya hubo otros enfrentamientos en la vía pública, incendio de
vehículos y más temor ciudadano a la hora en que fue aprehendido el
correspondiente gerente local del narcotráfico en Tampico y Altamira,
José Silvestre Haro, alias El Chive o el R-1.
El apresamiento de esos capos suele tener como primera consecuencia
(y a veces la única realmente trascendente) el inmediato remozamiento
de sus biografías, para dejarlos convertidos en peligrosos jefes
máximos y definitorios, operadores y cerebros cuya captura implicaría
notable disminución del negocio criminal, de ser ciertos los exaltados
relatos oficiales respecto de la significancia de los aprehendidos. Por
desgracia, el desfile judicial y mediático de nombres, apellidos y
alias no frena ni disminuye la actividad criminal, pues ésta forma
parte de un sistema en el que concurren fuertes intereses
gubernamentales, empresariales y de los bandos confesamente delictivos.
Y, mientras el lic. Peña celebra en declaraciones el
legislativamente recién aprobado sistema anticorrupción que comenzará a
funcionar contra políticos ladrones, transas y comisiones porcentuales,
cesión o financiamiento de casas, enriquecimientos ilícitos y otras
corruptelas clásicas, dentro de unos dos años y medio o tres, es decir,
ya en el sexenio próximo, al son de
hágase la honestidad en los bueyes de mi compadre sucesor, ¡hasta mañana!, Twitter: @julioastillero, Facebook: Julio Astillero, Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Más vale un mal arreglo que un buen pleito, dice la sabiduría popular. Con este argumento y el crédito que tal vez pudiera otorgarme haber pertenecido al equipo del programa durante casi seis años, hace unos días hice un llamado en esta página a Carmen Aristegui y Joaquín Vargas a buscar un arreglo por la vía extrajudicial, sin juzgados de por medio. Han tenido muy buenas épocas, han ganado mucho dinero juntos, ¿por qué no? No prosperó mi propuesta. Desafortunadamente esa relación –tensa muchas veces, como en el asunto de Felipe Calderón– vino a descarrilar a las puertas de la Casa Blanca presidencial. Tocó Carmen lo que ahora sabemos es un tabú sexenal: la esposa del Presidente. Joaquín es un hombre de negocios, no le conviene, así de simple. El problema siguió su curso en tribunales y el juez octavo de distrito en materia administrativa, Fernando Silva García, concedió la suspensión provisional en el juicio de amparo que promovió el abogado Javier Quijano, representante de Carmen –también lo fue de Andrés Manuel López Obrador en el caso del desafuero. Citó el juez a Carmen y a Joaquín a una reunión conciliatoria, también al árbitro, José Woldenberg, y tendría lugar mañana a las 12 horas en las instalaciones de MVS en Mariano Escobedo. ¿Qué los amparos no son una garantía que tenemos los ciudadanos contra el abuso de las autoridades? ¿MVS es autoridad? Sucede que en este caso el juez consideró que MVS tiene carácter de autoridad, a la luz de las nuevas reformas a la Ley de Amparo. (Esto amerita una larga explicación jurídica que dejaré para otra ocasión con la finalidad de no perder de vista el tema central). Entonces, ¿hay reunión conciliatoria mañana? MVS consideró que el juez se extralimitó en sus facultades y presentó un recurso de queja ante el octavo tribunal colegiado en materia administrativa del Distrito Federal. Por otro lado, MVS ha lanzado otro golpe más duro: recusó al juez: quiere que se nombre a otro. ¿Por qué? Considera que es demasiado cercano del abogado Javier Quijano, el defensor de Carmen. Y ya procedió el primer recurso, el de queja.
Revés
En horas de la tarde de ayer trascendió que el octavo
tribunal colegiado en materia administrativa revocó la suspensión
dictada por el juez Silva García –hijo, por cierto, del ex presidente
de la Suprema Corte Juan Silva Meza. Esta revocación tiene efectos
negativos sobre la causa de Carmen. Cancela la negociación que iba a
tener lugar mañana viernes. El caso se tendrá que seguir dirimiendo
como un tema meramente contractual.
Por unanimidad de votos, los tres
magistrados del octavo tribunal resolvieron que en el amparo solicitado
por Carmen no se da el extremo para la apariencia del buen derecho,
como planteó el juez Silva García. La magistrada ponente, María
Guadalupe Saucedo, sostuvo que el planteamiento vertido por el juez, en
el sentido de asumir criterios de dos casos resueltos por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, es improcedente.
No son vinculantes
para el Estado mexicano, en principio porque no fue parte de los mismos
y además en éstos no se maneja la misma hipótesis que el caso
MVS-Carmen Aristegui.
Escenarios
¿Hasta aquí llegó el caso Aristegui vs MVS?
Nop. Hice una consulta a Christa Mueller, Luis Manuel Rodríguez Rocha y
Rocío González Alcántara, abogados litigantes en materia civil,
mercantil, administrativa y medios alternativos de solución de
controversias. Esta es su opinión:
La demanda de amparo de Carmen sigue, simplemente se revocó la suspensión provisional, no se van a celebrar la reunión conciliatoria de mañana viernes ni la audiencia incidental programada para el lunes, en virtud de la recusación del juez. Si estiman fundada la recusación, se turnaría el expediente a otro juez de distrito. Éste tendría que pronunciarse sobre la suspensión definitiva. Tendrá que entrar al estudio del amparo y resolver sobre su procedencia.
Por enésima ocasión los mexicanos han sido enterados de que deberán
ajustarse a una nueva realidadeconómica y que, en consecuencia, el siempre eficaz gobierno de la República
se apretará el cinturón, con el fin de
ser capaz de hacer más con menos, aunque en los hechos sea exactamente al revés.
La mejor calculadora del mundo sería incapaz de sumar el número de
ocasiones en las que, cuando menos a lo largo de las últimas tres
décadas, el gobierno federal ha prometido
apretarse el cinturóny aplicar
una austeridad propia del régimen republicano. En cambio, resulta extremadamente sencillo obtener la respuesta sobre las veces en las que la presunta autoridad ha llevado su promesa a la práctica: nunca.
Desde la llegada de Miguel de la Madrid a Los Pinos, los mexicanos no han dejado de
ajustarse a una nueva realidadeconómica, en medio de abundantes discursos (ni en eso ha sido austero el gobierno federal) sobre la
urgenciade
apretarse el cinturón,
hacer más con menosy
ser más eficientespara así estimular el crecimiento y el desarrollo. Lo anterior, desde luego, aderezado con un sinnúmero de programas y decretos de
austeridadque nunca se llevan a la práctica, pero que siempre se anuncian en monárquicas presentaciones en vivo y a todo color. ¿Resultados?: ninguno.
Ahora sube a la palestra el famoso cuan resultón secretario de Hacienda, Luis Videgaray, para anunciar que
los recortes presupuestales para disminuir el gasto gubernamental serán por varios años, porque el futuro de la economía nacional e internacional es incierto, los precios del petróleo se mantendrán bajos y se observará alta volatilidad en el tipo de cambio. Por ello, dijo,
los mexicanos tenemos que ajustarnos ante una nueva realidad(¿venderá su casa en Malinalco?), porque
si de preservar la estabilidad de la economía se trata, tenemos que reaccionar ante este fenómeno y entender que no estamos enfrentando una situación transitoria sino algo de características permanentes, y por lo tanto reaccionar como se reacciona ante un choque permanente de ingresos: reduciendo los gastos. El recorte del gasto será permanente y el compromiso del gobierno federal es que año con año se reduzca más el déficit público, en particular el gasto corriente. Le toca al gobierno apretarse el cinturón(¡Olé!).
Así es: del
futuro promisoriopor él ofrecido en el arranque sexenal, dos años y medio después el
ministro del (d)añoa los mexicanos notifica que deben
ajustarse a una nueva realidadeconómica, enésimo apretón para ellos, porque aquello del
cinturóngubernamental es chiste, como siempre (para no ir más lejos, recuérdese la reciente gira por el Reino Unido, el avioncito que viene o los faraónicos actos que cotidianamente encabeza Enrique Peña Nieto y amigos que lo acompañan).
Lo mejor está por venir, repitió Videgaray hasta el cansancio, y vino.
Seis inquilinos de Los Pinos al hilo (bueno, cinco, porque Carlos
Salinas de Gortari no mencionó la sagrada palabra, al más puro estilo
del
último Presidente de la Revolución) firmaron o anunciaron sus respectivos decretos o programas de
austeridadpara alcanzar los fines descritos y siempre con el mensaje de que el gobierno se comprometía a
hacer más con menos. Los resultados están a la vista.
En el recuento, Miguel de la Madrid prometió
volver a la sobriedad y austeridadpropias del régimen republicano, porque en ese sentido
el esfuerzo es permanente; Ernesto Zedillo ofreció
congruencia con la marcada austeridad; Vicente Fox reafirmó, según dijo,
el compromiso de continuar con el plan de austeridad del gobierno; Felipe Calderón aseguró que combatiría
prácticas abusivas, promovería
la transparencia y rendición de cuentasy ajustaría
el cinturóndel gobierno, y Peña Nieto
rendición puntual de cuentasy
austeridad.
A mediados de 2014 la OCDE documentó uno de los resultados concretos de tanta austeridad republicana:
la alta burocracia mexicana se convirtió en una de las mejor pagadas de América Latina, con un salario que supera 13 veces el ingreso por habitante y 25 veces la remuneración promedio de los trabajadores del sector formal, en un país donde la mitad de la población vive en pobreza(La Jornada, Roberto González Amador).
Dichos sueldos, detalló la citada organización, superan por más de
dos veces el promedio de todos los países pertenecientes a esa
organización, y
el sueldo de los altos funcionarios mexicanos, aquellos que en la jerarquía burocrática están debajo de los secretarios de Estado, ronda los 210 mil dólares anuales; los principales funcionarios reciben un pago muy superior al promedioregistrado en las naciones que integran la OCDE.
Pero tanta
austeridadha tenido otro elevado costo: los nulos resultados en materia política, económica y social del sempiternamente
apretadogobierno federal, cuyos costos son manifiestos, entre otras cosas, con una tasa promedio anual de
crecimientoeconómico que a duras penas ronda el 2 por ciento, 63 millones de pobres, desplome del poder adquisitivo de la población, inseguridad, corrupción e impunidad.
Sirva lo siguiente para el análisis sobre el costo –sólo monetario– de la
austeridad republicana: cuando concluyó el zedillato la nómina burocrática (honorarios y conexos aparte) sumó 392 mil millones de pesos; al terminar el sexenio foxista se incrementó a 611 mil millones; al finalizar el calderonista se elevó a 926 mil millones, y con Enrique Peña Nieto ya rebasa el billón de pesos. Ello, desde luego, con tres decretos vigentes de
austeridad.
Dice
la mitología que a Menelao la mujer se le fugó con un chavito
metrosexual y que ello derivó en una guerra sangrienta y prolongada en
la que sucumbió la ciudad de Troya junto con miles de sus defensores y
otros miles de sus atacantes: el rey de Esparta, furioso por la pérdida
de la cónyuge, convocó al resto de los soberanos aqueos, quienes
formaron una poderosa coalición que le puso sitio a Ilión durante una
década. Hoy ya no nos chupamos el dedo y podemos estar razonablemente
seguros de que el motivo no fue la tal Helena y que probablemente en
Troya había petróleo, o algo así. También diríamos que a qué viene toda
esa insensatez si a fin de cuentas la mujer, hermosa entre las
hermosas, a decir de la leyenda, estaba haciendo su real gana, y la
infidelidad o el abandono eran un asunto estrictamente personal entre
ella y su marido, y no un casus belli entre dos pueblos. Sea.
Pero si el mancornador hubiese sido Menelao es poco verosímil que
Helena hubiera podido juntar un ejército para cruzar el mar e ir a una
ciudad remota a arrancarlo de brazos de la desgraciada, la cual, por
cierto, habría sido objeto de un juicio social muchísimo más severo que
Paris, quien es visto, en el peor de los casos, como un nini travieso.
Así han sido de injustas hacia las mujeres, por desgracia, la
historia y la mitología. También la religión, desde luego. Puede leerse
en Éxodo 20:1-17:
No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo, lo que significa, para todo buen entendedor o entendedora, que casa, mujer, siervo, criada, buey y asno son monedas de libre convertibilidad en el mercado de las posesiones materiales de los hombres. Y no digan que uno inventa cosas, porque esas palabras se las dictó el mero Jehová-Dios a Moisés cuando éste acudió a hacer alpinismo sacro al Monte Sinaí. Para que no quede duda de la autoría del precepto, éste se repite en Deuteronomio 5:6-21 y luego los cristianos lo hacen suyo (Mateo 22:37-40) hasta llegar a nuestros días en la forma del séptimo mandamiento:
no robarás. En una larga parrafada consagrada a explicar esta regla, el catecismo de la Iglesia católica se dedica a fundamentar la legitimidad de la propiedad privada sin hacer mención explícita de las mujeres, por lo que uno puede inferir sin mala fe que para el Vaticano las mujeres son objetos de propiedad (http://is.gd/ls02r9).
Un
día después de que la Cámara de Senadores aprobó el dictamen por el que
se crea el Sistema Nacional Anticorrupción, el titular de la Auditoría
Superior de la Federación (ASF), Juan Manuel Portal, consideró que
dicho andamiaje institucional tardará de dos a tres años para comenzar
a funcionar y dar resultados, y recordó que para su implementación aún
es necesario contar con el aval de la mayoría de las legislaturas
estatales y la promulgación de leyes secundarias.
El Ifai,
caja negra
Para evitar cualquier mala
interpretación a la recientemente aprobada Ley de Transparencia y
Acceso a la Información Pública, los legisladores precisaron los
principios que deben ser aplicados: máxima publicidad de todo acto de
autoridad y la obligación de documentar todo acto que se derive de sus
funciones. Pero, ¿qué ha sucedido en la práctica con el Instituto de
Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales
(Ifai)? Los siete comisionados desmantelaron al instituto, despidiendo
a más de 150 funcionarios. Ante la denuncia de que no se habían
transparentado los procedimientos del despido masivo ni se habían
rendido cuentas de las liquidaciones oprobiosas, y la solicitud de
información sobre el dicho de la comisionada presidenta Ximena Puente,
de que se había hecho una valoración de los despedidos, el Ifai
respondió (respuesta con folio 0673800025415): que no se había
publicitado nada en particular; que no existía ninguna documentación de
todos esos actos de autoridad y que,
en sentido práctico, cada superior había hecho la evaluación.
Los
resultados de las elecciones presidenciales de julio de 1994 fueron una
gran decepción para muchos que creyeron que en los seis años anteriores
las oposiciones se habían ganado un espacio en el sistema político, lo
cual era un buen augurio para quienes esperaban la derrota del PRI. La
maduración del PAN como oposición relevante y la fundación del PRD nos
hicieron creer que la alternancia estaba al alcance de la mano. Además,
la aparición del EZLN en enero de ese año y el asesinato del candidato
del PRI, Luis Donaldo Colosio, en marzo, se sumaban a las muchas
razones que sostenían la hipótesis de que el otrora partido hegemónico
iba de salida. Sin embargo, contra toda expectativa, el candidato
priísta, Ernesto Zedillo, ganó las elecciones con un porcentaje
superior a 48 por ciento. Una victoria que unos meses antes parecía
impensable. Entonces, muchos señalaron con el dedo a los votantes por
el PRI, los calificaron de ignorantes, tontos, traidores o miserables.
Un grupo de distinguidos intelectuales y periodistas se dijo
avergonzado de este voto.
Los
partidarios a ultranza del libre comercio, cuyo santo grial del momento
es la Asociación Transpacífica (ATP, o TPP, por Trans-Pacific
Partnership), echaron a volar las campanas con júbilo a mediados de
abril al darse a conocer un acuerdo en principio entre los líderes de
los comités de Finanzas del Senado y de Medios y Arbitrios de la Cámara
de Representantes. Se dijo que el acuerdo abría el camino para, por
fin, aprobar en el Congreso de Estados Unidos la solicitud de
autorización especial de negociación –universalmente conocida como fast track authority– presentada
por el presidente Obama en relación, entre otras cosas, con la
negociación –tan prolongada y tortuosa como reservada o confidencial en
sus detalles– de dicha asociación con otros 11 países de la cuenca del
Pacífico (Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México,
Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam). Como se sabe, la autorización
especial o fast track authority permite al Legislativo
definir los objetivos de la negociación comercial de que se trate, pero
lo restringe a rechazar o aprobar in toto el resultado de las
negociaciones, sin poder enmendar ninguno de sus extremos. Desde los
tiempos –que ahora se antojan pertenecientes a la prehistoria– de la
negociación del TLCAN, los socios comerciales de Estados Unidos saben
muy bien que negociar fuera de la fast track authority es, en el mejor de los casos, un ejercicio fútil.
En El País del
16 de abril se presentó una lista de las mayores economías del mundo
calculada con la previsión del producto interno bruto en 2015 y en
millones de dólares. México ocupa el lugar 13, por encima de España,
Rusia, Holanda, Suiza y otros países. Así visto, deberíamos estar
orgullosos de nuestra situación económica. Pero, para variar, es un
enfoque tramposo. En tanto México tiene un PIB de 1.2 millones de
millones de dólares (billones), el de Suiza es de 668 mil millones,
algo así como la mitad que México. ¡Ajá!
Cuando
las especulaciones de los aguirristas (de Ángel Aguirre) subían de tono
para volver a las querencias del poder, salió al ruedo Carlos Navarrete
y dejó entrever que el gobernador con licencia, autor de una carta
hasta entonces desconocida, no volvería al cargo.
Ha parado con ello especulaciones, versiones y ha dado certidumbre a la ruta que el Congreso del estado tiene que seguir, declaró el presidente del PRD, convertido en vocero oficioso del ex gobernador Ángel Aguirre, a quien sólo faltó rendirle un homenaje por su moderación. ¿Eso es todo?
La
pregunta es pertinente porque recientemente el presidente Barack Obama,
dentro del proceso hacia el restablecimiento de relaciones diplomáticas
bilaterales, envió al Congreso la propuesta de suprimir a Cuba de la
lista de estados patrocinadores del terrorismo. El Legislativo tiene 45
días para dar respuesta y teóricamente puede rechazar la iniciativa
presidencial, pero ello requeriría una Resolución Conjunta con las tres
cuartas partes de los votos de sus miembros, lo que no ocurrirá. Aunque
la decisión de Obama confirma su voluntad política de ser consecuente
con el anuncio que hiciera a la vez que su homólogo Raúl Castro el 17
de diciembre, los pulpos mediáticos lo han informado como si Cuba
debiera postrarse ante el imperio por haberle perdonado quién sabe qué
terribles fechorías.
El
gobierno federal, a través del secretario de Hacienda, ha planteado que
los recortes presupuestales realizados en 2015 y los que se anunciaron
para 2016 seguirán durante varios años. La explicación es que las
perspectivas futuras se caracterizan por tres factores relevantes
negativos: la importante reducción de los precios del petróleo que se
mantendrá permanentemente; la inminente elevación de las tasas de
interés en Estados Unidos y la consecuente apreciación del dólar; un
bajo entorno de crecimiento en la economía global. Frente a este futuro
previsible el gobierno plantea que lo central es preservar la
estabilidad de la economía. Por ello su respuesta de política es
reducir el gasto.
Admiro
los dibujos de Brian Nissen reunidos en un volumen publicado por
Conaculta y RN editores con el sugerente y adecuado nombre de Farándula.
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