Los Lineamientos recién publicados son asimétricos ya que imponen medidas severas, restrictivas y sin derechos para los docentes.
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El
pasado 7 de abril apareció una pila de cinco lineamientos de evaluación
para el magisterio, como si fueran bandos de guerra contra los y las
maestras. No pretenden preparar, mejorar y evaluar a los docentes sino
destruir la estructura magisterial para fortalecer un proyecto
privatizador, como alternativa ideal de educación en consonancia a las
reformas estructurales impuestas por este régimen.
Tres de los citados Lineamientos de Evaluación están dirigidos a los
docentes 1) de nuevo ingreso, 2) a los que tienen un año de labor y 3)
a los de servicioactivo. Los otros dos están dirigidos a los candidatos
a 4) prestar asesoría técnica pedagógica de manera temporal y 5) para
quienes con funciones de dirección, aspiren a desempeñar tareas de
asesoría técnica.
Los Lineamientos de Evaluación tienen como antecedentes las reformas
constitucionales a los artículos 3º y 73 de la Constitución, la ley
General del Servicio Profesional Docente, delInstituto de Evaluación
Educativa ylas reformas a la ley General de Educación y las reformas a
la leyes de educación en todos los estados del país.
Los Lineamientos recién publicados son asimétricos ya que imponen
medidas severas, restrictivas y sin derechos para los docentes,
mientras que las obligaciones del Estado son laxas, generales y sin
sanción alguna.
Les advierten sin considerar sus estudios o logros en su carrera,
que de obtener “resultados insuficientes en su primera, segunda o
tercera oportunidad, la autoridad educativa u organismo descentralizado
actuará conforme a lo establecido en el artículo 53 de la Ley General
del Servicio Profesional Docente”.
En otras palabras, los docentes se incorporarán (sin contar con su
opinión) a “programas de regularización”, después en un plazo de 12
meses tendrán una “segunda oportunidad” (como un favor). De resultar
insuficientes de nueva cuenta, en otros doce meses tendrán la tercera y
última oportunidad se les aplicará otra evaluación (cómo otro favor) y
de continuar con resultados “insuficientes” se le dará por terminado su
contrato sin responsabilidad para la autoridad.
Las autoridades de los estados de la República serán las encargadas
de seleccionar a los aplicadores y evaluadores que serán certificados
por el INEE. La pregunta es ¿de dónde sacarán este numeroso personal al
vapor? ¿Quién los capacitará? ¿Los mismos burócratas del INEE? (¡ja!)
¿A estos burócratas calificadores quién los certificó para calificar a
los docentes con tantos años de enseñanza? ¿Quién los capacitó para tan
tremenda tarea?
Dicen los Lineamientos que será la Secretaría de Educación Pública
(la de Chuayffet) la que deberá de informar de las guías de estudio y
bibliografía de apoyo. Algunas de las guías que circulan son muy
generales y superficiales. Los docentes nunca conocen la temática ni
los estándares de calificación del examen; se preparan dónde y cómo
pueden. Alguna de la bibliografía sólo se indica sin que se entreguen
materiales de estudio. Dejan al profesor a su suerte. Los
orientadores, a nombre del gobierno, que se presentan sólo llegan a
amenazar, y no a aportar elementos para el estudio y contenido de los
exámenes.
No existe en los Lineamientos un plazo mínimo para la entrega por
parte del gobierno de los materiales de estudio (que no se dan) ni la
obligación de que los contenidos correspondan a las preguntas de los
exámenes. No existe derecho a la revisión de la evaluación, ni se
establecen supuestos en los que el docente no pierda derechos al no
presentarse por causas de fuerza mayor o caso fortuito.
Las preguntas que se formulan están ideadas por personas ajenas al
quehacer cotidiano educativo en los que no se considera la edad de los
alumnos a los que se va a prestar la enseñanza. No se establecen las
prioridades en los que se deberá enfocar el estudio de los programas.
No hay una comisión revisora independiente en los que pueda participar
la representación legal o gremial de los maestros en la confección de
las evaluaciones para el fortalecimiento educativo.
En los Lineamientos de Evaluación la única palabra que vale es la de
la autoridad. Los funcionarios no pueden ser cuestionados sólo porque
son autoridades. Los docentes en los Lineamientos no existen como
personas con derechos. Ni siquiera son considerados como personas para
al menos sugerir mejoras en el sistema educativo. ¿Derechos humanos?
¡Ni los merecen! Según la autoridad.
Los Lineamientos establecen sanciones para los docentes pero no para
las autoridades que omitan sus obligaciones. Es un documento
inequitativo, autoritario y parcial que deja en estado de indefensión
al magisterio. Parece que el objetivo es deshacerse de miles de
maestros con despidos arbitrarios, promover las jubilaciones de los
maestros, para que se vayan, para que se acabe la escuela pública, para
luego justificar la escuela privada como la panacea de la salvación
nacional.
La política absurda de este gobierno para mejorar la educación,
según ellos, fue hacer a un lado al magisterio en su proyecto. No se
les consultó nunca para perfeccionar métodos de enseñanza, pero tampoco
se les garantizaron sus derechos para estar debidamente informados del
contenido de las evaluaciones, ni asegurar la entrega de materiales
adecuados de estudio. Lineamientos diseñados para reprobar a los
maestros y decir que son ellos los culpables de la deficiente educación.
Los Lineamientos no toman en cuenta las pésimas condiciones
materiales en que laboran los docentes ni el hacinamiento en que se
imparten los cursos. Ni la antigüedad, ni sus derechos laborales, ni
los resultados que tienen con los menores. A los burócratas del INEE
les urge terminar sus manuales teóricos, de cómo mejorar la educación
(en el papel), justificando en los hechos el abandono del Estado en la
educación pública y el autoritarismo contra el magisterio.
Los gobiernos de los Estados tienen que instrumentar en menos de
cuatro meses toda la operación. Lo importante para ellos es salir en la
foto, que los gobernadores no queden mal. Contratarán aplicadores de
exámenes y evaluadores de manera temporal, para luego echarlos a la
calle. Algo así como “úsese y tírese”, lo importante es lucirse.
Los burócratas del Instituto Nacional para la Evaluación de la
Educación (INEE) a marchas forzadas sacaron una serie de reglas para
mejorar la educación (eso dicen) a través de las evaluaciones forzosas
(y unilaterales) a todo el magisterio. Su objetivo dicen, es “medir la
calidad y resultados de la función docente”, como si fueran productos
enlatados en centros comerciales.
Le urge al secretario Chuayffet, salir a decir que la reforma
educativa es todo un éxito y al mismo tiempo seguir denostando a los
maestros en activo. A ese secretario y a su clan que lo protege, no le
importan los resultados docentes, lo que busca es seguir desmantelando
la educación pública, con una visión nacionalista, gratuita y laica.
Buscan esos burócratas escuelas que se amolden a las necesidades de las
empresas extranjeras y no a los de la Nación.
Los docentes en todo el país se están movilizando, denunciando
escuela por escuela lo que está ocurriendo y preparando amparos y
preparando acciones de resistencia pacífica para exigir sean respetados
sus derechos ante una evaluación al vapor y autoritaria que tiene como
propósito fundamental denostarlos y separarlos arbitrariamente de su
cargo. No se busca una capacitación para la superación educativa sino
acciones propagandistas del gobierno sin resolver el problema de fondo
de la educación.
Pero los y las maestras de todo el país se siguen organizando y
resistiendo para impedir que este régimen siga destruyendo el sistema
educativo.
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